martes, 4 de marzo de 2008

¿Quién, si no él?


"Esperamos que Dios no se olvide de nosotros. Aunque a veces también pienso que Dios existe para los filipinos". --Don Nacho Beristáin

Dejen a un lado el título superpluma del Consejo Mundial de Boxeo. La segunda pelea entre Juan Manuel Dinamita Márquez y Manny Pacquiao, va más allá de un fajín.
A mediados de diciembre, cuando la jefatura de información de Sportscenter contactó a Juan Manuel Márquez para concertar una entrevista, el boxeador pidió que las cámaras llegaran una hora después de su habitual entrada al Gimnasio Romanza.
Como en aquella ocasión dedicó parte de su entrenamiento a la estrategia, no quería ninguna filtración táctica. Menos ahora, al perfilarse como el único peleador azteca con la capacidad de vencer al "depredador de púgiles mexicanos".
Ya desde entonces, el Dinamita cuida los pormenores de su preparación para enfrentarse por segunda vez a Manny El Pacman Pacquiao.
Márquez espera ser el primer mexicano en vencer a Pacquiao (Luz Montero)Además, se ha hermetizado su grupo de trabajo, el cual asevera que hay personas que desean su derrota y, por eso, tampoco quieren consejos para ganar.
El legendario mánager Ignacio Beristáin explica la actitud de su pupilo: "Debemos cerrar todas las rendijas por donde pueda escaparse el título. Tenemos bien cerradito, en una cajita, algo que descubrimos en la pelea anterior (de Pacquiao) y que en las peleas pasadas no le han puesto atención. Queremos hacerle daño por ahí. Son pequeñas cositas que tenemos que hacer para detener al Diablo".
La seriedad y profesionalismo de Juan Manuel nos remonta a su niñez, cuando le dijo a don Nacho que el boxeo no era un juego para él.
O triunfaba en el ring o terminaría sus días en una oficina gubernamental ejerciendo su carrera de contador público.
Aunque Márquez presume su ausencia de la lista de paisanos doblegados por el asiático (Gabriel Mira, Emmanuel Lucero, Marco Antonio Barrera, Erik Morales, Héctor Velásquez, Oscar Larios y Jorge Solís), le desagrada que califiquen a su rival como el verdugo de una histórica potencia en el espectáculo del intercambio de puñetazos.
"No sé por qué le dicen el Mexican Killer o el devorador de mexicanos si a mí no me pudo ganar", menciona. "Queremos demostrar que eso no es cierto".
El 8 de mayo de 2004 Juan Manuel se enfrentó por primera vez al Pacman.
Él y su equipo afirman que ganaron la contienda, pero al final de la misma se decretó empate. Aquella noche, después de la función y en una de las habitaciones del MGM Grand de Las Vegas, se sentó en la cama y bebió agua mineral. Ya relajado, analizó la contienda con su manejador.
Imperdonable olvidar ese combate.
En el primer episodio cayó tres veces a la lona. Don Nacho recuerda que los "nervios le quedaron hechos pedazos". El asiático portaba un pantaloncillo rojo aderezado con flamas y, quizá por ello, al mánager le pareció "un round de infierno".
Al sonar la campana, luchaban contra la hemorragia nasal, pero nada funcionó. Limpiaban la sangre y punto.
A pesar de las molestias, Márquez se fajó: en el quinto asalto por poco le arrancó la cabeza a Manny con un upper y, en el sexto, lo sacudió con su derecha.
En total tiró menos puñetazos (547 a 639), pero conectó más (158 a 148) y también acertó más golpes de poder (122 a 100).
El juez John Stewart vio vencedor al filipino y dio 115-110; las tarjetas de Guy Jutras le otorgaron el triunfo al mexicano por 115-110; y Burt Clements definió el empate con 113-113.
"Hasta el mismo Pacquiao y (su entrenador) Freddy Roach saben que ganamos esa pelea. Nos dio coraje que dieran empate. Nos dejó con mal sabor de boca", dice Beristáin. "Nadie se explica cómo se levantó tres veces, controló a ese animal y ganó tácticamente".
Sí, un animal, un demonio...
Don Nacho se une a una larga lista de gente del boxeo que no consideran humano al Pacman.
"Es como un gato salvaje, que se revuelca de un movimiento defensivo a uno ofensivo", menciona el entrenador. "Controlar a ese ente es muy difícil, esa es la verdadera preocupación nuestra".
Pero el estratega tampoco desconoce las virtudes de su muchacho: "Es técnico, cerebral, vivo, bravo... no tiene una gran pegada pero es preciso y es un peleador que ha adquirido una manera de improvisar cuando es necesario. A veces lo deja a uno con la boca abierta. Tengo peleas de él que con una genialidad prende al contrario y lo tumba a la lona".
Si bien Erik El Terrible Morales derrotó al nativo del archipiélago del Pacífico, el 19 de marzo de 2005, el tijuanense sufrió dos derrotas a manos de éste en 2006.
"Ha mejorado mucho", acepta Beristáin. "Tiene un gran entrenador: Freddy Roach, quien es un incansable enamorado de su trabajo. Yo lo admiro. Trabaja tremendo. Lo ha mejorado técnica y tácticamente. Fue admirable cómo cambió su estilo para vencer a (Marco Antonio) Barrera: no hizo esfuerzos inútiles, peleó a distancia".
Cierto. Cuando Pacquiao combatió contra Barrera, su más reciente contrincante, evidenció modificaciones en su conducta sobre el cuadrilátero. Menos frontal y más paciente.
"Es un peleador muy impredecible. Cuando uno piensa que va a salir a noquear no entra. Juan tiene que ser muy inteligente", afirma Marco Antonio. "Va a ser una pelea de estrategias. Juan Manuel será un poco más cauteloso y Pacquiao es un peleador que se abre".
El doctor Alfonso Morales y el monarca mundial retirado Ricardo López --narrador y analista de boxeo en Televisa, respectivamente-- piensan que sólo hay un mexicano con la posibilidad de imponerse al filipino: el Dinamita.
Si excluimos su nacionalidad y su división encontraremos al venezolano Edwin Valero (monarca superpluma de la AMB) y al texano Juan Díaz (campeón mundial ligero de la AMB, FIB y OMB); pero la natividad de Márquez lo ubica en el primer lugar de la fila de sus compatriotas.
"Él aglutina los conceptos de experiencia, fuerza y talento", señala Morales. "Es un muchacho muy inteligente que no pierde la concentración al momento del pleito".
El Finito López agrega: "Por el momento no creo que haya otro. Juan pega fuerte y va para adelante. Es un campeón. Se ha levantado de la lona para salir al frente y terminar un combate".
La preparación de JM lo alista, incluso, para violar las órdenes de la esquina.
Cuando se le pregunta al doctor Morales, cómo doblegar al retador, contesta: "Tapándole las salidas: un zurdo siempre te sale hacia su izquierda y la mano fuerte de Márquez es la derecha, entonces, por una cuestión de mecánica elemental, si él sale a su izquierda se va a encontrar con la derecha de él. No hay mucha ciencia".
Sin embargo, más allá del estudio del oponente y la planeación táctica, el Dinamita enfatiza en su preparación física. A tal grado que Beristáin cree que su muchacho se ha excedido en las cargas de trabajo pues, opina, se trata de otro combate, cuya única diferencia la marca el perfil izquierdo del rival.

Pero Márquez difiere.
Se despierta a las cuatro de la mañana para correr en el Nevado de Toluca; afila su musculatura al pegarle a una llanta con un mazo de 15 kilos; trota y acelera de súbito en distintas repeticiones; levanta su cuerpo con la barra; trabaja la guardia contraria y ajusta detalles técnicos y tácticos como la velocidad en sus combinaciones de ganchos y uppers.
"Me lo estoy tomando muy en serio porque quiero callar a los filipinos para que los mexicanos estén contentos", dice el púgil. "Hay que usar la agresividad junto con la inteligencia, pero también hay que llevar una gran condición, porque esa pelea va ser del uno al 12. Va a ser de toma y daca".
De hecho, sus compañeros lo han bautizado con otro apodo, aunque sólo entre ellos lo murmuran. (Pagarían las consecuencias si se enterara).
"¿Contra quién te toca hoy?", pregunta uno de los sparrings tras cerciorarse que el Campeón no lo oye. "Contra la Bestia", responde otro de los miembros del entrenamiento.
Sí, Juan Manuel Márquez --el único de siete mexicanos sin perder contra el asiático--, se ha convertido en una bestia para afrontar a Manny.
A don Nacho le impacta la actitud de su pupilo y el riesgo que corren los boxeadores que ayudan en la preparación del combate del 15 de marzo.
"Está muy violento, muy fuerte... es el diablo", dice el maestro. "Castiga a los sparrings de una manera que a veces me preocupa".
A pesar de ello, cuando alguien se queja por los golpes del monarca superpluma, el histórico mánager arremete sin consentimientos: "¡A ti te duele, pero a Pacquiao no le va a doler!".

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