lunes, 21 de enero de 2019

AMANDA SERRANO BATE RÉCORDS Y LOGRA EL K.O. EN 37 SEGUNDOS


ÁLVARO CARRERA
AS.com

Gritó sacudiéndose toda la rabia, miró a su esquina y levantó su brazo derecho. 
Amanda Serrano fulminó a Eva Vorabeger y entró en la historia del boxeo al levantar el WBO del peso mosca. La puertorriqueña era la gran favorita, pero no se esperaba un exhibición de tal calibre. KO en 37 segundos y el título era suyo. A sus 30 años la puertorriqueña puede decir que ha ganado, al menos, un Mundial en siete divisiones diferentes, la mejor de siempre. Antes de subir al ring del teatro del Madison Square Garden estaba empatada con Manny Pacquiao (que alzó ocho, pero dos de ellos no eran por las cuatro organizaciones de mayor prestigio) y Óscar de la Hoya. Ahora esa posición privilegiada es suya en propiedad.
Serrano fue letal y Vorabeger se equivocó en su planteamiento. Mucho se había hablado del peso de la puertorriqueña. Debía bajar mucho (11,7 kilos con respecto a su última pelea) y los más escépticos dudaban de que pudiese hacerlo. Cumplió y se mostró fuerte en el pesaje. Serrano era consciente de su buen momento, pero sabía que debía cerrar muchas bocas... ¡Vaya si lo hizo!. Vorabeger también debió dudar de su estado físico porque salió a cruzar golpes sin cuartel desde el primer momento. Quería probar si la bajada de peso había mermado a su rival, pero falló.
Amanda Serrano entró encantada en la guerra y con un jab demostró que estaba rápida. Con un segundo golpe con la izquierda dejó tocada a Vorabeger, que tuvo que agarrarse. Estaba tocada y había pasado poco más de 20 segundos. Debía tomar aire y meter calma, pero se fue con todo muy desarmada. Concedió muchos huecos y Serrano le clavó un hook al hígado que la fulminó en 37 segundos. Sin oposición. Campeona en los pesos gallo, supergallo, pluma, superpluma, ligero y superligero y ahora también en el supermosca. Amanda Serrano es historia viva del boxeo.

MANNY PACQUIAO APLASTA A ADRIEN BRONER Y ESPERA YA A MAYWEATHER


Álvaro Carrera
AS.com

Manny Pacquiao regresó a Las Vegas con un único objetivo: postularse para una revancha contra Floyd Mayweather. Todos los pasos que ha dado en los últimos meses llevan a ese fin. El último fue elegir a Adrien Broner como rival para defender el WBA Regular (interinato de ese organismo) del peso welter. "Tienen un estilo muy similar", avisaba el filipino en la previa. Ya en la pelea, PacMan aplastó a Broner. Le ganó por decisión unánime (117-111, 116-112 y 116-111) y dejó un mensaje claro, puede dar la cara contra un púgil mas evasivo todavía. Mayweather fue al pabellón y le saludó ante de comenzar la pelea, después Pacquiao le mandó el órdago. "Decidle que vuelva, yo estoy dispuesto a pelear", apuntó sin titubeos. La pelota se queda en el tejado de Money.
Antes de esas frases, Pacquiao desarmó por completo a Adrien Broner, que hizo una versión actual de la película 'Toma el dinero y corre'. Broner cobró 2,5 millones de dólares (Pacquiao, 20) y entró al ring con la intención de agotar los asaltos más que ganar. Sabía que iba por detrás en la parte final, pero no se esmeró en intentar el KO. Le valía con salir en pie. Pacquiao lo bordó y él... pudo hacer más. Al filipino le costó dos asaltos leer la defensa que había armado Broner, pero fuera de ahí no tenía otro plan. El aspirante utilizaba su envergadura para intentar alejar al campeón y si eso no le llegaba le agarraba. Pacquiao debía amargar, esperar sus manos, esquivarlas y golpear. Eso hizo.
La sensación de paliza no fue mayor porque la evasión de Broner impedía a Pacquiao conectar más de dos manos consecutivas, pero aun así lo hizo en el séptimo y en el noveno asalto, cuando Broner lo pasó realmente mal. En ambas ocasiones se quedó demasiado estático, PacMan le acorraló contra las cuerdas y empezó a soltar manos a una velocidad endiablada. Fuera de esos dos momentos, el trabajo del filipino fue de pico y pala. Varió los planos de golpeo, logrando restarle muchas piernas, y también llegó bien al rostro, pero con 40 años Pacquiao no tiene la misma pegada que antes, y aunque así lo intentaron vender desde su entorno con el KO a Matthysse se notó.
Pese a ello, todas las cualidades que no tiene cómo hace diez años las sabe suplir con experiencia. Pacquiao nunca se precipitó, ni cuando Broner le agarraba por sistema o le empujaba. Sabía que tenía que talar el árbol para recoger los frutos. Y así lo hizo. Pese a esa tranquilidad, tuvo que arriesgar y se tragó contragolpes, era normal, el plan no podía ser perfecto al 100%, pero sí fue suficiente para lucir y mandar un mensaje al mundo y en especial a Mayweather: Manny Pacquiao está preparado para lo que sea y desde 2015 tiene una cuenta pendiente con Mayweather. La quiere resolver.