domingo, 8 de febrero de 2009
Chuck Bodak fallece a los 93 años de edad
El que fuera cutman de estrellas del boxeo como Rocky Marciano, Muhammad Ali y Oscar de la Hoya, falleció ayer a la edad de 93 años (1916-2009). DESCANSE EN PAZ.
¿FIN DE UNA ERA?
ESPN
La derrota de Jorge Arce ante Vic Darchinyan este sábado en Anaheim, California, debe marcar necesariamente un punto de inflexión en la historia del boxeo mexicano.
¿Es el Travieso el último vestigio de una época?. Si lo es. Arce, un boxeador de limitadas condiciones técnicas pero de un enorme corazón guerrero, fundó su popularidad en ese detalle. El que no se raja. El que recibe diez antes de acertar un buen golpe. O como a los fanáticos les gusta identificar como un verdadero macho del ring.
Su derrota incuestionable en el momento del abandono antes del asalto número doce, demuestra que la derrota de Antonio Margarito ante Shane Mosley no fue casualidad. Ahora no alcanzará con la guapeza, hay que tener técnica y planificar los combates sobre la base de una estrategia.
A Arce se cansaron en su esquina de pedirle que no lanzara volados inefectivos. Le pidieron que peleara por dentro, exclusivamente con golpes rectos. El Travieso insistió en su vieja formula, recibir golpes y tratar de acertar algún upper sin dirección. No solo marraba ante los movimientos defensivos del armenio, también se exponía al contragolpe del campeón. El final era inevitable.
Como muchos, su esperanza era que Darchinyan saliera a fajarse, quizás la única opción de triunfo para el mexicano. El armenio lo hizo en un sólo asalto, al promediar la batalla. Fue la única oportunidad en que la fanaticada mexicana abrigó alguna esperanza. Pero el triple campeón regresó a su estrategia y ganó sin sobresaltos.
Para Arce no es el fin, pero sí el comienzo del mismo. Él es lo suficientemente inteligente para saber que su estilo pasó a la historia. Seguramente estará hoy planificando su futuro encima de su carisma fuera del cuadrilátero y no su guapeza dentro del mismo.
Con respecto a Darchinyan, es inevitable asociarlo con Manny Pacquiao. Ha encontrado un filón en los rivales mexicanos. Venció a Burgos, a Cristian Mijares y ahora a Arce.El próximo será, seguramente será Cochulito Montiel. La perspectiva es de nuevas victorias, hasta que alguno recuerde como lo noqueó Nonito Donaire. El armenio es fuerte e inteligente, además de movilizarse por el cuadrilátero con un estilo hasta poco ortodoxo. Pero ya sabemos que su mandíbula no es de las que aguantan. Por ello se defiende atacando. Es rápido y puede hacerlo. Para vencerlo hay que planificar la batalla atacando sus debilidades. Algo que Arce no supo hacer, pese a los pedidos de su esquina. Anoten tranquilos en su agenda que Darchinyan ahora enfrentará al campeón de la OMB Fernando Montiel, tal vez, el único capaz de frenar a este otro villano de mexicanos.
Narváez, contundente, sigue siendo el mejor del mundo
Estaba todo dado. El Nuevo Palacio Aurinegro de la ciudad de Puerto Madryn tenía un marco fantástico, ideal para la ocasión. La expectativa era inmensa. La historia le había reservado un lugar. Y él no hizo más que tomarlo. A los 33 años, Omar Narváez retuvo por 15ª vez el título mundial mosca de la Organización Mundial de Boxeo, y se convirtió en el campeón mundial argentino con mayor número de defensas exitosas de su corona. El chubutense venció por nocaut técnico en el décimo round al estadounidense Rayonta Whitfield, y logró superar la formidable marca del inolvidable Carlos Monzón, quien se retiró de los rings invicto como campeón de los mediano, en 1997, tras derrotar por segunda vez al colombiano Rodrigo Valdez.
Narváez dio anoche una verdadera clase de boxeo. Hizo la pelea que le convenía ante un rival de mucha categoría, pero que terminó totalmente desconcertado ante la jerarquía del argentino, que demotró que es un gran campeón. En los últimos tres rounds, Narváez lo bailó y terminó luciéndose, dando una gran exhibición. Como era de esperarse, el primer round fue de conocimiento. Los dos buscaron conocerse y no se sacaron ventajas. El argentino buscó encontrar la distancia de los golpes ante un rival diez centímetros más alto (1.70 metros contra 1.60).Poco a poco, Narváez comenzó con su libreto y empezó a caminar el ring, buscando que su rival entre en el juego. Y así fue, porque el norteamericano, al no encontrar una manera de hacerle daño a Narváez, comenzó a mostrarse impaciente y nervioso.
En el cuarto asalto, el estadio explotó con el primer dale campeón, luego de que Narváez conectara dos grandes golpes con su mano fuerte, la izquierda. Pero también explotó de la bronca, ya que Whitfield cortó la ceja izquierda del argentino con un cabezazo, en el momento de mayor lucimiento del chubutense.
A partir de ahí, el combate ganó en emoción. Hubo algunos intercambios de golpes que levantaron al público. Y Narvaéz comenzó a quejarse de los codazos que constantemente metía Whitfield. En el sexto round se vio a un Narváez que hizo gala de toda su jerarquía y mostró lo mejor, destacándose su gran defensa. A medida que el argentino se asentaba en el ring, el estadounidense se desorientaba más y más, sin una estrategia, que fue desapareciendo por la calidad de Narváez. Whitfield continuó con los codazos y en el séptimo round, el árbitro puertoriqueño Samuel Viruet le descontó un punto.Los rounds pasaban y el argentino era el claro dominador. Whitfield estaba estático y Narváez aprovechó para conectar golpes claros. El público vivió de pie el noveno round. Es que el argentino se estaba luciendo y le estaba dando una verdadera lección de boxeo a su rival, que lo único que hacía era escaparse con los cabezazos y los codazos, que le restaron otro punto.
Más tarde, llegó el momento indicado. A los 51 segundos del 10 asalto, el árbitro paró la pelea luego de una nueva arrmetida de Narváez, y decretó el nocuat técnico. Las 6.000 personas que colmaron el Palacio Aurinegro explotaron y gritaron al mismo tiempo que Narváez levantaba sus brazos y festejaba. Todos eufóricos, explotaron al grito de "dale campeón" y "Argentina, Argentina". La espera valió la pena. Al fin y al cabo, Omar Narváez se lució y escribió su propio historia, para ganarse un lugar de privilegio en las páginas doradas del boxeo argentino.
VIC DARCHYNIAN REVALIDA SUS TRES CORONAS AL GANAR CLARAMENTE A JORGE "TRAVIESO" ARCE
El armenio Vic Darchinyan revalidó sus tres coronas del peso supermosca (C.M.B. A.M.B. y F.I.B.) tras vencer por retirada antes del último asalto, al mexicano Jorge "Travieso" Arce, quien no pudo salir al último asalto al prohibirlo el médico de la pelea, por un brutal corte en su ojo derecho. La pelea fue de total dominio de Darchinyan, al que tan solo le faltó rematar a su rival, pareciendo que solo apretaba en los instantes finales de cada asalto. Todos fueron de dominio claro del armenio, salvo, quizás, el tercero, en el que Arce se prestó al intercambio de golpes. Darchinyan no lució tan arrollador como ante Mijares, al tener ante sí un boxeador de características parecidas a las suyas, pero que demostró estar muy lejos de su mejor momento.
Y un dato: el mexicano no sacó el jab en toda la pelea. Al final de los asaltos 2, 5 y 6, la campana salvó del nocaut al "Travieso". En los siguientes asaltos, bajó la intensidad de la pelea, coincidiendo con un boxeo más impreciso del armenio, mientras que Arce solo se agarraba, dando una imagen penosa hasta a sus seguidores, que, por cierto, fueron mínoría en el Honda Center de Anaheim, California, donde predominaron los gritos a favor del armenio-australiano. La pelea estaba cerrada (los tres jueces la tenían 109-100 a favor de Darchinyan) y parecía inmimente el nocaut, pero la detención de la misma evitó el desaire de besar la lona.
En el minuto de descanso del último asalto, el médico de ring, Paul Wallace, revisó la herida de Arce obligando al árbitro Lou Moret a detener la pelea, pese a las protestas de Arce.
En definitiva, Darchinyan sigue reinando en la categoría supermosca y Arce debe replantearse su futuro, porque no pareció nada seria su petición de revancha al final de tan desigual combate.
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