jueves, 6 de noviembre de 2008
Mijares perdió la brújula contra Darchinyan
El boxeo está lleno de habladores. Eso no es novedad. Pero cuando esos “bocones” cumplen con lo que dicen, hay que tomarlos en serio.
El caso más emblemático es el de Muhammad Ali, quien se daba el lujo de burlarse de sus oponentes y anticipar en que round los vencería. La mayoría de las veces acertó y se convirtió en el mejor peso pesado que existió.
El pasado sábado, el hablador Vic Darchinyan cumplió con todos sus pronósticos y noqueó a Cristian Mijares, para convertirse en el primer supermosca con tres campeonatos mundiales en la joven historia de la división.
Sin restarle méritos al nuevo titular AMB, CMB y FIB, su rutilante logro fue posible por la mala estrategia planteada por el oriundo de Gómez Palacio, quien pareció decididamente otro boxeador.
Cuesta creer que el boxeador inteligente, veloz y con excelentes desplazamientos que venció a Alexander Muñoz, Jorge “Travieso” Arce, José Navarro y dos veces a Katsushige Kawashima fue el mismo que terminó acostado en el ring del Home Depot Center de Carson, California.
Quizás sus once años en las 115 libras empiezan a cobrarle un alto precio a Mijares o simplemente, como declaró, su sangre mexicana lo traicionó.
Pero lo cierto es que siempre fue un blanco fijo para el pegador armenio, quien aprovechaba los inmensos huecos defensivos para meter su furibunda izquierda y sus uppercuts.
Al duranguense ésta vez le faltó ese movimiento de cintura y esos desplazamientos laterales que tan buen resultado le dieron frente al “Travieso” Arce o Alexander Muñoz. Nunca apareció ese boxeador.
“No te pares de frente a él, no ataques tan frontal”, fueron las palabras de su entrenador Ignacio “Nacho” Huizar ya desde el primer descanso, cuando Mijares venía de levantarse de esa fatídica y fundamental caída del capítulo inicial.
Antes del sexto episodio, Huizar intentó reforzar sus palabras pero su pupilo no respondió sobre el ring. “No debes pelearlo, tú eres más boxeador y más inteligente”, fue el pedido desesperado de la esquina.
Vale recordar que en septiembre de 2006, cuando el lagunero obtuvo su cetro verde y oro (por entonces interino) frente a Katsushige Kawashima, cayó en el segundo round. A diferencia de lo sucedido el sábado, en aquella oportunidad Mijares capitalizó esa acción y le sirvió para despertarse, replantear el combate y finalmente llevarse la decisión en Tokio, Japón.
En Carson ese resurgimiento nunca llegó y Darchinyan ejecutó a placer su plan de ejecución.
Esto de ninguna manera es el final para Mijares. Fue un duro nocaut, pero él es un pugilista inteligente, joven y que se entrena a conciencia.
Sin dudas, la del sábado fue su peor noche, pero tiene material para revertirlo, tras un buen tiempo de descanso.
Y deberá aprender a distinguir a los “bocones” que sí cumplen con lo que dicen.
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