sábado, 4 de abril de 2009

Obama, el redentor de Jack Johnson


AMADO HERRERO
El senador republicano John McCain espera que Barack Obama otorgue el perdón presidencial a título póstumo al boxeador Jack Johnson (1878-1946), primer campeón de los pesados de raza negra. Johnson fue perseguido por las autoridades hasta ser acusado y condenado en 1913 por violar la llamada 'Acta de Mann', ley en virtud de la cual un hombre no podía atravesar la frontera estatal acompañado de una mujer con "propósitos inmorales". McCain, rival de Obama en las últimas elecciones y gran aficionado al boxeo, ha iniciado una campaña para limpiar el nombre de Johnson.
El perdón presidencial está reconocido por la ley norteamericana, pero se ha concedido en raras ocasiones para rehabilitar la imagen de personas fallecidas. Bill Clinton perdonó en 1999 al teniente Henry O. Flipper, oficial negro del ejército, expulsado en 1882 después de ser acusado de desfalco por oficiales blancos. El año pasado George Bush perdonó a Charles Winters, acusado de conspirar en 1948 para exportar aviones a un país extranjero en ayuda de Israel. Cien años separan al primer campeón negro de los pesados con el primer presidente negro, el hombre que puede limpiar su reputación.
Figura clave en la historia del boxeo, Jack Johnson no sólo se convirtió en el primer campeón del mundo de su raza en la historia de los pesos pesados, sino que fue el único en 22 años, Joe Louis le sucedería en 1937. Su actitud provocadora, que años después inspiraría a Muhammad Ali, le granjeó el odió de gran parte de la américa blanca de su época, que comenzó una incansable búsqueda de un hombre blanco que pudiese derrotarle o, en palabras de la prensa de la época, de la "gran esperanza blanca".
El gigante de Galveston
Hijo de ex-esclavos, Johnson nació en 1878 a orillas del golfo de México, en Galveston, Texas. Su padre había sido boxeador antes de ser conserje en una escuela. Durante una época vagabundeó hasta llegar a Nueva York y Boston, para después regresar a Galveston, donde trabajó en los muelles y participó en los denominados Battle Royal; "espectáculos" en los en los que varios chicos negros eran encapuchados y obligados a pelear entre ellos a ciegas. Con bastante pocas perspectivas, Johnson decidió hacerse boxeador profesional con 21 años. Considerado un gigante en su época (1,88 cm), consiguió importantes victorias ante rivales de la talla de Sam Langford (reconido como uno de los mejores pegadores de todos los tiempos) , o del ex-campeón del mundo, Bob Fitzimmons. Hacia 1907, Johnson era por derecho propio uno de los mejores boxeadores del momento.
El primer campeón del mundo negro
En una época en que el boxeo aún no era legal en algunos países, y en la que los boxeadores negros no podían disputar el título mundial de los pesos pesados, joya de la corona en el mundo del deporte, Johnson aprovechó una gira del campeón, el canadiense Tommy Burns -al que llevaba años provocando- para retarle fuera de suelo americano y conseguir, por fín, un combate por el título. Su persistencia tuvo resultado y Burns y Johnson se encontraron el 26 de diciembre de 1908, en Sydney, Australia.
Desde los primeros compases se vio claro que el de Galveston, más grande y superior tecnicamente, iba a dominar el combate y que sólo era cuestión de tiempo que derribase al campeón. Burns tiro de pundonor y presionó incansablemente a Johnson, que se dedicó a humillar a su rival. En el 14º asalto la policía irrumpió en el recinto y detuvo la pelea, de forma que el ganador se decidió por puntos. Así, Jack Johnson vio cumplido su sueño y se proclamó campeón del mundo de los pesos pesados.
Que el título individual más importante del mundo del deporte lo ostentará un hombre de una raza "inferior", fue un tremendo golpe para la sociedad norteamericana de principios de siglo. Además, el comportamiento de Johnson, fanfarrón y provocador, encantado de ser el centro de atención, era más de lo que la américa blanca podír soportar. Aficionado a los coches deportivos y a los trajes a medida, el campeón no tuvo reparos en hacer públicas sus relaciones con mujeres blancas. La prensa dio inicio a la búsqueda de la "gran esperanza blanca" y figuras de la talla del novelista Jack London comenzaron a invocar a su gran campeón, Jim Jeffries, que se había retirado invicto en 1904.
El combate del siglo
Al legendario James J. Jeffries le tocó bailar con la más fea. Por aquel entonces, llevaba cinco años retirado, vivía placidamente en su granja con su mujer e hijos y había engordado más de 20 kilos. En principio declinó la posibilidad de una reaparición, pero el ex campeón, que se había negado a pelear con boxeadores negros mientras estaba en activo, acabó cediendo a la presión y se enfrentó a Johnson el 4 de julio de 1910, en Reno, Nevada. Aunque Jeffries sorprendió a todos al subir al ring en una sorprendente buena forma, pronto se vio que el viejo héroe nacional no tendría ninguna opción.
Durante 15 asaltos (de un combate pactado a 45) Johnson esquivó los golpes de Jeffries y dominó insultantemente el combate con su estilo de contra. El KO era inminente. Para evitar el trauma que hubiese supuesto ver al ex-campeón tirado en la lona a los pies de un negro, al término del 15º su propia esquina impidió a Jeffries continuar. En todas las ciudades del país los negros salieron a las calles a celebrar la victoria de 'su' boxeador. Las celebraciones desembocaron en disturbios raciales en muchos lugares y al menos 23 negros y 2 blancos fallecieron en los enfrentamientos. Fueron los peores enfrentamientos de tipo racial hasta los que siguieron a la muerte de Martin Luther King.
Detención y retirada
Lo que no se pudo conseguir en el el ring, se intentó conseguir fuera. Tras la victoria ante Jeffries y los provocadores comentarios de Johnson, el campeón se situó en el punto de mira de las autoriades. Y así, en 1913, fue detenido, acusado de atreavesar con una mujer por la frontera del estado "con propósitos inmorales". Johnson fue sentenciado a la máxima pena, un año de cárcel. Huyo del país antes de entrar en la cárcel y siguió boxeando en el extranjero durante 5 años.
En 1915, el gigante de Pottawatomie, Jess Willard, noqueó a Johnson en el 26º asalto de su combate en La Habana. Johnson afirmaría después que había pactado su derrota con el departamento de estado norteamericano para que le dejasen visitar a su padre antes de ingresar en prisión. En 1920 Johnson regresó a Estados Unidos e ingresó en la penitenciaria de Leavenworth, donde disputó cinco combates. Se retiró definitivamente en 1938, con con 60 años. Murió en un accidente de tráfico en 1946, tras salir de una cafetería en la que se habían negado a servirle.
Casi un siglo después de su condena, la iniciativa de John McCain, que presentó la propuesta en compañía de una sobrina nieta de Johnson, espera restaurar la reputación de un deportista adelantado a su tiempo. Un hombre que renunció a conformarse con el papel que la sociedad había concedido a los de su raza. El camino hacia la integración aún quedaba lejos, pero sin hombres como Johnson, Joe Louis o Muhammad Ali, no hubiese sido posible.

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