lunes, 27 de noviembre de 2017

EL HÉROE DEL RETIRO

NACHO LABARGA
Marca.com

Antes de entrar en casa se tocó en el costado. Estaba sangrando. Un individuo le había clavado una navaja. Jorge Vicente Sánchez (Madrid, 1984) fue agredido tras separar a un joven marroquí de una chica a la que estaba pegando. Sucedió en la madrugada del 11 al 12 de noviembre de 2009. La cicatriz aún perdura, pero aquel dolor que casi le cuesta la muerte se ha convertido en energía para mejorar su mundo. "Estaba paseando al perro como todas las noches y escuché varios gritos. En principio no le di importancia pero, cuando pasé otra vez por el mismo sitio, vi que era un chico que estaba pegando a su novia. Fui a separarlos y él vino a por mí. Sólo quería que se fuera, me sacó una navaja y me tiró una puñalada al estómago. Se me abrazó y se fue corriendo", recuerda Koke, quien prefiere no citar los nombres de los implicados. El Héroe del Retiro, apodo con el que se quedaría tras salvar a aquella joven de una desgracia mayor en la calle Lira -cercana al parque-, tardó en darse cuenta de que había sufrido el navajazo: "Al principio no noté nada. Después, cuando estaba cerca de casa, me sentí húmedo. Me toqué y vi que tenía sangre. Subí a casa, desperté a mis padres, llamamos a la ambulancia y fuimos al hospital. Amanecí inconsciente". De su relato se desprende que la cosa estaba mucho peor de lo que aparentaba su estado: "El pulmón se había encharcado, le había entrado casi un litro de sangre. Después tuvieron que operarme en el Hospital Gregorio Marañón para quitarlo. Me dijeron que había estado al borde de la muerte, pero gracias a Dios salí hacia delante", rememora, después de unos cuantos años. Aunque algo así no se olvida. "Muchísimos medios se intentaron poner en contacto conmigo, pero no vi oportuno hablar sobre esto por mi trabajo y por la situación en general".
Jorge Vicente intentó pasar desapercibido, continuar con su vida de puntillas, pero la contundencia de los hechos, acabó imponiéndose a la discreta realidad que pretendía: "No quería protagonismo. Con el paso del tiempo, la noticia se fue conociendo más". Tanto que le llamaron las autoridades para darle la Medalla al Mérito Ciudadano: "Fue un momento especial. En aquel acto me entregaron la medalla Esperanza Aguirre y Francisco Granados. Pero no sólo me homenajearon los políticos, también la Guardia Civil y la Policía".El Ejecutivo madrileño le concedió esta distinción en la Comunidad de Madrid en un acto que jamás olvidará y que fue acompañado de una dotación económica de 30.000 euros. Una medalla que fue aún más cara, puesto que antes casi pierde la vida: "Estuve mal, muy mal. Los médicos dijeron que cerca de la muerte. Me tuvieron que operar, la situación fue bastante crítica pero por suerte ahora lo puedo contar. Todo salió bien gracias a su trabajo. Si soy sincero ahora tengo un recuerdo muy positivo de todo aquello". Lo dice sin rencor. Tampoco lo guarda para el joven africano que le clavó un navajazo de siete centímetros de profundidad, con una trayectoria que le atravesó pleura y pulmón. Una persona que entonces tenía 18 años y al que le imputaron delitos de tentativa de homicidio y violencia de género. De marroquí a marroquíLos malos recuerdos de aquello están olvidados. Y así lo demuestra que Koke, friki del boxeo desde la infancia, contratase a un púgil de origen marroquí nada más iniciar su carrera como promotor en KO Boxing. Se gana el pan con una clínica dental y un centro de lavandería, pero este madrileño encuentra su vía de escape en el deporte. "Mi historia ha seguido por esta vía por un tema de superación. Me da pena que los boxeadores se sacrifiquen y no tengan recompensa. Mi idea ahora es que la encuentren sea cual sea su raza o color", añade convencido. Una pasión que le viene casi desde la cuna: "He ido a muchas veladas en mi vida, he practicado este deporte, tengo amistades dentro del mundo".

"Aunque no tengo tiempo para entrenar, pero siempre me ha gustado estar dentro. No tengo gimnasio ni soy entrenador, esa no es mi labor principal, lo que hago es facilitar la vida de los boxeadores. Por eso me saqué la licencia de mánager primero y después la de promotor". Su entorno no daba crédito cuando firmó a su primer luchador. Ahí demostró actuar con el mismo altruismo que la noche que salvó la vida a una mujer: "Me decían que cómo podía llevar a un marroquí como apoderado cuando otro estuvo cerca de quitarme la vida. No se puede tener rencor. En el boxeo no cabe esto. Vi que necesitaba ayuda y se la ofrecí. ¿Qué culpa tiene él o el resto de que me apuñalasen? Estamos hablando de que el boxeo es un idioma universal, el deporte que más te acerca a la sociedad". Tras Hamza Misau llegaría el rumano Alin Florin y después otro marroquí, Abdessamad Nechchad.Un promotor particularPoco a poco ellos van conociendo la historia de su promotor: "No es algo que cuente desde el principio. Lo hago después de coger confianza con alguien. Alguno se sorprendió más que otro, pero lo importante es que ellos vayan creciendo, compitiendo, y yo pueda ayudarles en ese camino y facilitarles las cosas para que, en la medida de lo posible, se centren en el cuadrilátero y en la cantidad de valores que pueden extraerse de un deporte como el nuestro". Sus fichajes siguen la filosofía que él entiende que se encuentra implícita en el boxeo. "Es el mayor ejemplo de integración de cualquier persona sea cual sea su raza o religión. Aquí todos hablan el mismo idioma sean del país que sean, de la cultura o religión que procedan. Se pegan y después se abrazan. Es la disciplina más noble de todas", añade Koke, quien cree que también sirve como nexo de unión entre ciudadanos de diferentes lugares porque entre los púgiles se reconocen el trabajo y el esfuerzo. "Al final pueden terminar entrenando juntos o siendo amigos. Si la política copiase hoy en día los ideales del boxeo creo que nos iría mucho mejor".Un deporte en augeSegún su criterio, el boxeo va recuperando el vigor de antaño, acercándose cada vez más a una época en la que el noble arte llegó a ser una de las disciplinas más populares en nuestro país, sólo superada por el fútbol: "Pienso que el boxeo está en un gran momento. Es cierto que antes tenía mala fama, que era algo minoritario, casi residual. Hoy en día cada vez tiene más seguidores y practicantes, tanto chicos como chicas. Con el paso del tiempo, ayudándolo, puede volver a estar donde se merece que es ahí arriba. La gente está volviendo a los gimnasios y sé valora como método de entrenamiento".Sugar Ray, Muhammad Ali, Rocky Marciano, Manny Pacquiao o Floy Mayweather son algunos de los grandes boxeadores que le han hecho vibrar. Ahora, Sánchez sueña con colocar a alguno de sus pupilos en la élite del boxeo. El destino quizá provoque que el elegido sea marroquí.