Brin-Jonathan Butler
ESPN.com
La pelea más grande desde
que Mike Tyson abandonó el deporte es la que nunca se dio: Manny Pacquiao contra
Floyd Mayweather Jr. La segunda más grande de esos tiempos tampoco sucedió, una
revancha de la primera pelea entre Pacquiao y Mayweather Jr. Y si ambas de esas
peleas se hubiesen llevado a cabo y satisfecho las expectativas, la tercera pudo
haber sido más importante que las primeras dos. Es una triste declaración acerca
del boxeo que, desde Tyson, las peleas que más han capturado nuestra imaginación
han sido aquellas que han fracasado en materializarse.
Pero el 13 de abril, en Radio City Music Hall en Nueva York, dos
campeones -- Nonito Donaire y Guillermo Rigondeaux -- se enfrentarán y tal vez
lleguemos tan cerca como podremos llegar a entender lo que una
Pacquiao-Mayweather pudo haber sido: talento explosivo chocando con estilo
virtuoso.
Algunas de las peleas más exitosas que se han visto en el boxeo, nunca
las vimos venir. ¿Quién hubiese sabido que Arturo Gatti y Micky Ward harían
historia? ¿Y qué tal de Diego Corrales y José Luis Castillo? Cuando Donaire y
Rigondeaux se enfrenten, todos los ingredientes estarán presentes para que algo
inusualmente especial se desenvuelva.
Como Pacquiao, no hace mucho atrás, Donaire (31-1, 20 KO) ha estado
aniquilando a su competencia de calibre mundial con las intenciones de que sus
peleas sean consideradas nocauts del año. Nadie ha hecho más para hacer ver las
categorías de pesos más bajos en el boxeo tan emocionantes.
Donaire se ha convertido en el sucesor de Pacquiao a medida que entra a
esta pelea con una espectacular racha ganadora de 30 peleas en 12 años. Durante
ese tiempo, Donaire nunca se ha visto mejor que en los últimos 18 meses, en los
cuales se ganó el premio de ESPN de Boxeador del Año del 2012.
A diferencia de muchos otros campeones, Donaire en realidad quiere pelear
a menudo y parece estar más decepcionado que sus fanáticos- cuando sus peleas,
sin ser su culpa, carecen de drama y emoción. En el 2007, Donaire entró en el
foco y, siendo el desfavorecido 7 a 1, derribó a Vic Darchinyan en el quinto
asalto en lo que fue aclamado ampliamente como un resultado inesperado y a su
vez, nocaut del año. Desde entonces, no ha vuelto a pelear como desfavorecido.
Donaire entra a la contienda contra Rigondeaux siguiendo dos devastadores
nocauts consecutivos de Toshiaki Nishioka y Jorge Arce. Como Pacquiao hizo antes
que él, Donaire continua presionando para enfrentarse a los mayores retos
disponibles con esperanzas de crear un legado duradero.
Como sucede, Mayweather ha probado en varias ocasiones ser el boxeador
más emocionante del mundo hasta que pisa el ring. Una vez ahí, Mayweather posee
lo que la mayoría considera como el mejor conjunto de destrezas de cualquier
boxeador en el planeta. Pero, uno puede argumentar que Rigondeaux puede hacer
todo lo que Floyd hace -- y puede pegar. Ningún oponente al que Rigondeaux se ha
enfrentado como profesional, ha podido evitar ser derribado. Aunque Donaire es a
menudo considerado como el peleador más emocionante, Rigondeaux, de hecho, tiene
el mayor porciento de nocauts (72.0% en comparación con 62.5% de Donaire). Aún
más espantoso que el poder de Rigondeaux es su exactitud en la pegada, la cual
en ocasiones te da la impresión de que podría tirar monedas hasta el
tragamonedas al otro lado de la calle si quisiera.
Aparte de los seguidores más determinados del boxeo, la
genialidad técnica y defensiva de Rigondeaux, como la de Mayweather antes que
diese la media vuelta, ha tenido problemas encontrando un público -- producto
del hecho de que pasó el grueso de su carrera en Cuba. Nadie parece estar muy
seguro de cuántas contiendas aficionadas llevaba antes de que Fidel Castro lo
echara del equipo cubano por tratar de desertar en el 2007(algunos argumentan
que son más de 400, otros que más cerca de las 250). Rigondeaux ganó todo lo que
pudo ganar como aficionado, y lo hizo ver más fácil que lo que nadie pudo haber
hecho. A la edad de 32 años, solo tiene 11 combates profesionales acreditados.
El combate contra Donaire es el tipo de oportunidad que llevó a
Rigondeaux a abandonar su familia y su país. De ganar temprano y grandemente,
podría solidificar no solamente su lugar dentro del boxeo sino el de todos
aquellos grandes boxeadores aficionados cubanos que rechazaron grandes
cantidades de dinero a cambio de abandonar la isla y volverse profesional. Si
Rigondeaux triunfa, Teófilo Stevenson y Félix Savon tendrán repentinamente un
caso claro en sus respectivos enfrentamientos míticos, en contra de Muhammad Alí
y Mike Tyson. No hace mucho, George Foreman accedió a una entrevista en la cual
aclamó a Stevenson como el boxeador más dominante, aficionado o profesional, de
su era.
Rigondeaux subiendo al resplandor del Radio City Music Hall en la Ciudad
de Nueva York para una de las peleas más grandes del deporte se siente un poco
como Orlando Hernández -- ¿recuerdan a "El Duque"? -- que lanzó para los Yankees
en la Serie Mundial poco después de abandonar Cuba y cruzar el estrecho de la
Florida. Con esta pelea, gane o pierda, hará que Rigondeaux supere la marca de
ganancias a través de su carrera del $1 millón de dólares. Eso envía un gran
mensaje no solamente a todo atleta cubano, sino a todos los cubanos, punto, que
si uno está dispuesto a luchar por ello, el sueño americano todavía existe. Como
Mayweather hizo cuando se enfrentó a Oscar De La Hoya, Rigondeaux combatirá
contra un boxeador infinitamente más mercadeable y que agrada más al público,
además de no solamente buscar ganar sino de robarle una parte de ese público.
Con todo y eso, Donaire es favorecido para ganar con una ventaja de 3 a
1, una extensión que no es injustificada. Y el más reciente oponente de
Rigondeaux, Roberto Marroquín, dejó al descubierto una quijada cuestionable del
peleador cubano. Por otro lado, si Donaire trata de aprovecharse de esa quijada
y falla, tal vez no habrá un boxeador con un contraataque más peligroso nacido
que lo haga pagar por ello.
Rigondeaux en dos ocasiones realizó 100 peleas sin perder como un
aficionado y está invicto en lo que lleva como profesional. Donaire se ha
mantenido dominante a través de una docena de años. Si cualquiera se arriesga,
ambos saben que hay cero margen para cometer errores. Con todo y eso, ambos
boxeadores saben que en el riesgo se encuentra la oportunidad para la grandeza--
tal vez su única oportunidad. Cada uno está cansado de esperar, ansiosos de
hacer su marca definitiva a cuesta del linaje del otro.
Para Donaire, ya uno de los mejores cinco boxeadores libra-por-libra en
la mayoría de las clasificaciones, es una oportunidad de moverse a una posición
realmente exclusiva. Para Rigondeaux, es una oportunidad de finalmente eclipsar
su legado aficionado al continuar uno de los ascensos más rápidos en la historia
del deporte. Para los fanáticos de las mejores peleas, es una victoria decisiva.