miércoles, 29 de abril de 2009

Pozo corre el riesgo de renunciar al título por culpa de una anemia


ARMANDO ÁLVAREZ - VIGO

El cuerpo de Iván Pozo ha dicho basta. Muchos meses de esfuerzo para mantenerse por debajo de los kilos que le son propios han desencadenado una anemia que obliga a sus entrenadores a detener la preparación de la pelea contra Christophe Rodriguez, prevista para el 8 de mayo. En los próximos días se decidirá si se solicita un aplazamiento a la EBU, entidad organizadora del Campeonato de Europa, o si el vigués renuncia al título. Sus tiempos como púgil del peso mosca se terminan. Toca reiniciar la trayectoria en el gallo.
Lo natural en Iván Pozo es rondar los 60 kilos, sin necesidad de cebarse o descuidarse en exceso. Las peleas del peso mosca le obligan a bajar hasta los 50.800. Casi diez kilos de diferencia. Bajar esa talla y a la vez tener el tono muscular que un combate de boxeo exige le supone un esfuerzo brutal. Y aunque tiene recorrido por delante, va cumpliendo años y el cuerpo consiente menos caprichos. El preparador de Pozo, Paco Amoedo, tenía la esperanza de aguantar aún algunas citas como mosca. Han estado sobre el filo y parece que perderán la partida. Por lo de pronto, los médicos ya han descubierto y certificado que Pozo sufre una anemia. El decaimiento que provoca le impide combatir contra Rodriguez la próxima semana.
El problema es que el vigués necesitará aproximadamente dos meses para recuperarse de la anemia y estar en condiciones de defender su cinturón continental contra Rodriguez, a quien se lo ganó por puntos a finales del año pasado en una polémica decisión. Es un aplazamiento excesivo para los criterios habituales de la EBU, que quiere la revancha ya.
En consecuencia, la alternativa más factible a día de hoy es que Iván Pozo renuncie a defender el título, la EBU lo declare desierto y otros dos boxeadores (seguramente Christophe Rodriguez sería uno de ellos) se lo disputen. La decisión es trascendental por lo que implica a varios niveles y se meditará cuidadosamente durante esta semana. Amoedo y Pozo, siempre bajo asesoramiento médico, apuran sus opciones de pelear contra el francés, al menos para despedirse con buen sabor de boca de la categoría y por rentabilizar el trabajo efectuado hasta ahora para preparar la velada.
Porque hay mucho dinero en juego, un cartel de lujo, una subasta que se ganó... Todo se puede ir al traste, incluidas las ganancias de Pozo, al que le corresponde el 60 por ciento de la bolsa en su condición de campeón. Y es un entramado que estaba costando mucho montar, con algunas administraciones públicas en plena mudanza y otras reacias a soltar dinero.
Un cambio natural
Antes o después, ya para el próximo combate o con el colofón de Rodriguez, Pozo asume que debe entrar en el gallo. No le supone ningún trauma ni dificultad a nivel técnico. Y es obvio que a nivel físico le favorece. Pozo ha sido campeón de España y ha brillado en los cuadriláteros continentales con ese peso. La principal secuela de la subida de categoría es que debería situarse en el escalafón partiendo de cero, lo que le obligaría a buscar y disputar varias peleas antes de estar en condición de aspirar a algún cinturón importante. Renunciar a un título como el que Pozo posee siempre duele y es lo que impide que el astro gallego tira ahora mismo la toalla.

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