ÁLVARO CARRERA
AS.com
Terence Crawford citó sólo 8.112 fans en el MGM Grand de Las
Vegas (con capacidad para 16.000 espectadores). El estadounidense todavía no
tiene el tirón mediático que su boxeo merece, pero tras derrotar a Jeff Horn
esa masa social crecerá, seguro. Crawford ganó por KOT en el noveno asalto al
australiano. Así le arrebató el mundial WBO del welter y logró un hito: ser el
tercer boxeador en la historia que menos tiempo ha tardado en ser campeón en
tres divisiones (ligero, superligero y welter). Lo ha hecho en 33 combates, dos
menos que Floyd Maywether (el más precoz, Lomachenko, con 12). Datos de
leyenda.
Crawford también mostró en la tarima de Las Vegas que no
siempre es necesario lucir para ganar con contundencia. El estadounidense no
pudo brillar porque el boxeo de su rival no dejaba. Constantes trabas deslucían
la pelea, pero él no se obcecó. Horn salió a mandar, quería mostrar que era el
campeón y fue directo a por Crawford. Este le toreo, fue dejando correr los
asaltos y cada vez iba a más. Esquivar y percutir, de menos a más, pero sin
crear dudas. Golpes abajo, arriba, upper, crochet. Todas las variedades
entraban... y el rostro de Horn se iba hinchando.
El fuelle le duró a Horn cuatro asaltos. Desde ahí dejó de
tirar manos. Se dedició a entrar en distancia y agarrar a Crawford. No eran las
mejores condiciones para pelear, pero el estadounidense fue aumentando de
manera progresiva la velocidad de su rodillo. Cada vez más golpes entraban en
el rostro de Horn, el australiano devolvía menos y el final era inevitable.
Llegó en el noveno asalto. Un crochet con la derecha entró directo a la pera de
Horn, resistió, pero acto seguido otro con la izquierda le envió al suelo. Se
levantó, pero estaba flotando. Crawford apretó, carrusel de golpes y ante la
nula respuesta, el árbitro se cruzó. Ejercicio de madurez de Terence Crawford,
supo esperar a que la fruta se cayese de árbol y la recogió. Exhibción para
pasar la historia. Es uno de los grandes.