ÁLVARO CARRERA
AS.com
En
2 minutos y 17 segundos no pudieron pasar más cosas. Deontay Wilder sólo
necesitó esos 137 segundos para dejar KO a Dominic Breazeale y dejar claro un
mensaje: pese al nulo con Fury no ha perdido ni un ápice de su pegada.
Necesitaba vencer rápido y lo hizo para retener por novena vez el Campeonato
Mundial de los pesos pesados en su versión WBC. Después tocó hablar de futuro,
y el estadounidiense fue claro. "Hay que tener paciencia para organizar
esos grandes combates. Quiero hacer lo que quieran ver los fans. Buenas cosas
llegan al que bien espera", espetó sobre el ring sin desvelar quién desea
como próxima pelea: Joshua y Fury, deberían de ser sus dos únicas opciones.
Antes
de sus palabras, Wilder demostró mejoras. Ha aprendido de sus últimos duelos
ante Luis Ortiz y Tyson Fury, o eso pareció en el poco tiempo que estuvo en
acción. El campeón se mostró más perfilado y lanzó con mayor técnica sus
golpes. Ahí estuvo la clave de la pelea. Los dos púgiles se medían con el jab
hasta que el Bombardero de Bronce clavó su derecha recta. Breazeale la sintió y
fue retrocediendo hasta que chocó con las cuerdas. Es el punto en el que Wilder
disfruta y lo empezó a avasallar. Parecía un final claro... pero Breazeale no
estaba por la labor.
El
aspirante sacó su derecha e impactó en el campeón. Wilder lo notó y frenó sus
acciones. Se quejó de que había sido golpe ilegal (no era así) y tomó aire.
Cuando ambos se juntaron, el de Alabama lanzó su jab para abrir la guardia de
Breazeale y cuando tuvo el hueco colocó otra derecha recta al mentón de su
rival. El aspirante cayó a plomo y Wilder sabía que esta vez sí, no había
manera de que se levantase a tiempo. Así fue. El Bombardero de Bronce festejó y
después quisó poner punto final a sus controvertidas palabras de la previa.
"Ha habido mucha polémica antes de la pelea, pero ahora al darle un abrazo
todo está olvidado", apuntó antes de abrazarse con su equipo. Deontay
Wilder apuntó y masacró. Ahora espera saber el nuevo destino para su cañón.