lunes, 8 de abril de 2013

DESTRONA MIURA A GAMALIEL EN JAPÓN


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Apenas en su primera exposición titular, el michoacano Gamaliel 'Plátano' Díaz perdió el Campeonato Superpluma del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) ante el nipón Takashi Miura por la vía del cloroformo en nueve asaltos en la Arena Kokugikan de esta ciudad. Fue la primera derrota en territorio nipón para el de Tacámbaro en cuatro visitas. Díaz había ganado en octubre pasado el cinturón verde y oro al dar una gran pelea a Takahiro Ao; sin embargo, la madrugada de este lunes en el continente Americano, no pudo repetir la hazaña. El pleito resultó más accidentado de lo que esperaba el peleador mexicano y su esquina, quienes sabían que iban a estar en un barril de pólvora. En el primer asalto sufrió un corte tras un cabezazo, lo que resultó en el descuento de un punto y dos para el ahora Campeón. En el segundo, el nipón hizo gala de su golpeo para mantener a rajatabla al mexicano, quien recibió incluso golpes prohibidos. El tercero fue el mejor para el nipón, que de nueva cuenta castigó al que hasta ese momento seguía como el Campeón, que terminó bastante lastimado tras otro cabezazo de su retador sin que éste recibiera castigo, además de haber visitado la lona. Los mejores momentos de Miura llegaron en los rounds cuatro y cinco en los que lesionó el ojo derecho del michoacano, lo que obligó a la revisión del médico; sin embargo, fue en el sexto y séptimo donde se notó la superioridad del aspirante pues envió en par de ocasiones al monarca. Ya con el control del pleito, Miura se lanzó con todo al frente y con un buen golpe de izquierda derribó al mexicano, que ya no pudo seguir en el pleito y dejó en el ensogado su título. Díaz llegó a 10 derrotas como profesional, a cambio de 37 victorias, 17 por nocaut, y dos empates, mientras que Miura mejoró su foja de peleas a 25 triunfos, dos derrotas, dos empates y 19 nocauts. El retador oficial al cetro es el mexicano Sergio 'Yeyo' Thompson.

RIGONDEAUX: "LA VICTORIA VENDRÁ PARA MIAMI"




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La pelea más grande desde que Mike Tyson abandonó el deporte es la que nunca se dio: Manny Pacquiao contra Floyd Mayweather Jr. La segunda más grande de esos tiempos tampoco sucedió, una revancha de la primera pelea entre Pacquiao y Mayweather Jr. Y si ambas de esas peleas se hubiesen llevado a cabo y satisfecho las expectativas, la tercera pudo haber sido más importante que las primeras dos. Es una triste declaración acerca del boxeo que, desde Tyson, las peleas que más han capturado nuestra imaginación han sido aquellas que han fracasado en materializarse. Pero el 13 de abril, en Radio City Music Hall en Nueva York, dos campeones -- Nonito Donaire y Guillermo Rigondeaux -- se enfrentarán y tal vez lleguemos tan cerca como podremos llegar a entender lo que una Pacquiao-Mayweather pudo haber sido: talento explosivo chocando con estilo virtuoso. Algunas de las peleas más exitosas que se han visto en el boxeo, nunca las vimos venir. ¿Quién hubiese sabido que Arturo Gatti y Micky Ward harían historia? ¿Y qué tal de Diego Corrales y José Luis Castillo? Cuando Donaire y Rigondeaux se enfrenten, todos los ingredientes estarán presentes para que algo inusualmente especial se desenvuelva. Como Pacquiao, no hace mucho atrás, Donaire (31-1, 20 KO) ha estado aniquilando a su competencia de calibre mundial con las intenciones de que sus peleas sean consideradas nocauts del año. Nadie ha hecho más para hacer ver las categorías de pesos más bajos en el boxeo tan emocionantes. Donaire se ha convertido en el sucesor de Pacquiao a medida que entra a esta pelea con una espectacular racha ganadora de 30 peleas en 12 años. Durante ese tiempo, Donaire nunca se ha visto mejor que en los últimos 18 meses, en los cuales se ganó el premio de ESPN de Boxeador del Año del 2012. A diferencia de muchos otros campeones, Donaire en realidad quiere pelear a menudo y parece estar más decepcionado que sus fanáticos- cuando sus peleas, sin ser su culpa, carecen de drama y emoción. En el 2007, Donaire entró en el foco y, siendo el desfavorecido 7 a 1, derribó a Vic Darchinyan en el quinto asalto en lo que fue aclamado ampliamente como un resultado inesperado y a su vez, nocaut del año. Desde entonces, no ha vuelto a pelear como desfavorecido. Donaire entra a la contienda contra Rigondeaux siguiendo dos devastadores nocauts consecutivos de Toshiaki Nishioka y Jorge Arce. Como Pacquiao hizo antes que él, Donaire continua presionando para enfrentarse a los mayores retos disponibles con esperanzas de crear un legado duradero. Como sucede, Mayweather ha probado en varias ocasiones ser el boxeador más emocionante del mundo hasta que pisa el ring. Una vez ahí, Mayweather posee lo que la mayoría considera como el mejor conjunto de destrezas de cualquier boxeador en el planeta. Pero, uno puede argumentar que Rigondeaux puede hacer todo lo que Floyd hace -- y puede pegar. Ningún oponente al que Rigondeaux se ha enfrentado como profesional, ha podido evitar ser derribado. Aunque Donaire es a menudo considerado como el peleador más emocionante, Rigondeaux, de hecho, tiene el mayor porciento de nocauts (72.0% en comparación con 62.5% de Donaire). Aún más espantoso que el poder de Rigondeaux es su exactitud en la pegada, la cual en ocasiones te da la impresión de que podría tirar monedas hasta el tragamonedas al otro lado de la calle si quisiera. Aparte de los seguidores más determinados del boxeo, la genialidad técnica y defensiva de Rigondeaux, como la de Mayweather antes que diese la media vuelta, ha tenido problemas encontrando un público -- producto del hecho de que pasó el grueso de su carrera en Cuba. Nadie parece estar muy seguro de cuántas contiendas aficionadas llevaba antes de que Fidel Castro lo echara del equipo cubano por tratar de desertar en el 2007(algunos argumentan que son más de 400, otros que más cerca de las 250). Rigondeaux ganó todo lo que pudo ganar como aficionado, y lo hizo ver más fácil que lo que nadie pudo haber hecho. A la edad de 32 años, solo tiene 11 combates profesionales acreditados.
 
El combate contra Donaire es el tipo de oportunidad que llevó a Rigondeaux a abandonar su familia y su país. De ganar temprano y grandemente, podría solidificar no solamente su lugar dentro del boxeo sino el de todos aquellos grandes boxeadores aficionados cubanos que rechazaron grandes cantidades de dinero a cambio de abandonar la isla y volverse profesional. Si Rigondeaux triunfa, Teófilo Stevenson y Félix Savon tendrán repentinamente un caso claro en sus respectivos enfrentamientos míticos, en contra de Muhammad Alí y Mike Tyson. No hace mucho, George Foreman accedió a una entrevista en la cual aclamó a Stevenson como el boxeador más dominante, aficionado o profesional, de su era. Rigondeaux subiendo al resplandor del Radio City Music Hall en la Ciudad de Nueva York para una de las peleas más grandes del deporte se siente un poco como Orlando Hernández -- ¿recuerdan a "El Duque"? -- que lanzó para los Yankees en la Serie Mundial poco después de abandonar Cuba y cruzar el estrecho de la Florida. Con esta pelea, gane o pierda, hará que Rigondeaux supere la marca de ganancias a través de su carrera del $1 millón de dólares. Eso envía un gran mensaje no solamente a todo atleta cubano, sino a todos los cubanos, punto, que si uno está dispuesto a luchar por ello, el sueño americano todavía existe. Como Mayweather hizo cuando se enfrentó a Oscar De La Hoya, Rigondeaux combatirá contra un boxeador infinitamente más mercadeable y que agrada más al público, además de no solamente buscar ganar sino de robarle una parte de ese público. Con todo y eso, Donaire es favorecido para ganar con una ventaja de 3 a 1, una extensión que no es injustificada. Y el más reciente oponente de Rigondeaux, Roberto Marroquín, dejó al descubierto una quijada cuestionable del peleador cubano. Por otro lado, si Donaire trata de aprovecharse de esa quijada y falla, tal vez no habrá un boxeador con un contraataque más peligroso nacido que lo haga pagar por ello. Rigondeaux en dos ocasiones realizó 100 peleas sin perder como un aficionado y está invicto en lo que lleva como profesional. Donaire se ha mantenido dominante a través de una docena de años. Si cualquiera se arriesga, ambos saben que hay cero margen para cometer errores. Con todo y eso, ambos boxeadores saben que en el riesgo se encuentra la oportunidad para la grandeza-- tal vez su única oportunidad. Cada uno está cansado de esperar, ansiosos de hacer su marca definitiva a cuesta del linaje del otro. Para Donaire, ya uno de los mejores cinco boxeadores libra-por-libra en la mayoría de las clasificaciones, es una oportunidad de moverse a una posición realmente exclusiva. Para Rigondeaux, es una oportunidad de finalmente eclipsar su legado aficionado al continuar uno de los ascensos más rápidos en la historia del deporte. Para los fanáticos de las mejores peleas, es una victoria decisiva.