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Arrugado
contra las cuerdas Nonito Donaire aguantaba el vendaval en el que se transformó
Naoya Inoue en el undécimo asalto de su combate. El filipino estuvo tocado, una
acción extraña del árbitro le permitió seguir en pie y poder y resistir, pero
un combate así no da pie a polémicas. Nonito ha sido campeón mundial en cuatro
divisiones, pero su hambre es insaciable y cuando muchos le daban por
descartado se sacó un tremendo combate de la manga. Inoue quería ser el rey, y lo
es ahora, pero no por abdicación. Se lo tuvo que ganar para alzar el Ali Trophy
de las World Boxing Super Series y los Mundiales WBA e IBF del gallo. El
japonés derrotó a Donaire por decisión unánime (116-112, 117-111 y 114-113) y
después dejó claro que su cabeza fuera del ring es excepcional. "Todavía
tengo que ser más fuerte. No soy el mejor de la historia ni del momento, tengo
que seguir trabajando. Esto es una gran victoria, pero nada más", reveló
el púgil de solo 26 años.
Las
apuestan daban pocas opciones a Nonito y menos aun se pensaba que el combate se
decidiese en las cartulinas. Todo falló. Inoue venía de estar 5 minutos y 29
segundos en acción en los dos combates anteriores de las WBSS, pero tuvo que
picar piedra ante el ídolo de su infancia. El japonés dejó hacer de inicio y
mostró sus fantásticas cualidades defensivas. También replicó duro con sus
golpes, lo cuales Donaire asimilaba. En un cruce al final del segundo round,
Nonito cortó a Naoya. Fue por un crochet de izquierda, lo que dejó la continuidad
de pleito en el aire. La esquina de Inoue trabajó bien y aunque se fue abriendo
más en la parte final nunca se pensó en la detención del combate. Antes de eso,
los dos tuvieron sus opciones y brindaron una gran guerra. Inoue recibía muy
bien a Donaire cuando entraba. Pegaba y salía. El corte le había hecho titubear
en el tercer round, pero desde el cuarto volvió a dominar. En el sexto el
filipino parecía tocado, Nonito aguantaba y con sus crochets de izquierda
volvió a desconfigurar al japonés, quien comenzó a sufrir.
La
derecha sobre el jab y el uno-dos-uno le empezaron a funcionar a Donaire. Metió
en apuros reales al japonés en el noveno asalto. Dos derechas consecutivas
hicieron que el japonés se agarre y dejase pasar el tiempo. No podía dejar la
iniciativa y no lo hizo. Desde el décimo subió la intensidad de nuevo y en el
undécimo el final pudo cambiar. Inoue apretó, y con una izquierda recorrió la
zona hepática de Nonito. El filipino corrió y tardó en poner la rodilla en el
suelo. Había sido golpe legal, pero el árbitro debía tener dudas, ya que se
cruzó delante del japonés y no le permitió seguir la acción. Se escapó la
leyenda, a quien le permitieron algo más de tiempo en la cuenta de protección.
De hecho, Inoue hizo un amago de festejar, pero supo aguantar concentrado y
siguió.
Aquí
llegamos al inicio del relato, y es que Donaire aguantó lo que no estaba
escrito. Un púgil con su legado no tenía necesidad, pero siempre ha sido un
guerrero y quería salir con la cabeza en alto. Inoue se vació, pero no llegaba
el KO... y había contras duras de Nonito. Podía sacar un golpe cada 20
segundos, pero iba con todo. En el último asalto Inoue supo trabajar, controlar
y no arriesgar. La victoria era suya. Después abrazó a su rival. Su ídolo de la
infancia le permitió hacer el mejor combate de su carrera. Naoya Inoue está en
el boxeo para hacer historia. Su leyenda ya lleva tiempo fraguándose, pero en
el Saitama Super Arena vivió su capítulo de mayor gloria. El 'aprendiz' derrotó
al maestro.