jueves, 11 de diciembre de 2008

"MI PRESPECTIVA" DE JOSÉ LUIS CAMARILLO



José Luis Camarillo

La taquilla como fuente de ingresos para sostener funciones de boxeo de menor o gran importancia pasó a segundo término desde hace décadas, ya que solamente es posible montarlas con apoyo de las televisoras.
Por ello, a la sociedad que presentó el show entre Óscar de la Hoya y Manny Pacquiao poco le importó haber tenido que abrir las puertas de la Arena Grand Garden para entrada libre al público, al comprender que era mejor dejarlos pasar que mostrar un escenario "con huecos en distintos lados".
De la Hoya debe haber estallado en júbilo al escuchar ayer el anuncio de la cadena HBO, de que la farsa que protagonizó contra el "Pacman" generó un millón y cuarto de compras de pago por evento, o sea 70 millones de dólares en ingresos por ese concepto.
Es apenas cuarta vez que un duelo fuera de peso completo rebasa la marca del millón de ventas. Lástima que en esta ocasión los contribuyentes estuvieran lejos de presenciar una real pelea.
Lo anterior bien valía "una mancha más" en el palmarés de Óscar, quien al mismo tiempo invirtió para ese siguiente negociazo que será un encuentro entre su representado, el ídolo inglés Ricky Hatton, y Pacquiao, para mediados de 2009 en Inglaterra.
Increíblemente, ahora será Pacquiao el que "baje de peso" para medirse con el gran bebedor de cerveza Guinness que reinó en las 140 libras o superligero y que sólo ha sido vencido una vez en su carrera -una golpiza brutal- por Floyd Mayweather.
Como se preveía, deslumbrado por la danza de los millones, Mayweather ya anunció su intención de regresar, luego de que sus intervenciones en la lucha libre como "vencedor" de gigantes de ese espectáculo no le redituaron las ganancias deseadas.
Mayweather vencerá a Hatton o Pacquiao, a menos que se preste para otro circo.
El Salón de la Fama con sede en Canastota dio conocer que el ex campeón pesado Lennox Lewis fue elegido como nuevo miembro, a ser entronizado en junio próximo, junto con Orlando Cañizales (gallo) y Brian Mitchell (superpluma).
Lo curioso es que ese nicho de inmortales tiene por norma que cada candidato debe tener un mínimo de cinco años de retirado, pero Lewis, de 43 años, acaba de proclamar su retorno, animado por el éxito de una de sus víctimas, el ucraniano Vitali Kitschko. ¿Lo "desconocerán" en Canastota?

No hay comentarios: