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Deontay
Wilder (41-0-1, 40 KO) está casi inédito en 2019. Solo ha boxeado una vez, y
despachó a su rival (Dominic Breazeale) en dos minutos y 17 segundos. Desde
mayo no se sube al ring. Ha sido una temporada de esperas y dudas. Finalmente,
el 'Bombardero de Bronce' ha decidido tomar el camino de las revanchas. Ya lo
había hecho en 2017, cuando antes de mirar a grandes nombres quiso volverse a
enfrentar con Stiverne, único hombre hasta ese momento, que le ha aguantado 12
asaltos. Después llegó Ortiz, al que noqueó, pero sufrió mucho y Fury, contra
el que hizo combate nulo. Dos resultados que alimentaron a sus haters, quienes
siempre han estado presentes. Por ello, con la idea de despejar dudas, Wilder
se ha reprogramado a ambos.
Con
Luis Ortiz (31-1, 26 KO) se ha citado este sábado en Las Vegas. Él campeón WBC
del peso pesado hace su décima defensa titular y tienes claro que todo será
diferente a 2018. "Quiero vencer a Ortiz de manera mucho más dramática.
Cuando peleamos por primera vez tuve gripe, pude haber rechazado la pelea, pero
quería demostrar que podía hacer cosas que otros no son capaces de hacer",
reveló en la previa. El estadounidense siempre muestra una gran confianza, pero
también se ha mostrado crítico con su primer pleito. "Creo que no lancé los
jabs suficientes. Mis pies no estuvieron todo lo bien posicionados que debían.
Los movimientos que se hacen con un zurdo son diferentes", añadió.
Consciente
de que será difícil, Wilder espera ganar con mayor facilidad. Después de Ortiz,
en su imaginario está Tyson Fury (en principio han acordado enfrentarse el 22
de febrero). Después tendrá que volver a mirar al futuro... pero también ha
deslizado su intención. Espera disputar diez combates más y ganarlos todos por
KO, para superar así el récord de Floyd Mayweather (50-0). Su objetivo es ser
recordado como una leyenda. "Cuando la gente piensa en boxeo, quiero que
piensen en mi y cuando me vaya me echarán de menos. Nadie noqueará como lo
hacía Deontay Wilder". El Bombardero de Bronce está de vuelta.