jueves, 17 de abril de 2008

José Legrá: “La Velada va a ser todo un éxito”


José Legrá:”Quien asista a la Velada no se arrepentirá”.
El bicampeón mundial, otra atracción para la Velada de mañana.
“Mini Cassius Clay”, “Puma de Baracoa”, estos dos apodos han hecho carrera en torno a la figura mítica de José Legrá, pero, tras conocerle en persona, yo le añadiría la de “Un Hombre intrínsecamente bueno”. Tal es la cordialidad, la generosidad y la simpatía que desprende por todos sus poros este español nacido en Cuba, hace ahora 65 años, edad que cumplirá precisamente mañana sábado, día 19, fecha de la Velada. ¡Felicidades, campeón!
Pepe, ¿por qué salen tan buenos boxeadores en Cuba?
Esta pregunta me la han realizado cientos de veces, y no sé qué responder, será por la pobreza, por la necesidad, es cierto que en Cuba siempre han salido buenos peloteros de béisbol y excelentes boxeadores.

¿Por qué te pusieron el apodo de Mini Cassius Clay?
Me imagino que será por mi estilo, por vociferar como él y decir que “soy el mejor”. Lo cierto es que tuve la suerte de conocerle, de correr con él, y es una persona aún mejor que como boxeador, que es el mejor de todos los tiempos.

¿Cómo fue tu llegada a España?
Como tantas cosas de la vida, fueron las circunstancias y, un poco, la casualidad. De La Habana, me fui a Estados Unidos, estuve por varias ciudades, y luego di el salto a Europa. Al llegar a España, encontré a una persona providencial: don Vicente Gil, médico personal de Franco, y presidente de la Federación Española, que me trató mejor que a un hijo. Imagínate que en aquella época, me daba 100 pesetas, que era dinero entonces. Fue un padre para mí.

¿Cuéntale a los lectores de “Diario de la Axarquía” cómo fue aquella anécdota con Franco?
Fue una semana antes de ir a pelear a Gran Bretaña, para luchar por la corona mundial contra Winstone, me dijeron que tenía ir a visitar al General. Llegué al Palacio del Pardo, me recibió muy cortésmente y me dijo, tocándome el hombro: “Tiene usted que traerse el título para España, que tenemos que levantarla entre todos”. Yo me quedé tan impresionado, que le contesté rápidamente:”No se preocupe, Excelencia, que el título viene a España”. Podría haber sido más cauto, pero fue lo que me salió en aquel momento. Cuando estaba en Londres, y me acordaba de la promesa, me echaba a sudar. Todavía sudo pensando qué hubiera pasado si pierdo.

A mi aún me dura el disgusto de su derrota ante Famechon, y sólo tenía 7 años…
Para mi fue un gran disgusto, porque lo tiré seis veces más otra más que la dieron como resbalón, siete caídas, y me dieron perdedor. Ten en cuenta que toda mi vida, he tenido que ir al extranjero para conseguir mis éxitos: Inglaterra, México, cuando gané a Clemente Sánchez, Brasil, cuando perdí contra Jofre, siempre fue así, nadie me regaló nada.

¿Qué te dice la figura de Pedro Carrasco?
Fue como un hermano para mi. Nos echamos novia los dos a la vez, fue un gran campeón y no lo digo porque ya no esté entre nosotros. Figuras como él, ya no hay.

¿Y Kid Tunero?
Se nota que conoces mi vida, porque él me lo dio todo, en el boxeo y fuera de él, lo quise muchísimo, y durante años hicimos una pareja perfecta entre preparador y boxeador.

¿Qué me dices de José María García?
¡Uf! José María, aparte ser el mejor periodista que ha habido en España, es la persona más generosa que he conocido en mi vida. Te voy a dar una primicia: llegó a darme en mano diez y hasta quince millones de pesetas, cuando pasé por una mala racha económica. Con eso está todo dicho.

¿Qué te parece Javier Castillejo?
Castillejo es un excelente campeón, lo ha sido todo, pero ya tiene 40 años, y después del nocaut del sábado, ya sólo puede ir hacia abajo, no hacia arriba. Hará lo que él quiera, pero creo, honestamente, que lo mejor sería que se retirara.

¿Por qué está tan bajo el boxeo en España?
Porque faltan figuras, como Carrasco, Velásquez, Manolo Calvo, Tony Ortiz…Ahora hay gente como Kiko Martínez, muy válida, pero les falta para llegar al nivel de aquellos.

¿Qué le dirías al público indeciso para que fuera mañana a la Velada en Vélez-Málaga?
Mirad, yo he sido dos veces campeón del mundo, y yo no vendría aquí si no estuviera absolutamente seguro que la Velada va a ser un éxito. Quien asista a la Velada, no se arrepentirá. Tenéis que ayudar a estos empresarios, para que no pasen otros 40 años sin boxeo en vuestra preciosa Ciudad.

Campeón del mundo de boxeo, y, sencillamente, un fenómeno y un hombre de bien. Un lujo para la Axarquía contar con su presencia. Gracias, maestro.

RELATO DE 24 HORAS EN NEUBRANDENBURG



Cuando pensé en escribir este artículo, en ningún momento era mi intención hacer un análisis del combate como tal. Eso ya lo ha hecho nuestro amigo José Manuel Moreno a la perfección. Dado que iba a asistir in situ, lo que quería era haceros llegar a todos la multitud de sensaciones y emociones que, a buen seguro, nos esperaban en aquella ciudad alemana. Desde luego, no me equivoqué; el nivel de emociones superó con creces al esperado. Pero, por desgracia, no en el sentido que todos deseábamos. Espero que el resultado os satisfaga y, de antemano, pido disculpas porque en una página de boxeo, de nuestro deporte es de lo que menos voy a escribir. Ánimo y paciencia. Confío que os guste.Neubrandenburg es una preciosa ciudad situada 150km. al norte de Berlín. En estos momentos están celebrando el 750 aniversario de su fundación. Su centro histórico lo circunda una muralla del siglo XIV, casi, en perfecto estado; ni los intensos bombardeos de la aviación aliada, que asolaron la ciudad a principios de 1945, pudieron con ella. Esta muralla constituye el orgullo de la ciudad de las cuatro puertas, como se la conoce.Llegamos a la estación de tren sobre las 11h30’ del sábado, con puntualidad teutona. Mientras mi chica y yo buscábamos la salida y la dirección hacia nuestro hotel, nos sorprendió escuchar justo detrás de nosotros, unas palabras pronunciadas en nuestro idioma…-¿Pa dónde tiro?¿P’acá o p’allá?- Y a mí qué me dices, yo sé lo mismo que tú
Una enorme sonrisa surcó nuestras caras; ¡nada más llegar ya encontramos españoles! Estas palabras las pronunciaron una pareja de hermanos, Paco y Juan Antonio, de los que tendremos oportunidad de hablar más adelante. Dos grandísimas personas. Dos auténticas enciclopedias andantes de boxeo y de experiencias vitales.
En una ciudad pequeña, como es ésta, no es difícil orientarse. Así pues, en poco más de 15 minutos estábamos ya en el Hotel Am-Ring, donde llegó la primera sorpresa. Mientras nos asignaban la habitación, pudimos entrever en la sala de reuniones situada detrás de la recepción, una cara conocida. Se trataba de Ricardo Sánchez Atocha y todo su equipo. No podíamos creerlo; estábamos en el mismo hotel que todo el team de Javi Castillejo… y de él mismo. La explicación es sencilla; en Neubrandenburg hay un hotel de cuatro estrellas y uno de tres y la organización alojó a los púgiles “locales” en el de cuatro estrellas y a los “visitantes” en el de tres. En nuestro caso, evidentemente, escogimos ese hotel porque resultaba más económico… pero acertamos de pleno en nuestra elección.
Las emociones iban en aumento desde la misma llegada a la ciudad así que, para aprovechar el tiempo, decidimos salir a dar una vuelta y recorrer la famosa muralla, tomando algunas fotos… y algunas cervezas, que no todo en esta vida va a ser boxeo y arte, arte y boxeo. Aunque en muchas ocasiones boxeo y arte, arte y boxeo se fundan en una misma cosa.
Decidimos entrar en el recinto amurallado por la puerta más cercana a nuestro hotel. No parecíamos estar en una ciudad perdida del estado de Mecklenburg, desde luego, porque las primeras personas que nos encontramos hablaban un perfecto castellano. Justo pasada la puerta de la muralla, nos encontramos con estas tres personas –dos chicas y un chico- tomándose fotos y, dado que hablaban nuestra lengua, decidimos saludarles de esta forma:
- ¡Cuidado que hay españoles hoy en esta ciudad! a saber qué se nos habrá perdido por aquí…- ¿También vosotros venís al combate?- ¡Pues claro que sí!- Pues ella es la mujer de Javi Castillejo…
El shock fue tremendo. Una de las tres primeras personas que nos encontramos paseando por Neubrandenburg era Marta, la mujer del Lince. ¡Qué pequeño es el mundo! ¿o será esta ciudad la que es pequeña? Tuvimos un rato de animada charla. Los ánimos estaban altos, el día lucía radiante. Por primera vez veíamos el sol desde nuestra llegada a Alemania, hacía ya 4 días. Poco más se podía pedir. Resultó, casualidades de la vida, que Marta estaba al tanto de que, alguien que escribe en el foro de esta página –que ella dijo visitar- iba a venir. Así que, de forma indirecta, ya nos conocíamos. Nos despedimos no sin antes pedirles que le diesen todos los ánimos a Javi; que le dijesen que estábamos aquí con él, con ellos. Y que no éramos los únicos. No iban a estar solos.
El tiempo que siguió a este casual encuentro lo pasamos, ya con los nervios a flor de piel y un nudo en el estómago, recorriendo la ciudad y comiendo algo. Pero, al poco, nos convencimos que no era día para turismo. Era el día del mejor boxeador –y a mi juicio, deportista- español de todos los tiempos. La muralla y sus cuatro puertas podían esperar toda la vida. Nosotros nos íbamos para el bar del hotel.
Desde este momento los acontecimientos se sucedieron con rapidez vertiginosa. Entramos en el torbellino de la competición, en la vorágine de las horas previas a un acontecimiento deportivo de élite. Al entrar en el bar del hotel, sólo encontramos a una pareja. Resultaron ser Javi (javivg de este foro colaborador, además, de boxeodirecto) y su novia Míriam. Ya habíamos quedado en vernos allí y por fin habían llegado. Su viaje fue relámpago desde Barcelona; ni una concesión al turismo. No había tiempo. Avión a Berlín por la mañana, coche de alquiler y a la velada. ¡Eso es afición!
Poco después comenzaron a bajar los miembros del equipo. El primero fue Ricardo Sánchez Atocha. Todo tranquilidad. Todo confianza. Sin demostrar nervios. Fiel a su estilo. En la siguiente media hora, el bar se llenó. Llegaron todos los miembros del equipo, el representante de la Federación Española y, también llegaron nuestros amigos Juan Antonio y Paco, los hermanos del “¿p’acá o p’allá?”. En pocos minutos, todos éramos una piña. Una piña pequeña, con pocos piñones pero, quizás, la piña más apretada que recuerdo.
Y llegó la hora de ir al pabellón. El Jahnsportforum es un pabellón cómodo. Moderno y funcional. Ni demasiado grande, ni demasiado pequeño. Pero su aspecto, al acceder a las gradas, impresionaba como en las grandes noches. Y eso que, aún, los alemanes no gritaban…
Cada uno nos distribuimos en nuestras localidades pero los nervios ya eran tales, que no tardamos mucho en empezar a hacernos visitas. Entre que los combates previos, la verdad, no eran especialmente interesantes y que nosotros no estábamos para nadie, las visitas que nos hacíamos, las cervezas que compartíamos, servían muy bien para ir soportando la espera hasta el gran momento. Que se acercaba cada vez más.
Sobre las 21h. comenzaron a verse las camisetas del team del Lince. Ya estaban todos allí. Y se acercaron a saludarnos, a hablar con nosotros y permitieron que les asaltáramos con nuestras preguntas o, mejor dicho, con la única pregunta: - ¿Qué tal está el Lince?- Como un cañón
Ésa era siempre la respuesta. La confianza era absoluta. Entre ellos y entre nosotros. Como supongo que también lo era entre todos los que estéis leyendo este artículo.
Pronto se acercó Marta que, tras hablar con Javi(vg) y Míriam en sus localidades, se acercó a los que estábamos más cerca del ring y no dudó, con su amabilidad habitual, en hacerse una foto con nosotros. Foto que hoy veis aquí.
Poco más se puede decir hasta que llegó la hora de la verdad. Seguimos hablando con el Zar Petrov, cuyo profesor de castellano parece haber sido el mismísimo Cervantes, con Chumi –creo que ése era tu nombre, disculpa si no es así- quien, nervioso, nos dejó su cámara para que hiciésemos las fotos que él, por motivos evidentes, no podría hacer… y aplacando los nervios de la mejor forma que podíamos.
Llegó el momento de la salida al ring de los púgiles y se desató el griterío en el pabellón. Los 4.600 alemanes que lo abarrotaban y que, hasta ahora, habían demostrado su natural tranquilidad, estallaron en ánimos a su púgil. Las decenas de españoles que, hasta ahora, habíamos demostrado –con creces- nuestro natural carácter animoso, lo demostramos aún más. Podéis estar seguros que nos hicimos notar. Al alemán que le tocase uno de nosotros al lado, delante o detrás, le costó un poco más poder ver bien la pelea. Os lo aseguro.
Y llegó el combate esperado. Y en este punto me permitiréis que dé un salto en el tiempo de 48 minutos. Como os dije arriba, esa parte ya os la ha contado a la perfección José Manuel Moreno.
Tras el desenlace conocido, y aún no asimilado, hubo momentos duros, muy duros. Tan duros como ninguno recordábamos. Y que no queremos volver a vivir. Momentos que se encargó de hacer aún mucho más duros el preparador del Sylvester, que demostrando una falta de deportividad –y hasta de humanidad- increíbles, se dedicó a arengar a las masas dando gritos y saltos por el ring mientras exhibía sus absurdos bíceps de grasa. Durante estos interminables minutos en que teníamos que soportar el espectáculo de ese no-deportista, Javi aún no se había levantado del suelo y la sensación era de incertidumbre y miedo. Pienso que si alguna vez a este hombre le sucede algo parecido con alguno de sus pupilos, entonces puede que se dé cuenta que aquella noche de Neubrandenburg se comportó como una bestia. No como una persona. Igual es que no se le puede considerar como tal.
El resto, ya en el hotel, siguió siendo duro. Todos preguntábamos por Javi y todos nos decían que estaba bien. Sólo importaba eso ya. Todo lo demás era accesorio. Carecía de toda importancia. Incluso su mujer, Marta, se acercó a nosotros en esos momentos para tranquilizarnos y agradecernos que estuviésemos allí. Todo un detalle que, aún hoy, seguimos agradeciendo.
Llegó el team de Christian Sanavia –gran robado de la noche- y decidimos subirnos a descansar. Cabe decir, como apunte, que Murat jamás ganó a Sanavia. Fue al contrario. Pero estábamos en Alemania, en un ambiente de euforia teutona y le birlaron el título. Aún así, él se mostraba tranquilo en todo momento, quitando hierro al asunto y asumiendo la injusticia. Gran boxeador y gran persona el italiano.
En la mañana siguiente, al bajar al desayuno, ya andaba Javi por allí. Bromeando, según nos decían los miembros de su equipo. Él, el campeón, era el único que hacía bromas en ese momento. Los demás seguíamos teniendo un irreprimible sentimiento a medio camino entre la rabia, la amargura y la incredulidad que, de alguna manera, nos bloqueaba.
No sé si el boxeo es injusto. Ése sería otro tema. Pero, en este caso, el destino sí ha sido injusto. Y cruel. Y despiadado. Inesperado. Insospechado. No sé qué hará Javi ahora. Por un lado, que un campeón como él se despida así es una treta macabra del destino pero, por otro lado, ¿qué más se le puede pedir cuando lleva tantos años dándonos satisfacciones por añadidura? La decisión que tomen él y su familia será la correcta. Y será la que yo apoyaré. Pero tengo claro que no quiero volver a vivir una noche como la del sábado, 12 de abril de 2008.
Dice el tango que veinte años no son nada. Pero se equivoca. Es mucho tiempo, tanto tiempo como para ser ocho veces campeón del mundo en dos categorías, seis veces campeón de Europa y tres de España. ¿Cómo que veinte años no es nada?
Grande Javi. Grande.
Agradecimientos (no quisiera olvidar a nadie, perdonadme si es así):
- A todos los valientes lectores que han llegado hasta aquí. Hace falta mucha afición para eso.- A los responsables de www.boxeopro.com por darme la oportunidad de contaros a todos lo que vivimos aquel día.- A mi chica, May, por acompañarme en esta aventura en la que terminó sufriendo tanto o más que yo, a pesar de no ser tan aficionada.- A Christian Sanavia quien, después del palo que le habían dado, no dudó en contemporizar la situación como gran deportista que es. Espero que tenga mucha suerte en el futuro.- A los chicos de Barcelona que se presentaron en Neubrandenburg sin, tan siquiera, tener hotel para dormir. Confío que no lo hicieran junto a la muralla.- A los hermanos Juan Antonio y Paco, que nos ilustraron con sus conocimientos y con su arte en la vida (una vez más, boxeo y arte unidos) para pasar mucho mejor los momentos duros.- A Míriam y a Javi, cuyo entusiasmo les llevó a hacerse un Barcelona – Neubrandenburg en poco más de cinco horas. Javi, si debutas como amateur, allí estaremos.- Al equipo del Lince, comandado por Sánchez Atocha, por hacernos sentir en todo momento uno de los suyos.- A Chumi (anda que como no te llames así…) por ser tan buena gente y confiarnos su cámara. ¡No olvides que tenemos una cita pendiente para intercambiar las fotos y una cerveza!- Al Zar Petrov, que lleva ya ocho años dando clase y caché al boxeo español y que, además, es un tipo estupendo.- A Marta, la mujer del Lince, por ser una persona tan amable y cercana, aun atravesando por momentos tan duros.- Y, como no, a Francisco Javier Castillejo. El mejor boxeador español de todos los tiempos. Posiblemente el mejor deportista en general. Y, con seguridad, el más maltratado de nuestro deporte.

LA GUINDA QUE LE FALTABA A LA VELADA DE VÉLEZ-MÁLAGA: HOY LLEGA JOSÉ LEGRÁ PARA ASISTIR A LA MISMA. ÉSTA ES LA BIOGRAFÍA DEL MÍTICO "PUMA DE BARACOA"


Actualmente en España sólo se puede hablar de boxeo con la gente mayor, pues los jóvenes nada más que conocen las “tonterías” de Poli Díaz o Mike Tyson. Ignoran la gloria que le dio el boxeo al deporte español y al púgil que mostró el camino al triunfo a este deporte. Un hombre que por sus victorias, su elegancia boxeando y su verborrea se le conoció como “el Puma de Baracoa” o como “el mini Cassius Clay”.

Este boxeador llegó de cuba para nacionalizarse español y le dio a nuestro deporte, además de sus más de 130 victorias, dos títulos mundiales y siete europeos. Este hombre era José Legrá, y estamos hablando de hace más de 30 años, cuando Fernando Alonso y Rafa Nadal no habían nacido.Los primeros años en BaracoaJosé Adolfo Legrá Utvia nace en Baracoa, Cuba, un 19 de marzo de 1943, siendo segundo de siete hermanos en el humilde barrio de Matachín. Cuando sólo contaba con once años, sus padres se separaron “Mis padres se separaron, mi mamá tuvo que sacar adelante a cuatro negritos”.En esos años de pobreza, nuestro protagonista trabajaba como limpiabotas y al terminar repartía periódicos por su barrio, donde iba vociferando los nombres de los diarios que vendía: Surco, Oriente, etc... Después curraba de manisero, como la famosa canción del también cubano Antonio Machín. Vendiendo maní llevando una campanita y gritando “El manisero!”, “Que se va!”. Y al final de la noche hacía de guía para los turistas norteamericanos que iban en busca de prostitutas. Como Legrá recordaría años después “Ellos me decián “fuck” y yo les llevaba donde estaban ellas”.Algunos días iba al colegio, muy pocos, pues se colaba con su amigo Rafaelito por una tubería que descendía al cine El Encanto.Sus primeros pasos en el boxeo amateur.

A Legrá le apasionaba ver las películas en aquel cine de barrio, y fue allí donde pudo admirar a sus primeros ídolos: Kid Chocolate, Kid Gavilán, Archie Moore, Ray “Sugar” Robinson, y un cubano que boxeaba en Europa y era amigo del escritor premio nobel Ernest Hemingway llamado Kid Tunero ¡cómo golpeaban!.

A aquel negrito debilucho que se alimentaba de poco arroz le gustaba la idea de ser un día como sus ídolos.En la playa de Baracoa se organizaban combates de boxeo, el premio para un chico como él era muy suculento: un dólar, un bollo y un vaso de leche. Nadie consiguió derrotar en los combates playeros a Legrá. Su primer descubridor, René Pecado, vio en él un campeón en potencia y lo recomendó al gimnasio La Punta. Pese a la feroz oposición de su madre que ya había intentado en varias ocasiones que éste dejara dicho deporte, quemándole su equipo de boxeo.

En noviembre de 1958 debuta como amateur derrotando a Tomás “Guachiro” Rodríguez, ganando 700 ptas. de la época. Aquel dinero eran varias jornadas de repartidor de periódicos, de manisero y limpiabotas. José Legrá realizó en total 23 combates como púgil aficionado, ganando 22 y perdiendo sólo uno en Santiago de Cuba contra Vicente Núñez, siendo uno de sus mayores disgustos.Su madre llegó a prohibirle que entrara en el gimnasio, por lo que decidió dejar Baracoa y marchar a la Habana, por medio había mil kilómetros. A la Habana yo me fui... en busca de la gloria.Para llegar a la capital de Cuba se fue con una caja de cartón y doscientas pesetas y se puso a hacer autostop. Sólo le recogían camiones, y los conductores le daban de comer lo que podían. También paraba en los restaurantes donde fregaba platos a cambio de comida.A uno de estos camioneros, llamado Manolo, le sorprendió su confianza y empeño en llegar a ser campeón mundial de boxeo. Al llegar a la Habana, el conductor le pagó los primeros 15 días de pensión y comida. Allí conoció un paisano suyo que le presentó al que sería su primer manager Luis Sarria, luego cutman de Muhammad Alí y Ray “Sugar” Leonard.

Quien lo llevó a su gimnasio, del que Legrá recordaría “Allí sólo había monstruos del boxeo, Luis Rodríguez, Mantequilla Nápoles, Sugar Ramos, Kid Chocolate, Kid Charol, Kid Tunero y Kid Gavilán”.Kid Gavilán, el mítico excampeón mundial de peso welter, le enseñó su legendario “bolo punch”. “Kid Gavilán me dijo que el golpe iba a la carótida, así que dibujé una cara en el saco y ensayé el golpe de la carótida”. Ese golpe se lo enseñó el mismo Gavilán a Muhammad Alí, y luego lo usarían Ray “Sugar” Leonard y el español Pedro Carrasco que lo trajo importado de Brasil.En el gimnasio de Luis Sarria, al lado de tantos excampeones y futuras promesas aprenderá el arte de golpear sin que te peguen, y la elegancia y el ritmo de la que pueden presumir los boxeadores cubanos, célebre en todo el mundo.

A Sarria le convenció la forma de boxear del joven Legrá, pero le preocupaba su constitución, estaba demasiado delgado y desnutrido. Le dio de comer un monumental filetón.Cuando José iba a debutar como profesional en el ’59, el doctor le descubrió una anemia durante el reconocimiento médico y le prohibió boxear durante un año, el cual lo pasó al lado de su manager y se trasladó a un buen piso. Llegando a enfermar de tanto comer carne para intentar compensar tanta hambre atrasada.Al poco tiempo su madre se volvió a casar. A Legrá le resultó grato que alguien cuidase de ella, pese a que su progenitora no le había dirigido la palabra desde su marcha en busca de fortuna.Legrá profesionalEn 1960 ya ha triunfado en Cuba la revolución liderada por Fidel Castro, su hermano Raúl, Ernesto “Che” Guevara y Camilo Cienfuegos.

El general Fulgencio Batista huye del país ese año cuando Legrá debuta como profesional en la Habana contra Pedro Piñero. La pelea se va a retransmitir por televisión por todo el país. El combate estaba pactado a cuatro asaltos de tres minutos y uno de descanso. El incentivo por la victoria asciende a 3.000 pesetas. El debutante vence a su rival por los puntos.Quince días después vuelve a subirse a un ring contra otro gran nombre, Ramón Ferrer, con quien hace combate nulo. También retransmitido por TV y volviendo a embolsarse 3.000 calas.

Legrá cuenta sus combates por victorias y contra adversarios bien ranqueados. Subiendo su cotización al derrotarlos. De 14 combates obtiene 12 victorias, un combate nulo y una sola derrota, a la postre injusta, contra Bobby Luis, a quien derrota en la revancha. Pasando de ganar 3.000 ptas. a 12.000. Ahora se podía permitir sus primeros caprichos: zapatos y trajes. El resto, como siempre, se lo enviaba a su madre.Aprovecha unos días libres para visitar a su familia en Baracoa. Esta vez el trayecto lo hizo en avión y con regalos para todos. Su madre, Mamá Sole, no pudo resistir la emoción y fue a verle al aeropuerto. Aunque la visita fue corta, su manager le había organizado combates en México.Legrá vuela a México y EEUU y conoce a Cassius ClayLuis Sarria le había conseguido una pelea en México, era la primera vez que combatía fuera de su país, y tras cinco horas de vuelo llega a México DF. En la capital azteca conoció al actor cómico Mario Moreno Cantinflas y al cantante y actor Miguel Aceves Mejías. Los diarios hablaban del “Puma de Baracoa”, y las gradas del Arena México estaban llenas. El rival era Ángel Ray, y el cubano fue derrotado por no adaptarse a la altura. De allí volaría a los USA.

En Miami boxea en el Conny Beach derrotando por KO en el quinto asalto a Jimmy Hightower, que le sirvió para resarcirse de su derrota anterior. Luego, el mítico preparador Angelo Dundee lo llevó a su gimnasio donde conoció una semana después a un chico de su misma raza llegado de Louisville, Kentucky, que acababa de ganar la medalla de oro en el peso semipesado en las olimpiadas de Roma y que respondía al nombre de Cassius Clay. Legrá y Clay hicieron buena amistad y le dio un consejo que nunca olvidaría: “No hagas caso de lo que digan los demás; si tú crees en ti, sigue adelante”.Semanas después se enfrenta en Tampa Bay con Hilton Smith, a quien tumba por KO. Con las bolsas que obtuvo le compró un televisor a su madre, quien por entonces le había dado otros tres hermanitos.Aspirante al campeonato cubano de peso galloYa en la Habana vuelve a vencer a su viejo rival Bobby Luis y después se enfrenta a Enrique Gamury, paisano suyo de Baracoa.

Todo el mundo le dijo a nuestro hombre que no pelease con él, pues tenía una pegada terrible. Incluso su manager, que siempre le había animado, lo dejó a su elección. Gamury era muy peligroso, pero si le ganaba podía ser nominado al campeonato cubano de peso gallo.El combate tuvo lugar y en el cuarto asalto estuvo a punto de perder por un buen golpe de su adversario. Pero en el quinto round saca su calidad y acaba ganando a los puntos.

Esa victoria hace que la comisión de boxeo de la Habana lo nombre aspirante al campeonato cubano de peso gallo que ostentaba Enrique Hitlmann.A los pocos días se podía leer en los titulares “José Legrá aspirante al título nacional de los gallos” y “Legrá es una figura en ciernes de nuestro pugilismo. Estamos seguros que dará muchos días de gloria al boxeo cubano. Si algo le falta a Legrá es pegada, estamos seguros que adquirirá con el tiempo. Pero su rapidez de reflejos, su movilidad en el ring le hacen ser una de nuestras figuras más destacadas, nada más justo después de su clarísima victoria sobre Enrique Gamuri que este nombramiento oficial como aspirante al título de Hitlmann. Difícil pronóstico el nuestro para este combate, pero si Legrá consigue salir triunfante del mismo, no cabe duda que su cotización subiría y a no mucho tardar podría erigirse en campeón mundial.”

Todo parecía irle bien, la suerte le sonreía hasta que...Fidel Castro prohíbe el deporte profesional. El púgil había estado preparándose mejor que nunca para disputar el título cubano de peso gallo. El combate se iba a celebrar el 30 de abril de 1962. Una mañana llega a casa al piso de Legrá su amigo Julián con el periódico donde la primera plana reza “Se suspende el deporte profesional en Cuba. El boxeador recordaría aquella época “Me imaginaba en noches de pesadilla limpiando zapatos, repartiendo leche, vendiendo maníes... malviviendo en una palabra.”

La situación no parecía tener salida, las gentes del boxeo estaban desconcertadas, porque de la noche a la mañana se habían quedado sin su único medio de subsistencia. Además Legrá había mandado dinero a su familia para que se construyesen una casa, pues el ciclón Hilda arrasó en 1955 la que tenían. Llevaba mucho tiempo sin ganar un solo peso y tubo que vender algunas cosas de valor para pagar las deudas que había contraído, y ya no quedaban reservas. Luis Sarria estaba en el extranjero y Legrá pensaba en un contrato fuera de su país. Tres contratos en un solo día.Los que le habían visto en el ring no se podían olvidar de el de Baracoa y en un día recibió tres contratos. El primero era de Kid Tunero desde España, el segundo desde México, y un tercero de Angelo Dundee desde Miami, a quien había recomendado su manager. “los de Miami y México eran muy ventajosos pero yo escogí el primero que me llegó y no podía faltar a mi palabra y me fui a España.”Llegando a EspañaNuestro protagonista aterriza en Madrid un 14 de septiembre de 1963. Le esperaba Kid Tunero. Su llegada al aeropuerto no sería como años después cuando ganara el campeonato del mundo o el de Europa, recibido en olor de multitudes. En su primera llegada era un desconocido.

“Íbamos a comer a un restaurante económico que había cerca de nuestra pensión. El plato era único, casi todos los días legumbres para comer, legumbres para cenar, legumbres al día siguiente. No era una comida muy adecuada, pero por lo menos servían para alimentar y muy baratas, que era de lo que se trataba principalmente.”Legrá y Tunero estuvieron esperando ofertas, y la primera llegó por fin...Debut en EspañaEn su primer combate en nuestro país, se enfrenta contra el marroquí Lázaro Ben Layachi en Madrid.

“Me dijeron que podría pelear en el antiguo Frontón Fiesta Alegre contra un rival llamado Lázaro Ben Layachi. Tenía noticias de que se sabía todos los trucos del oficio y era muy pegador, el combate no se presentaba muy ventajoso para mí. Pero hubo una cosa que acabó por decidirnos. No se podía elegir, cada día había que comer. Por otra parte había que darse a conocer en este país, en el que mi nombre no les decía todavía nada a los aficionados y a los promotores.” El cubano aceptó el combate en el viejo Frontón Fiesta Alegre derrotando a su rival por KO técnico en el sexto asalto, convirtiéndose en toda una revelación para los seguidores de este deporte en España que le vieron pelear esa noche. Unos días después vence por puntos a Baldomero Arroyo, y después en Barcelona gana a Luis Aisa y a Juan Aguilera, ambos a los puntos.
Entre 1964 y 1965 pelea en varias ciudades enfrentándose a los boxeadores más cotizados y derrotándolos. La televisión, que ya se empieza a ver en muchas ciudades en los años de desarrollo del franquismo, le convierte en un personaje público, como también pasó con los toreros Manuel Benítez “el Cordobés” y Sebastián Palomo “Linares”, o con otro boxeador de su tiempo, Pedro Carrasco. Los seguidores de Legrá iban con pancartas.

En la España de entonces en el panorama del pugilismo todo el mundo habla de Pedro Carrasco, “el marino de los puños de oro” que, aunque era español, vino de Brasil, y de José Legrá, a quien llaman el “mini Cassius Clay”. Cuando lo describen hablan del “negrito de las piernas de alambre”. En 1966 se enfrenta al galés Howard Winstone, campeón de Europa de peso pluma. Legrá había pasado del gallo al pluma, y aunque es superior a Winstone pierde por puntos contra el galés. La prensa británica le apoda el estallido de Cuba. Al año siguiente Legrá derrota a los mejores en su peso: Mohammed Larroussi, Amour Lamine, Rafiu King, Love Allotey. Conseguida la nacionalidad española, ese mismo año sube al ring contra el belga Jean de Keer en una pelea eliminatoria para disputar el campeonato de Europa de peso pluma, el triunfador será nombrado aspirante al título europeo, y Legrá lo derrota en el primer asalto, ganando por abandono.Como Howard Winstone, campeón de Europa de peso pluma acaba de ganar su título mundial, versión Consejo mundial de boxeo, quedaba vacante al otro coaspirante, el japonés Mitsunori Seki.

Por KO en Londres y acababa de dejar vacante el título europeo y nombrar coaspirante al francés de origen argelino Yves Des Marets para el año 1967. El combate tendrá lugar en el Palacio de deportes de Madrid. El púgil gabacho era un peligroso adversario. Sólo había perdido con Howard Winstone en su asalto al campeonato de Europa de peso pluma, y en su país nadie le había conseguido arrebatar el campeonato nacional en su peso.Campeón de EuropaEl 22 de diciembre de ese mismo año, José Legrá gana el título europeo de peso pluma al derrotar por KO a Yves Des Marets en sólo tres asaltos. Fernando Vadillo, uno de los periodistas que mejor ha escrito de boxeo en España, redacta para su titular en el diario madrileño AS

“Ha nacido un puncher”. Dejando claro que el cubano, dijeran lo que dijeran, sabía pegar. Del primer asalto diría “El francés intuía que iba a perder y se dispuso a vender cara la derrota”, sobre el segundo round “Legrá hasta se permitió la osadía de bajar la guardia y fintar a su enemigo. Y salió airoso, volvió a disparar por la izquierda, a doblar por la derecha y a tejer un arabesco de juego de piernas que para sí quisieran muchos campeones de campanillas.”
En el tercer asalto Legrá derrota por KO al púgil francoargelino, el árbitro suizo Neudholf decía “Out”, y proclamaba a Legrá nuevo campeón de Europa de peso pluma. El público subió al ring levantándolo en hombros, y Legrá, quien llevaba años diciendo que era el mejor en España, al igual que Alí aclamaba en los USA que él era el más grande, exclamó a los micrófonos “¿Quién dijo que soy un ignorante? ¡ A ver! ¿Quién dijo que soy un fanfarrón?” y terminó “Seré campeón del mundo”. “Cuando pasaba hambre de niño en Cuba y nadie me daba una peseta, me dije tengo que ser campeón del mundo, tengo que estar entre los diez mejores boxeadores del mundo”.

En aquel año el boxeo español tenía también a Pedro Carrasco como campeón de Europa de peso ligero para derrotar en junio al danés Borge Krogh por KO técnico en el octavo asalto en el Palacio de los deportes de Madrid.También dicho deporte se podía ver por televisión, se celebraban veladas, y el mismísimo presidente de la Federación española de boxeo, luego presidente de la Unión europea de boxeo, el doctor Vicente Gil, era el médico personal de Franco, y los triunfos de los boxeadores españoles en el extranjero, al igual que los de Manolo Santana en el tenis y Ángel Nieto en el motociclismo, y antes los del Real Madrid en el fútbol, hizo que el franquismo se subiese al autobús de los éxitos deportivos cuando a España no la dejaban entrar en el mercado común, al igual que a Portugal.Unos meses después el cubano sigue ganando a boxeadores bien cotizados.

Además de ser el campeón de Europa, es nombrado aspirante a disputarle el campeonato mundial de peso pluma, en la versión del Consejo mundial de boxeo W.B.C., a su viejo rival Howard Winstone, que hará su primera defensa del título contra el de Baracoa. Legrá, como campeón de Europa, es recibido por el dictador español en el Palacio del Prado. Junto a su preparador Kid Tunero, el anterior jefe del estado le dice al púgil con respecto a su pelea contra Winstone “Confío en que haga una buena labor y ponga a España en el lugar que se merece”, y el boxeador responde “Excelencia, ese título vendrá para acá”.Un español campeón del mundo 33 años despuésDesde 1935, cuando el valenciano Baltasar Berenguer “Sangchili” le arrebató el campeonato del mundo de peso gallo por puntos al caribeño Panamá Al Brown, no había vuelto a haber un boxeador español que fuese campeón mundial.

Lo habían intentado Luis Romero en 1951 en el peso gallo contra el sudafricano Vic Toweel, Young Martín lo había pretendido en el peso mosca en 1957 contra el argentino Pascual Pérez, y en 1961 Juan Cárdenas en el peso gallo frente al galés Johnny Caldwall.La pelea se celebraría en el país de Gales, en la ciudad costera de Porth Cawl, que estaba a medio camino de las principales ciudades galesas, Cardiff y Swansea. Y Legrá se concentra en Torrelodones, en las afueras de Madrid, haciendo guantes con sus amigos Miguel Velásquez, campeón de España de peso ligero, y Pedro Carrasco, campeón de Europa del mismo. Ambos le ayudaron mucho para enfrentarse con el durísimo Howard Winstone.

El de Baracoa ya se encargó de decir que “Él sería el nuevo campeón del mundo y que no era ningún fanfarrón”. La gente le contestaba “No sé como vas a volver a España si pierdes”.El promotor de la pelea, el inglés Jack Solomon, afirma que las apuestas están a favor de Winstone nueve a uno. Pero la prensa deportiva británica está impresionada por la forma de boxear del aspirante, y escriben de él que es “Un verdadero Cassius Clay por su constante movilidad, una agresividad llena de peligros para su rival, una moral de hierro... hay en él madera de campeón”.El combate se celebra en el Coney Arena Beach, con una capacidad de 11600 espectadores. Los seguidores del púgil galés cantan canciones del país, y frente a ellos las de los aficionados españoles de la peña Costa Brava de Charing Crossroad, y una peña canaria y otra aragonesa cantan el “La, la, la” de Massiel que unos meses antes había ganado el festival de Eurovisión en Londres.Arbitraba el inglés Harry Gibbs, con fama de ser justo y neutral. Y aunque Legrá decía “Tengo que ganar, soy el mejor y lo voy a demostrar”, Kid Tunero desconfiaba de la presión del público local “Hay que ganar por KO, para que nadie pueda discutir la decisión”.Tras sonar los himnos de España, Gales e Inglaterra, un himno por el aspirante Legrá, otro por el campeón Winstone, y un último por Gibbs, el árbitro, comienza la pelea.En el primer minuto, el cubano lo coge a la contra y le lanza un bolopunch que suena como una verdadera coz.

Continúa con un swing que lo hace sentarse en la lona, y el público galés se asusta pues su ídolo tiene el ojo hinchado. Los siguientes asaltos son un paseo para Legrá, que hace lo que quiere con Winstone, que tiene un ojo cerrado e intenta esquivar los puños del púgil negro, que se lanzan hacia ese ojo dañado, boxeando con su particular ritmo antillano, hasta que el árbitro decide parar la pelea en el 5º asalto, proclamando a Legrá vencedor y nuevo campeón del mundo de peso pluma.33 años después el boxeo español tenía un nuevo campeón del mundo, los aficionados españoles saltaron al ring subiendo a hombros al vencedor, incluso le colocan una corona de cartón. Legrá se zafa del público y se arrodilla para dar gracias a Dios, dice a los periodistas “¡Soy el mejor del mundo! ¡Soy el mejor!

Ya nadie puede dudarlo ¡Soy el campeón del mundo!”. A su lado Kid Tunero, su amigo el excampeón de Europa de peso superligero Juan Albornoz “Sombrita”, Vicente Gil, que sabe que su más famoso paciente habrá estado atento a la pequeña pantalla, y el embajador español en Londres, el marqués de Santa Cruz, el promotor Renzo Casadel. Desbordantes de alegría, Legrá y sus amigos lo celebran con buena comida y champagne. Dos días después llegan a Madrid, con toda la prensa esperándoles, al igual que muchos seguidores y amigos.

El campeón al salir del avión lleva puesto un candado entre los dientes “diciendo que si afirmaba que era el mejor, es porque así lo era., y que si miles de veces había dicho que era el mejor del mundo tenía motivos de sobra para haberlo hecho”. Contesta a preguntas en el mejor estilo Muhammad Alí: “Creo que seré campeón del mundo por mucho tiempo. Cuando el Apolo llegue a la luna yo disputaré el título en la luna. No soy un Don Juan, pero es cierto que tengo éxito con las mujeres. Uno tiene muchas amistades y... chicas que me gustan más que otras. Es normal ¿no?. Tengo mucha suerte con muchas cosas.

Me gusta mucho el baile y todo lo moderno, y cuando voy a bailar sólo pienso en divertirme, no me acuerdo del boxeo”. Legrá estaba cansadísimo y se refugió durante una semana en Torrelodones. Venían televisiones a entrevistarle de todas partes. También pudo hablar con su familia por teléfono: “Miguel, mi hermano, tú lo viste... ya soy campeón ¿Cómo estás?. Dile a Mamá Sole que no llore. Yo voy a ser fuerte”.

Tras ganar el título hace dos peleas que le servirán de rodaje ante de la defensa del susodicho en Bilbao, contra el púgil de Ghana nacionalizado español Bobo Allotey, futuro campeón europeo de peso gallo, a quien gana por puntos. Después marcha a París y derrota al púgil francés también de origen argelino Felix Said Brami, noqueándolo en el primer asalto.

El rey Legrá pierde su cetro gracias a un árbitro cegatoEl 21 de enero de 1969 José Legrá defiende su título en Londres frente al australiano Johnny Famechon, sobrino del púgil francés Ray Famechon, viejo conocido de la afición española pues perdió el título europeo de peso pluma contra el español Fred Galiana en 1955. El combate tiene lugar en el Royal Albert Hall, y toda España está pendiente del televisor para ver el acontecimiento. La popularidad del púgil de color es tan grande que hasta han sacado un juguete con su efigie, que golpea pulsando un botón. La pelea acaba perdiéndola Legrá por puntos después de haber mandado varias veces a la lona al aspirante, con el árbitro inglés George Smith haciéndose el despistado.

El de Baracoa acaba enojadísimo de cómo le habían dado perdedor del título que tanto le había costado ganar. “Famechon no es un campeón, el día que alguien me gane de verdad seré lo suficiente hombre para admitirlo. Pero no con uno que sólo hace retroceder, agarrarse, que no quiere pelear. No es un campeón, no, ni esa es manera de ganar un título mundial. En esa forma de ganar ¡Para qué quiere el título Famechon! En el aeropuerto, por la calle, la gente me dice “Tú sigues siendo el mejor”. Lo primero que hice fue pensar en mamá y los millones de telegramas que he recibido de Europa y América. Pero no por ser el más guapo, ni por tener el dinero de Onassis, sino por ser el mejor. No sentía tanta rabia para darle una paliza al árbitro porque creo en Dios, y algo le pasaría al árbitro para hacer lo que hizo. Vayan a saber por qué sería... A lo mejor estaría de Dios que sucediera así, yo soy realista.

No creo en los sueños. Las cosas son como son. Si me quitan el título qué le voy a hacer”. “Yo soy muy orgulloso y volveré a conquistar el título otra vez. El problema no es de durar mucho, sino llegar a conquistarlo legítimamente, como llegué yo”.