JUANMA LEIVA
AS.com
Sobre las siete de la mañana, con el rostro aún marcado por la batalla, pero rebosante de felicidad, Kiko Martínez, el nuevo campeón del mundo del supergallo, aterrizó en España procedente de EE UU. Allí, en un escenario inmejorable como el Ravel Resort de Atlantic City, con la HBO en directo, el mítico speaker Michael Buffer, una leyenda como Larry Holmes en la grada... el alicantino pasó por encima del colombiano Jonathan Romero y le arrebató el cinturón mundial (FIB). "Me cuesta asimilarlo. Es un sueño", asegura mientras su equipo se muestra satisfecho: "Esto le abre las puertas de EE UU".
Y es que el de Torrellano (Elche) es consciente de la gesta: "Para el boxeo español es importantísimo tener un título mundial. Para el presente y para el futuro. Ahora, a seguir trabajando, porque hay que cuidar muy bien esta corona". Un cinturón que, como curiosidad, no se trajo. La FIB se lo manda al campeón días después.
El KO. Le pedimos que reviva el combate: "Antes de salir ya notaba felicidad. Llevaba dos meses concentrado en California, sin mi familia, sin mi hija, a la que me muero por ver... Todo para ese momento". Una vez en el ring, desde el primer asalto, La Sensación supo acorralar a su rival, de mayor envergadura. "Romero es un gran boxeador. Muy humilde y al que tengo mucho respeto, pero cometió un error. Dijo antes del combate que si yo quería guerra, la iba a tener. Eso era exactamente lo que a mí me venía bien".
Un detalle al que se le unió el trabajo estratégico. "Sarmiento (su entrenador y también técnico de Maravilla Martínez), además de prepararme y de ser un padre para mí, es un estudioso de los rivales. Él me ayudó a achicar el ring y meterme en mi distancia", reveló.
Kiko, 12º campeón español de la historia (más María Jesús Rosa en féminas) y único que lo posee en la actualidad, no olvidó a quien apostó por él, Maravilla: "Ha sido posible gracias a MaravillaBox (promotora del argentino). Está ayudando al boxeo español y mi éxito no va a ser el único". Y fue cauto al hablar de futuros rivales. Sobre la lona de Atlantic City nombró sin dudar al filipino Donaire: "Fue en caliente y no quise faltar el respeto a mi equipo. Decidirán ellos. Yo hice mi trabajo y ahora ellos harán el suyo".