lunes, 19 de septiembre de 2011

DEPORTIVA PERO CRIMINAL... PARA LA TELEVISIÓN ARGENTINA


JOSÉ MANUEL MORENO

Y para los que me preguntan qué hubiera pasado si el desenlace hubiera sido al revés, lo tengo claro: el árbitro hubiera descalificado a Ortiz, sin lugar a dudas.

LA BIBLIA DE MAYWEATHER


DIEGO MORILLA
ESPN.com

El ambiente era digno de una congregación evangelista, y el predicador estaba en pleno vuelo retórico, derramando sobre su feligresía un aluvión de inspirada cátedra espiritual. La arenga retumbaba en las cuatro paredes del recinto, indiferente e impertérrita ante la aceptación total y absoluta de los más fieles, el asombro y la perplejidad de los iniciados y la indiferencia de los no creyentes. La diatriba tenía, con todas sus contradicciones y aciertos, vida propia, y el oficiante mantenía el control de la multitud con una convicción que distaba por momentos del discurso que ofrecía y que se desplazaba cómodamente entre los extremos de lo sacro y lo profano, lo serio y lo descabellado, y todo bajo el explosivo manto de un discurso en el que la deidad proclamada desde el púlpito parecía hacerse carne ahí mismo frente a los pasmados parroquianos.
Y es que la deidad en cuestión no era otra que el mismo oficiante que la declamaba con el ardor de un clérigo consagrado. Floyd Mayweather Jr. cantaba a los cuatro vientos los salmos y versículos del Evangelio Según Floyd Mayweather Jr., y no había un ánimo lo suficientemente valiente en toda la audiencia como para dar testimonio en contrario. El imparable tropel de alabanzas fluía, entonces, cual canto gregoriano embalsamando el aire sin que nada pudiera frenarlo.
"Otra actuación increíble", señaló Mayweather en relación a su reciente combate ante Víctor Ortiz, en el que se impuso por nocaut tras tres asaltos de gran boxeo y un cuarto round que vivirá en la controversia durante muchos años. "El entrenamiento fue increíble. Sangre, sudor y lágrimas. No solo se trata de dinero, es entretenimiento. Nosotros traemos entretenimiento" dijo, flanqueado por su amigo el rapero 50 Cent, que algo debe saber de eso.
Y es que Mayweather es una máquina de traer entretenimiento desde arriba y abajo del ring por igual. Sus peleas se producen con una distancia cada vez mayor entre una y otras, y por eso sus declamaciones y sus presentaciones escénicas toman el lugar que debería tener su desempeño en el ring. Esto constituye un esfuerzo notable. Lo entiendo desde mi puesto, en el que me veo obligado a escribir decenas de notas y artículos sobre el tema, con apenas unos minutos de acción boxística como motivo (casi como excusa, com acto secundario) para mis escritos. Mayweather, indudablemente el peleador de mayor atracción en el mundo hoy en día, no peleaba desde hace 16 meses, y probablemente no volverá a pelear por otro tramo similar de tiempo luego de los casi 12 minutos de boxeo que nos brindó desde el ring del MGM Grand Garden Arena de esta ciudad el pasado sábado. Los eternos tiempos que quedan por transitar entre uno y otro combate son llenados por horas de prédica vociferada, una práctica que Mayweather domina a la perfección y con comodidad. Y el objeto de su prédica es, últimamente, quien se vislumbra como el único rival que podría hacerle sombra en el boxeo actual.
"Si eres el mejor, toma el examen", dice Mayweather, en relación a su constante pedido de que Manny Pacquiao, su némesis jurado, se realice exámenes de drogas al azar, al estilo olímpico. "Nunca evité pelear con ningún oponente. (Pacquiao) le gana a los boxeadores que yo dejo atrás. Yo vencí a Hatton cuando estaba invicto, pero luego lo vence Pacquiao y es un ídolo. Yo vencí a De La Hoya en el peso que él eligió, pero Pacquiao lo venció en un peso que De La Hoya no cumplía en casi 12 años".
El esfuerzo de Mayweather por poner a Pacquiao a su sombra hace que ciertas verdades se acomoden a su visión de las cosas, y que ciertas otras simplemente se transformen en hipérboles egocéntricas. Los dardos, en ambos casos, son igual de venenosos.
"El nombre de Pacquiao solamente es relevante cuando lo mencionan junto a mi nombre. Cuando hablan de Pacquiao, dicen 'ese es el tipo que quiere pelear con Floyd Mayweather'. Cuando hablan de Floyd Mayweather dicen 'él es uno de los más grandes de todos los tiempos'", afirma Mayweather, ante el éxtasis redoblado de la feligresía presente, y doblando la apuesta al señalar que la oferta que está en la mesa para ese mega-combate soñado fue siempre una idea suya.
"¿Cómo pueden decir que rechazo ofertas si yo soy el que hace las ofertas?", se pregunta, esta vez desde su puesto de presidente de Mayweather Promotions, la empresa a través de la cual guía su propia carrera. "Pacquiao tiene un jefe. Antes de pelear con Floyd Mayweather él tiene que poner su negocio en orden. Cuando él pelea tiene que darle el 30 por ciento de su cheque a dos compañías diferentes. Yo me quedo con el 100 por ciento de mis ganancias".
Sea cual sea el porcentaje de sus ingresos, está claro que el choque ante Pacquiao sería el más redituable de la historia del boxeo. "Armar una pelea de esta magnitud lleva seis meses, pero yo quiero mantenerme activo", indica Mayweather, que a menudo ha sido criticado por sus largos períodos de inactividad. "Pero yo peleo cuando yo quiero pelear. Yo le doy mucho al boxeo, le di muchas peleas excelentes. Si quiero pasar 16 meses con mi familia, voy y lo hago. ¿Es mucho pedir, acaso?"
Pero la inactividad de Mayweather no es el único motivo que bloquea ese mega-evento. Mayweather, a pesar de ser visto como el mejor boxeador de la actualidad en todos los pesos, va por más y pide un mayor respeto para su posición de liderazgo, lo cual a menudo molesta a sus posibles oponentes.
"Si peleo con alguien que viene subiendo de categoría, él es demasiado pequeño. Si peleo con alguien más joven, es porque yo tengo más experiencia. Nunca puedo ganar nada", afirma. "Cuando le gane al pequeñito (Pacquiao) la gente va a decir 'él es muy pequeño o muy viejo'. Dicen que soy muy grande para Márquez, pero no para Pacquiao, y ambos tienen el mismo tamaño", se queja.
El tamaño de Pacquiao no es una mera metáfora, sino uno de los motivos para las sospechas de Mayweather sobre el posible uso de drogas para mejorar el rendimiento por parte del filipino, y la razón por la cual Mayweather se muestra tan poco dispuesto a ceder en este espinoso punto.
"Ahora mismo, si yo subo al peso pesado y peleo con los Klitschko, todos dirían que Floyd Mayweather está usando drogas. Él subió de 105 a 154 libras y nadie dice nada. ¡Despierten de una vez!", exclama el flamante campeón de peso welter del CMB, y los fieles en la tribuna de la sala de prensa vociferan su aprobación al grito de "¡amén!". "Cuando Michael Jordan, Kobe Bryant, y todos esos jugadores eran jóvenes, uno sabía que iban a ser grandes atletas. Pacquiao no era nadie cuando era joven, perdía por nocaut en peso mosca, y ahora es un peso welter que noquea a todo el mundo. Un peleador no sale a los 25 años noqueando welters y medianos junior. Eso simplemente no sucede. Si él no tiene nada que ocultar, hagamos la prueba de drogas. Yo solo quiero un nivel parejo para los dos".
Es de notar que, a pesar de lo atendible y perfectamente comprensible de los puntos que enumera Mayweather, todo lo que queda en las mentes de nosotros, sus interlocutores, es el eco de ese tono arrogante y despectivo con el que se expresa, y que subraya sus palabras ahogando a menudo su verdadero significado. Esa enorme arrogancia de Mayweather estuvo claramente exhibida durante toda esta semana, y las aristas más cuestionables de su personalidad afloraron con una violencia inusitada. Primero, la discusión que lo enfrentó con su padre y ex entrenador durante un alto en su preparación (filmada por las cámaras de la serie-reality "24/7" de HBO, que sigue la vida de ambos boxeadores en los meses previos al combate). Luego fueron las palabras durísimas que tuvo para con su rival, poniendo en duda su historia del abandono de sus padres y otros comentarios igualmente hirientes. Y luego concluyó su presentación interrumpiendo su entrevista con el comentarista de HBO, Larry Merchant en el ring tras la pelea , con palabras irrepetibles, causando la ira del veterano entrevistador que inmediatamente le contestó diciendo "si yo tuviese 50 años menos te patearía el trasero".
"Estamos en una economía difícil, y yo lo único que quería es agradecerle a mis fanáticos por poner dinero en mí. ¿Es mucho pedir acaso?", se excusa Mayweather, explicando así la razón del final abrupto de ese coloquio, detenido en primer lugar por Merchant con un tono bastante arrogante justo cuando Mayweather realizaba su agradecimiento a las cámaras. La despareja disputa no es tal: un veterano como Merchant podría quizás ser un poco más respetuoso y menos socarrón a la hora de abrirle el micrófono al mayor exponente del deporte que le da de comer hace tantos años, y sus desplantes a los boxeadores que él entrevista (junto con un tono de autosuficiencia que bordea lo despectivo, por momentos) ya son muy conocidos. Pareciera como si Mayweather hubiese elegido el peor momento para dar su opinión abierta y sin censura sobre Merchant, pero por otra parte es lícito preguntarnos: ¿qué más tiene que esperar Mayweather para soltar toda su violenta sinceridad ante las cámaras? ¿Tener más edad? ¿Más dinero, poder o influencia en el deporte?¿Más seriedad, acaso? A lo largo de toda la charla, la sonrisa socarrona y los comentarios sobradores fueron todos de Merchant, pero cuando Mayweather defendió su posición en términos casi callejeros, el mundo se le vino encima. Y esa dicotomía, ese mismo "doble estándar" o doble vara para medir acciones propias y ajenas se manifestó también durante el transcurso del combate de esa noche.
"Uno la hace y la paga", dijo Mayweather sobre su triunfo, en el que le arrebató el título welter del CMB a Ortiz con un sonoro nocaut justo cuando el campeón bajaba los brazos tras pedirle disculpas por un flagrante y espantoso cabezazo intencional. "Mucha gente no sabe bien lo que pasó. Él me golpeó con dos cabezazos, uno me rompió la boca por fuera y otro por dentro. Voy a tener que hacerme coser la boca cuando salga de aquí.
"Yo les dije: si él sale a pelear, la pelea no llega a los 12 rounds. Yo recibí codazos y cabezazos y no me quejé. Yo soy un peleador. Una vez que tocamos los guantes es hora de pelear", se excusó, blandiendo la regla de "protegerse en todo momento" que Ortiz soslayó durante una fracción de segundo en la que su mundo se vino abajo y su campeonato cambió de dueño. "Cuando estás en una pelea así de intensa, y solamente los peleadores entienden esto, uno no escucha todo lo que dicen", afirma Mayweather. "Si todo seguía así, lo iba a noquear en un par de rounds más. Mi rincón me decía que lo siga atacando, que sea astuto, y eso hicimos". El abrazo ofrecido por Ortiz luego de su tremenda falta no logró penetrar la coraza emocional de Mayweather, tampoco. "En un minuto me da un cabezazo, y al otro quieres ser amigo mío. Esto no es así. Este es el negocio del dolor. Esto es boxeo. La gente quería un nocaut y eso fue lo que les dí".
Y eso, señores, es lo que se llama entretenimiento.



Amén.