sábado, 12 de septiembre de 2015

MAYWEATHER, AMPLIO FAVORITO

BERNARDO PILATTI
ESPN.com

Mucho se ha escrito sobre la pelea de este sábado entre Floyd Mayweather y Andre Berto. De acuerdo con todos los que no dudan en predecir su resultado - analistas, periodistas o los fanáticos en redes sociales - el combate promete ser otro paseo triunfal para Floyd Mayweather. Si damos como acertados a todos esos pronósticos, esta vez nos encontramos frente a una curiosa antesala en una batalla de Mayweather: "se puede predecir su resultado, pero no se puede predecir qué ocurrirá el día después".
Y al final de la carrera de Floyd, lo que no le faltan son incógnitas y controversias. Es que la vida de Mayweather, que perfectamente pudo escribir una de las mayores páginas de gloria en la historia del boxeo, "parece" que termina bajo el karma de su sello inconfundible. Recurriendo por enésima vez a una fecha típicamente mexicana para garantizar el éxito de su evento, enfrentando a un rival a modo o demasiado a modo y bajo el estigma de un escándalo fuera del cuadrilátero como esa sospechosa inyección intravenosa que recibió antes de la pelea contra Pacquiao.
Pero si con eso no alcanza, a diferencia de otros combates, Mayweather llega a su última batalla con toda la afición de espaldas, aburrida de sus desaires y agotada su paciencia tras el fiasco de su pobre show contra Manny Pacquiao. Una última batalla donde, con total desparpajo, su equipo acepta que confían en que las peleas de respaldo entre mexicanos y boricuas salven el dinero de la recaudación.
La pelea de Floyd Mayweather con Andre Berto, en realidad, no tiene más valor que el estadístico y a juzgar por las diferencias astronómicas en las apuestas, solo la posibilidad de verlo ganar por KO es un tibio aliciente, hasta para el más fanático de sus adeptos. Y no es posible tampoco entusiasmarse con una posible victoria de Andre Berto, no parece ser un rival que sorprenda ni tampoco alguien con la capacidad suficiente como para romper todos los pronósticos y provocar una sorpresa monumental en la noche de Las Vegas. ¡Y vaya locura que se desataría si un dislate como ese viniera a acontecer!
Teniendo en cuenta esa posibilidad casi inexistente de estimar un "cómo y porqué" de una victoria de Berto, lo único que resta por evaluar es el día después de la anunciada como última pelea en la carrera de Mayweather.
¿Se retirara? ¿Le perdonará la historia tantas payasadas? ¿Resistirá su legado a las equivocaciones fuera del cuadrilátero? ¿Se ganará- una vez se retire - el cariño de la afición pese a tanta grosera ostentación económica? ¿Tendrá nuevos capítulos la historia de la USADA y la inyección intravenosa el día antes de su pelea contra Pacquiao? ¿Se conocerán algún día los verdaderos números de su contrato con Showtime y lo recaudado en éstas seis peleas? ¿Serán sinceros los aplausos y elogios que reciba el día que ingrese al Salón de la Fama? ¿En la suma de lo malo y de lo bueno, sus innegables condiciones boxísticas conseguirán sobresalir por encima de todo lo que pudo hacer y egoístamente no hizo? Como, por ejemplo, elegir rivales a modo y no enfrentar a los mejores para demostrar que realmente ha merecido alguna vez ser considerado el mejor pugilista de su generación.
El culebrón de Floyd Mayweather se apaga como vivió, acosado por las controversias, promoviendo peleas con rivales a modo, con problemas fuera del ring y abriendo la puerta a otro capítulo de su existencia del que poco se puede vaticinar. Es que su pasado lo condena. Floyd ya se fue y volvió del boxeo profesional. ¿Quién se anima a afirmar que no lo repita, si aparece una buena oferta para el nuevo regreso?
Floyd ha sido el rey de las recaudaciones televisivas, pero también nos mintió cuando admitió "a la Comisión Atlética de Nevada que el reality show "Acceso Total" de la cadena Showtime es fingido a manera de poder asegurar más compras en sus PPV". Mi columna del 23 de septiembre del 2014, retrató ese capítulo triste en su carrera.
Floyd se ha autoproclamado como una suerte de abanderado contra el uso de sustancias prohibidas en el boxeo. Felicitaciones por la iniciativa, pero 24 horas antes de su última pelea se supo que previo a su batalla contra Manny Pacquiao, el equipo médico de Mayweather le administró por vía intravenosa una mezcla destinada a rehidratarlo tras el pesaje. El hecho de que se la administraran por vía intravenosa no está permitido, como lo informó ESPN y hay que aceptar que huele muy feo.
¿Esto se convertirá en un nuevo capítulo de Floyd en los tribunales de Justicia? Hoy es imposible afirmarlo, pero también es imposible descartarlo tratándose de Mayweather. Desde el año 2002 él ha tenido serios problemas con la justicia en más de una oportunidad. ¿Por qué no reincidiría en sus conductas equivocadas en un tema tan delicado como el que, teóricamente, debió cuidar la USADA?
El día después de su última pelea, Floyd Mayweather iniciará otra pelea, donde no solo estará en juego su legado y el respeto de la historia a su carrera profesional. También estará en juego su conducta reciente y la posibilidad de que, al igual que otros célebres deportistas, el castigo sea tan severo que hasta podría desaparecer de la memoria boxística planetaria.
El día después de su última pelea, Floyd Mayweather habrá abandonado el boxeo, pero jamás se librará de sus consecuencias. Y una de esas consecuencias, es que seguirá recibiendo fuera del ring, los golpes que tan bien supo esquivar dentro de los cuadriláteros. ¡Vaya qué paradoja!