ÁLVARO CARRERA
AS.com
Thurman
decidió plantear una guerra mental en la previa. Pacquiao le respondió siempre
con una sonrisa y le emplazó al ring. Sobre la tarima, donde se muestran las
personas de verdad, el filipino necesitó menos de tres minutos para ganarle esa
batalla. El estadounidense dominaba en la distancia y PacMan recibió varios
golpes cuando intentaba acortar distancia... hasta que ocurrió la genialidad.
En un visto y no visto se echó encima de Thurman, que reculó. Mano adelantada
abajo y la de atrás al mentón. El campeón se iba al suelo y su cerebro
estallaba. No pensaba que el "dinosaurio", como el mismo le llamó,
tuviese esa capacidad. Pacquiao sabía hasta dónde debía apretar y lo hizo. Le
dejó respirar y continuó la pelea. La experiencia lo es todo. PaMan podía tener
menos envergadura, potencia... pero había cazado su tiempo a la hora de
ejecutar sus golpes y lo tenía en su mano.
El
campeón tardó en reaccionar mentalmente hasta el cuarto asalto. No fue capaz de
imponer su tamaño hasta entonces. En ese momento se vio la diferencia. Pacquiao
encajó manos duras, pero apretaba los dientes y seguía para delante. El miedo a
perder no existía, solo tenía hambre de victoria. Así, acabó de minar a
Thurman, que fue alternando buenos momentos de boxeo con otros en los que se
veía sorprendido por el veterano. La leyenda lograba comerle el espacio en un
segundo, algo que bloqueaba al estadounidense, pues alguien con su movilidad
era incapaz de salir de esa presión antes de tocar la cuerda con su espalda.
Ahí, en el ensogado, precisamente es donde Manny mostró otra gran virtud.
Thurman le encerraba, sacaba muchos golpes... pero no se achantaba. Replicaba
con series rápidas y se movía. Estaba pletórico.
Thurman
acabó cabizbajo por su derrota, pero pudo hacerlo todavía mas. En el décimo
asalto, Pacquiao clavó su mano en el hígado del estadounidense. Le faltó poco
para caer al suelo. De hecho llegó a doblarse de dolor. El filipino le dejó
vivo porque sabía que línea roja no debía cruzar. Es consciente que no está
para intercambiar golpes. Tuvo el KO, pero él quería ganar y disfrutar del
camino, no importaba el modo de la victoria. Después tocaba hablar de futuro.
Spence y Porter unificarán coronas (IBF y WBC) el 28 de septiembre, su rival
potencial saldrá de ahí, pero no quiso darle más bombo. Cualquier declaración
podía eclipsar lo que acababa de hacer. La leyenda volvió a demostrar su
estatus. Manny Pacquiao, campeón a los 40.