JESÚS MÍNGUEZ AS.com
Un crochet con la zurda al rostro de Arsen Martirosyan, un bombazo en el 12º asalto, le valió a Kiko Martínez para conservar el título de campeón de Europa del supergallo. El púgil alicantino demostró que, con 26 años, ha alcanzado un estado de plenitud que podría llevarle pronto a disputar un Mundial. Ahora saldrá muy bien colocado en las listas del Consejo (CMB), donde era ya séptimo, y el campeón japonés Nishioka podría darle una oportunidad. Por ejemplo. O podría intentar también dar el salto a Estados Unidos.
En Lyon (Francia), fuera de casa, Kiko sabía que sólo le valía ganar antes del límite si quería evitar disgustos. Y aunque en las cartulinas iba por encima -merced a su excelente esquiva, su rapidez y su gran preparación física- echó el resto en el último round. El rocoso francés de origen armenio, dignísimo, acusó el trabajo previo del español y sintió el bombazo en el rostro de la zurda de Kiko, que lo sentó. Intentó seguir, pero el juez paró el combate enseguida (KOT). 'La Sensación' exhibió otra vez su pegada y dejó su récord en 26-3, con la 18ª victoria antes de llegar al siempre peligroso veredicto de los jueces.
