miércoles, 29 de abril de 2009

ELLAS DAN EL GOLPE





MARCO A. RODRÍGUEZ| BADAJOZ Hoy.es

Son las diez y media de la noche de un martes cualquiera en la Escuela de Boxeo Record, en Badajoz. En plena clase pugilística, fotógrafo y redactor asaltan a profesores y alumnos en busca de una foto de grupo todos sobre el cuadrilátero. Subido en una banqueta, el reportero gráfico aguarda el mejor instante para el clic, con todos a la espera. De repente, una voz rompe el silencio: «¡Venga, poned cara de 'sonaos'!», dice uno de los pupilos de Borja Pina, entrenador nacional y un referente en la región en este deporte. Y es que romper barreras siempre cuesta. El boxeo, pese a ser considerado un deporte olímpico, no escapa a unos prejuicios históricos que, aunque cada vez menos, le acompañarán hasta la eternidad. Pero en los últimos años esta práctica deportiva ha evolucionado. Se sorprenderían al comprobar que en la escuela hay ingenieros, economistas o abogados. Hasta tal punto llega la transformación que ha dejado de ser coto exclusivo de los hombres, como demuestran cada noche Emilia Blesa y Beatriz Olivera.
A sus 23 años, Emilia suma ya siete en la escuela. Con un aspecto que parece lejos de este mundillo (otro prejuicio), combina sus clases con las de quinto de Medicina. Casi nada. Emilia tuvo que medio engañar a su familia ante el miedo de que no vieran con buenos ojos que aprendía boxeo. Después la verdad salió a la luz y todo se normalizó cuando sus padres fueron a la escuela y comprobaron lo que hacía su hija.
También Beatriz Olivera, una administrativa de 25 años enganchada al pugilismo vía familiar. En su familia el boxeo es como una religión. Su hermano Fernando ayuda a Borja como profesor y se presenta a campeonatos nacionales. Y no sólo él. Su padre fue boxeador. La madre es la que no lo tiene claro. «Fenomenal. Somos sus niñas y nos tienen mucho respeto y nos tratan con cariño. Entienden que queremos estar a su altura pese a ser más indefensas en teoría», narra Beatriz respecto a la convivencia entre tanto hombre. Que sea aprendiz de boxeo no implica pérdida de femineidad, como demuestra que hay que convencerla para la foto porque no lleva maquillaje.
Beatriz vive en un mundo de hombres. En su empresa, con muchos técnicos en climatización y aire acondicionado, todos son hombres. Sale de allí y en clase de boxeo también está 'rodeada'. Su caso esconde un gran mérito, pues con pocos meses de vida tuvo que ser intervenida del corazón. Sigue un estricto control médico por el que le está permitido boxear y asistir a la escuela con regularidad.
Guantes en mano, ellas son más exigentes que ellos. Más aplicadas y verdaderas esponjas para asimilar conceptos y no regatear esfuerzos, según su maestro. Al haber muchas prácticas de uno contra uno, las colocan entre ellas o con chicos de pesos y medidas semejantes.
En la escuela también hay menores, siempre con el permiso paterno para participar en las clases y sobre todo para pelear. Cada vez los padres se animan más y aceptan que sus hijos aprendan.
Fuera estrés
Otro cambio es el 'carnet de socio', es decir, no todo el mundo entra en juego. El entrenador nacional más joven de España avisa de que él hace una criba porque no quiere «gente que aprenda a pegar», sino alumnos que deseen aprender a boxear. «Me considero muy amigo de todos ellos, pero también soy exigente, si tengo que mandarles muchas flexiones se las mando. Y cuidado, que se hacen muchas veces 300 con los puños en el entrenamiento físico».
Varios de sus estudiantes representan a la escuela y a Extremadura en diferentes competiciones, algo para lo que antes deben federarse, después pelear entre clubes sin salir de los gimnasios y posteriormente acceden a veladas regionales o nacionales con las que van ganando una serie de puntos que dan derecho a pugnar por el Campeonato de España, comenta Pinna, que también es presidente de la Federación Extremeña de Boxeo. Así, la próxima cita será en Guardamar del Segura, Alicante. Allí estarán Fernando Olivera, 64 kilos, y David Kim, 91.
Desde el año 2000
Otros aspecto que ha cambiado es la regulación, porque todo está sometido a un estricto control, tanto en competiciones como los propios profesores y sus acreditaciones para ejercer. Los alumnos van adquiriendo la condición de iniciado, avanzado -si pueden empezar a trabajar en parejas, subir de nivel e incluso alguna competición sin salir del gimnasio- y competición -para quienes pueden acudir a campeonatos de España y demás torneos-. Para cada clase se monta el ring y las colchonetas que rodean la habitación del gimnasio Record. Se cuelgan los sacos para los golpeos y se preparan otros complementos, como un reloj que avisa cada tres minutos. Pero el trabajo básico, además del aprendizaje y lo físico, es lograr que la gente piense de forma diferente cuando oyen la palabra 'boxeador'.

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