Álvaro Carrera
AS.com
Mikey García es leyenda. El estadounidense (de origen
mexicano) derrotó en San Antonio a Sergey Lipinets para alzarse con el título
IBF del peso superligero. Exhibición y victoria clara a los puntos (116-111,
117-110 y 117-110) para igualar con dos referentes del boxeo como Manny
Pacquiao y Juan Manuel Márquez, ambos eran los únicos en ser campeones
mundiales en el pluma, superpluma, ligero y superligero. Ahora Mikey les ha
alcanzado, pero quiere más y amenza con subir también al welter en un futuro.
37-0 es su récord, con el WBC del ligero y el IBF del superligero en su poder.
Campeón contrastado, es el momento de un gran envite: Lomachenko y Linares ya
han pedido cita.
García tuvo en Lipinets un rival propio para brillar como lo
hizo. El ruso salió directo a por su rival, quería mandar y su jab fue un
martillo. Lo sabía Mikey que comenzó a bailar desde que se inició el combate.
Su juego de piernas es excelso y lo volvió a demostrar una vez más. Moviéndose
y conectando el crochet de derecha fue haciendo daño al campeón, quien buscaba
variar los planos y sobre todo se esmeraba en lanzar golpes a la zona de
flotación. Quería restarle aire, pero no lograba atinar.
En el sexto asalto Lipinets vivió su mejor momento. Supo
acortar la distancia, frenar el movimiento y fue percutiendo abajo. Se vino
arriba y en el séptimo asalto hizo lo mismo. Encontró a García con un buen
upper... pero el estadounidense contestó y envió a la lona a Lipinets. Durísima
mano, pero hubo respuesta el ruso se rehizo y siguió a lo suyo: acortar la
distancia y tirar con todo. García ya le había leído y con su jab y los golpes
curvos tenía la pelea controlada. Pese a ello, salió con ganas en el último
asalto. Buscaba finalizar, como Lipinets y ambos dejaron un vibrante round.
Manos durísimas para ambos, pero no hubo final adelantado. Toco ir a las
cartulinas, García fue superior y abrió las puertas del olímpio. Es leyenda.