"Sueño con ser empresario de la Plaza Monumental de Las Ventas y presidente del Atlético de Madrid". Nos lo dijo José Luis cuando era el amo del boxeo español. Sólo cumplió uno de sus sueños: en 1980 asumió la gestión de Las Ventas. La aventura no acabó bien, porque Martín Berrocal no tenía términos medios. Todo lo hacía a lo grande, o a lo bestia, y siempre estaba al borde del precipicio, entre lo sublime y lo ridículo. Le encantaban los toros y el boxeo. En esos dos mundillos se movía como pez en el agua. En el fútbol tuvo una buena época como presidente del Recreativo, al que subió a Segunda, y otra desastrosa, hace unos años cuando se convirtió en propietario del Logroñés y acabó en los Juzgados. La presidencia del Atlético se quedó en un deseo incumplido. En el boxeo sí llegó a lo más alto como promotor. Una de las primeras peleas que organizó fue el duelo entre Davey Moore y el inigualable Fred Galiana. Después Berrocal participó en una docena de campeonatos del mundo con Durán, Perico, Velázquez o Lastra. Llevó a Alfredo Evangelista a combatir cón el mismísimo Muhammad Ali y se codeó con Don King. Nadie daba un duro por Alfredo, sólo José Luis, y le aguantó los doce asaltos al mito. Había nacido en Madrid el 24 de noviembre de 1932 y fue cobrador de la empresa familiar, la compañía de autocares La Sepulvedana. Era entrañable y divertido, un personaje irrepetible.
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