Emilio Marquiegui
Cuando Gabriel Campillo tenía controlada la pelea, cuando dominaba a lo
campeón con un boxeo fluido, directo y preciso, llegó un croché de derecha del
polaco Andrzej Fonfara en el octavo asalto que dejó a Campillo tocado,
salvándole la campana. En el noveno round el madrileño intentó un volver a
empezar, pero Fonfara, muy crecido, buscó los huecos en la guardia y consiguió
la hazaña de noquear al excampeón del mundo, que nos había recordado en fases de
este combate los estelares momentos de su carrera. Una avalancha de golpes,
coronados con un gancho al plexo, hicieron escuchar la cuenta completa a nuestro
campeón. Un chorro de agua fría por la espalda. En juego estaba convertirse en
aspirante oficial al título mundial semipesado IBF en poder del ilustre Bernard
Hopkins.
El combate, que se celebró en Chicago (16/08), en el U.S. Cellular Field,
recinto del equipo estadounidense de beisbol de los Chicago White Sox, comenzó
con un Fonfara pletórico en el primer asalto, con un ritmo vivo, que llegó con
buenos golpes a un apabullado Campillo que no entraba en calor. Pero ya en el
segundo round el español cogió el volante del combate y comenzó a llegar con
soltura y precisión a la cabeza del polaco, que perdió el sitio
definitivamente.
Los asaltos fueron cayendo del lado del español, que golpeaba con clase y
precisión a su rival, y solo la falta de pegada evitó que Fonfara lo pasara
peor. La victoria por puntos se iba acercando, a pesar de una inflamación en el
ojo derecho de Campillo que podría darle problemas en los últimos rounds. Pero
los verdaderos problemas vinieron al final del octavo asalto con una mano suelta
del polaco que presagió el fin, dejando aturdido al español antes de que sonara
el gong. En el noveno, lo dicho, un Campillo tocado que no pudo tolerar una
buena combinación seguida de una cuchillada al plexo solar: K.O.
Campillo, a
sus 34 años, debería buscar la reflexión en Europa, buscando el título
continental, cinturón que le falta en su brillante carrera.