Jesús Mínguez As.com
El hombre que vencerá a Manny Pacquiao aún no ha nacido", escribía un experto en boxeo de la ESPN tras el ejercicio de demolición de Ricky Hatton que llevó a cabo el filipino el pasado sábado, en el majestuoso ring del MGM de Las Vegas. Una afirmación un tanto exagerada, propia quizá del brutal gancho de izquierda que dio con el británico en la lona con sólo 5 minutos y 59 segundos de combate.
El hombre que podría ganarle acababa de anunciar su vuelta al cuadrilátero ese mismo día por la mañana, también en Las Vegas, con ese estilo gangsta y amenazante de antaño: Floyd Mayweather jr. El hombre que había tumbado previamente a Hatton y ganado a De la Hoya, Baldomir o Judah y dominado los pesos medianos hasta ser considerado el mejor boxeador libra por libra del mundo, distinción que pasó a Pacquiao por su retiro voluntario de 16 meses. Mayweather, de 32 años y con rumores sobre problemas con el fisco, está invicto y se fue porque, según dijo, no había rivales que le hicieran "competencia". Vuelve el 18 de julio para pelear con el veterano mexicano Juan Manuel Márquez (36 años) en pelea pactada en el superligero, el mismo peso en el que acaba de combatir Pacquiao, que hizo un nulo con Dinamita Márquez y al que posteriormente ganó en una decisión polémica.
En todos los medios de EE UU ya sólo se habla de lo que algunos ya califican como "la Super Bowl del boxeo": el cruce entre Pac Man, 30 años, y Mayweather. La pelea entre el chico de sonrisa perenne que personaliza el sueño americano y aspirará un día a ser parte activa de la política de su país y un púgil lenguaraz y estrambótico (ha salido a boxear incluso disfrazado de centurión) que se presentó soltando un "vuelve el rey". "Yo pelearé contra quien diga mi promotor", dijo el filipino tras noquear a Hatton.
Pues Bob Arum, su mánager, debe estar frotándose ya las manos ante lo que todo el mundo ve que se avecina. La bolsa de Pacquiao contra Hatton fue de 12 millones de dólares más incentivos por un PPV. Mayweather pudo llevarse 18 millones con De la Hoya. La pelea por la que todos suspiran sería supermillonaria.
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