miércoles, 29 de abril de 2009

Película busca mostrar el lado humano de Mike Tyson


Mike Tyson (der) y James Toback, el realizador de un documental que busca pintar una imagen más humana del boxeador. Charles Sykes / AP Photo




Por JAKE COYLE
The Associated Press
NUEVA YORK --
Mike Tyson estudia las críticas del documental "Tyson".

El director de la cinta James Toback le muestra ansioso recortes de críticas, que en general dicen que el documental es el mejor trabajo jamás hecho por el realizador y muestra una cara distinta de un boxeador que despertó grandes pasiones.
Tyson, quien hoy tiene 42 años y lleva cuatro alejado de los cuadriláteros, no se impresiona demasiado. Con algunos kilos de más en la cintura, transmite una serenidad ganada a fuerza de golpes.
"Estas cosas ya no me llaman la atención. La prensa, las luces, las cámaras", dice el boxeador. "Sé que si empiezo a tomarme esto en serio, podría terminar siendo un monstruo y nadie me querría".
Bastante gente no quiere a Tyson. Por más que haya sido uno de los más grandes pesos pesados de la historia (44 de sus 50 victorias llegaron por la vía del nocaut y fue el campeón mundial más joven que jamás hubo en su división), se lo recuerda sobre todo por sus explosiones violentas dentro y fuera del ring.
En 1992 fue hallado culpable de violar a una muchacha y pasó tres años en la cárcel. Al regresar a los cuadriláteros, fue descalificado de una pelea con Evander Holyfield en 1996 por rebanarle una oreja a su rival de un mordiscón.
Se popularizó la imagen de Tyson como un monstruo descontrolado. El documental espera arrojar luz sobre el personaje y difundir una imagen más humana, relatando la historia de un niño muy humilde que ganó fortunas con los puños pero no pudo evitar que su vida se tornase en una tragedia. Lo pinta como alguien incomprendido.
"Es una figura extremadamente incomprendida", sostuvo Toback, cineasta de 64 años que fue postulado a un Oscar por el guión de "Bugsy". "La gran mayoría de las personas que tienen una mala impresión de Tyson no tienen ni una décima parte de su inteligencia y de su personalidad. Mike es básicamente un ser humano muy, muy bueno. Ello no quiere decir que no haya hecho algunas cosas muy malas".
En los 88 minutos de la cinta, Tyson es el único que habla. Ni Holyfield ni Desiree Washington, la mujer que lo denunció por violación y lo mandó a la cárcel, dan su versión de los hechos. El documental, en el que Tyson aparece como uno de los productores, no pretende ser un trabajo objetivo, pero de todos modos trasunta una enorme honestidad.
Tyson, a quien Toback entrevistó durante una semana en Los Angeles, mientras se sometía a un tratamiento de rehabilitación, aparece primero hablando, con una filosofía muy propia, sobre "el caos del cerebro" humano y preguntándose quién es él realmente.
Relata las humillaciones que padeció en su infancia y que lo impulsaron a hacerse boxeador y habla cariñosamente de Cus D'Amato, el instructor de boxeo que prácticamente lo adoptó y lo encaminó en la vida (Tyson llora al comentar su muerte en 1985). Respecto a su fallido matrimonio con la actriz Robin Givens dice, "éramos muy jóvenes". Alude a los papelones que hizo en sus últimas peleas en el 2004 y el 2005, revela que contrajo gonorrea al tener relaciones con una "mujer mugrienta", y afirma que cuando boxeaba se sentía en el paraíso: "En el cuadrilátero, soy Dios".
Tyson sostiene que no fue fácil ver el documental, que es un largo monólogo condensado.
"Al ver la película, me digo, 'si me encontrase en la misma habitación que ese tipo, me sentiría nervioso'".
"Nunca entendí, y esto es una locura, nunca entendí por qué le gente tenía ese opinión de mí. Al ver la película, lo comprendo", expresó. "Por primera vez, lo comprendo. Lo veo desde el punto de vista de un ser humano que es muy racional ahora. Y pienso 'este tipo es impredecible, no sabes si te va a invitar a cenar o si te va a clavar el tenedor. Puede perder el control en cualquier momento'".
Por momentos, la pantalla se divide y aparecen varios recuadros de Tyson hablando, en un recurso que busca resaltar sus contradicciones: un ego inmenso, casi animal, acompañado por un complejo de inferioridad.
Tyson admite haber abusado de mujeres, pero insiste en que no violó a Washington. Respecto a Holyfield, dice: "Soy una buena persona, pero en esa ocasión perdí la cabeza".
Posteriormente Tyson afirma: "Si todavía siento ira, la descargo conmigo mismo".
A quienes se niegan a ver su lado humano, Tyson les dice: "Soy un ser humano. Alguna vez fui muy joven. Sí, abusé de una mujer. Cometí un error. Y seguiré equivocándome. Pero no en las mismas cosas".
Tyson señala que de niño vio como su madre era maltratada y eso alteró su sentido de las relaciones.
Los comentaristas no parecen darle demasiada importancia a la falta de equilibrio del documental y lo aplaudieron de pie en el festival de Cannes el año pasado. La revista Slate lo describió como una cinta "franca, aunque sin ser veraz".
Toback -otro tremendo personaje por cuenta propia- y Tyson son grandes amigos desde hace más de dos décadas. Alguna vez dijeron que esa amistad nació durante una conversación acerca "de la locura y las orgías".
"Pensé que sería campeón por 15 años", dice Toback, mientras engulle una cantidad de pastillas (dice que toma 150 por día). "Pero luego resulta que es tan loco y complicado como yo. Uno tiene sus enemigos internos".
Los dos se consideran "extremistas". Tyson apareció en dos cintas de Toback, incluida una escena en "Black and White", de 1999, en la que la emprende contra el personaje de Robert Downey Jr. luego de que éste se le insinúa.
Tyson cree que él y Toback se asemejan "en un sentido muy extraño".
"Nos manejamos al borde de la razón y la locura", declara Tyson. "Nos exponemos. No sé si todavía soy así, pero estuve en esa zona en el pasado. Estuve al borde de la locura, mirando lo que hay del otro lado de la razón, tentado con saltar".
Toback, quien en una ocasión casi muere tras consumir LSD durante ocho días, hace un gesto como aprobando lo que dice Tyson.
El realizador espera que la gente vea a Tyson "con ojos nuevos, como si fuese la primera vez".
Tyson parece en paz consigo mismo, listo para jubilarse. Se entusiasma al hablar de Joe Frazier, quien, a los 65 años, todavía no le perdona a Muhammad Ali sus desplantes de su época de boxeadores.
"Me entusiasma la idea de tener 60 años y que haya otro campeón, como Evander o algún otro, al que le digo 'vamos a ver a alguno de estos boxeadores jóvenes que piensan que son tan buenos. ¿Qué habríamos hecho con estos tipos?'", dice Tyson.

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