CRÓNICA DE ALFREDO RELAÑO, EN "EL PAÍS" el 22 de octubre de 1.981
El Palacio de Deportes volverá a abrir mañana sus puertas al boxeo. El motivo de ello es el homenaje a José Legrá, un hombre que llenó muchas veces este escenario y que ahora invoca la solidaridad de los hombres de su deporte para resolver las dificultades que la vida le plantea. El cartel es atractivo y la velada se presenta como un examen a la afición, muy desconectada últimamente de este deporte.
José Luis Paraja y José Luis Herrero, dos románticos del boxeo, son los hombres que se han metido de lleno en la tarea de organizarle esta velada de homenaje a Legrá, y han echado el resto. Peleas de exhibición con Legrá, Carrasco Velázquez, Tony Ortiz y Folledo para los nostálgicos, y combates de verdad de Castañón, Dum Dum Pacheco y Alfredo Evangelista para los aficionados de hoy. Son los tres hombres más taquilleros del momento y se les traen rivales de categoría: Tanio II, Zenon (dos veces vencedor de Perico Fernández) y Terry O'Connor. «Si con este cartel la gente no acude al boxeo no sé qué podremos hacer ya», comenta José Luis Paraja, el hombre que arriesga 1.800.000 pesetas en la organización de esta velada, cuyos beneficios serán para Legrá. Tanto Paraja como Herrero que le ayuda y le aconseja en el montaje de las veladas, esta es la ocasión de hacer que el boxeo vuelva a cuajar entre la afición madrileña. Paraja es optimista respecto a la velada de mañana, pero no oculta que en las últimas once ha perdido dinero, y admite que el boxeo está en un punto muy bajó.
Enamorado del boxeo
Por lo que respecta a Pepe Legrá, está seriamente ilusionado por su homenaje, y no sólo por los posibles beneficios: «Quiero saber si el público me sigue recordando, si me sigue queriendo. Y quiero verme otra vez con los guantes, haciendo la bicicleta, sacando las manos, y ver si sigo siendo el mismo. Yo espero que sí. Me ha gustado siempre el boxeo y estoy loco por verme ahí arriba otra vez, rodeado del público y de los amigos».
No obstante, Legrá también sabe que son otros tiempos. El ha llenado varias veces el Palacio de los Deportes: «Yo he metido allí a 16.000 personas y muchas se que daban fuera, sin entrada. Y no una vez, sino varias. Ahora está mucho peor. Faltan hombres como Paraja, que arriesguen su dinero y que tengan paciencia, que no les importe perder algunas veces para promocionar chavales ». Los tiempos son tan distintos, que ahora saldrán a la venta poco más de 7.000 entradas. La tribuna alta no será habilitada. No obstante, los promotores confían en que sea un éxito: «Tenemos muchas peticiones. Por teléfono ya hubiéramos podido vender el 50% del aforo, pero no hemos querido hacer reservas». Las taquillas se abrieron ayer.
Legrá afirma que este homenaje no tiene como fin principal sacarle de su estado de necesidad: «Yo gané mucho dinero e invertí en varias cosas. Siempre he tenido varios negocios. Unos han ido mejor y otros peor, pero tengo lo bastante para salir adelante. Por supuesto que no puedo vivir como cuando era boxeador. Entonces mi única preocupación era boxear y encontrar la forma de gastar el dinero que cobraba. Cuando dejé de boxear, hace siete años, mi vida cambió radicalmente. Tuve que convertirme en una persona responsable, entrar en un mundo muy difícil, el de los negocios. Un mundo más difícil, duro, peligroso y dañino que el de boxeo, por mucho que digan que éste es malo».
Legrá es un acérrimo defensor del boxeo: «Dicen que es malo, que es peligroso, que daña la capacidad mental del hombre. Yo, de chaval, estaba destinado a una vida de pobreza. Limpié zapatos, vendí periódicos, barnicé, lavé coches... Después, con el boxeo, gané dinero, viajé, conocí jefes de Estado, saqué a mis padres y a mis hermanos de la necesidad, fui otra persona. Yo sé que el boxeo tiene cosas malas. Incluso escribí un libro, titulado Golpe bajo, que señalaba todos esos defectos. Pero yo he vivido durante quince años en el boxeo y durante siete en los negocios, y le puedo decir que es mucho peor, traicionero y sucio el mundo de los negocios. Y si algún día llego a ser un sonado será por las preocupaciones que me crean los negocios, y no por el boxeo».
Aunque no es un necesitado, Legrá no oculta que ha tenido problemas. La facilidad para gastar el dinero es una constante en los boxeadores. Ahí están Urtain, en la lucha libre, o tantos otros gloriosos púgiles de una época reciente, desempeñando trabajos modestos. Sólo Pedro Carrasco ha sabido mantener un alto nivel de vida después de su retirada: «Nosotros somos generalmente gente de extracción muy humilde, y cualquier golfo se nos puede acercar y engañarnos. Eso me ha pasado a mí y nos ha pasado a todos. Además, malgastamos el dinero, quizá porque lo ganamos con demasiada facilidad. Yo no he sido una excepción».
Los amigos
Legrá, admite que es cierta esa imagen del boxeador rodeado de amigotes que le sacan el dinero mientras lo tiene y le abandonan después: «Yo siempre creí que tenía millones de amigos, y hoy me he encontrado que sólo tengo cinco o seis. Hay gente que me vuelve la espalda, gente a la que voy a visitar para pedir un favor y me dicen que no está, mientras yo sé que sí, que está, porque tiene el coche en la puerta. Es gente que años atrás presumía de ser amiga mía, porque yo era famoso, y ahora no me quiere ni ver. Con el tiempo he descubierto qué amigos tengo, y son pocos, pero buenos».
La cita es mañana, a las 22.30 horas, en el Palacio de los Deportes. Las entradas están entre las 500 y las 2.000 pesetas, y los organizadores, tanto como Legrá, esperan que el resultado de este. pulso que se le va a tomar a la afición sea positivo. Legrá, quizá el hombre que más ha entusiasmado a la afición madrileña desde la retirada de Galiana dos veces campeón del mundo y el cinco de Europa, tendrá a su lado a Velázquez, Folledo, Tony Ortiz y Carrasco, y tras sus exhibiciones el cartel ofrece la reaparición de Castañón y los combates de Pacheco y Evangelista. O ahora o nunca, piensan quienes aún esperan que el boxeo resucite, y tienen razón.
El Palacio de Deportes volverá a abrir mañana sus puertas al boxeo. El motivo de ello es el homenaje a José Legrá, un hombre que llenó muchas veces este escenario y que ahora invoca la solidaridad de los hombres de su deporte para resolver las dificultades que la vida le plantea. El cartel es atractivo y la velada se presenta como un examen a la afición, muy desconectada últimamente de este deporte.
José Luis Paraja y José Luis Herrero, dos románticos del boxeo, son los hombres que se han metido de lleno en la tarea de organizarle esta velada de homenaje a Legrá, y han echado el resto. Peleas de exhibición con Legrá, Carrasco Velázquez, Tony Ortiz y Folledo para los nostálgicos, y combates de verdad de Castañón, Dum Dum Pacheco y Alfredo Evangelista para los aficionados de hoy. Son los tres hombres más taquilleros del momento y se les traen rivales de categoría: Tanio II, Zenon (dos veces vencedor de Perico Fernández) y Terry O'Connor. «Si con este cartel la gente no acude al boxeo no sé qué podremos hacer ya», comenta José Luis Paraja, el hombre que arriesga 1.800.000 pesetas en la organización de esta velada, cuyos beneficios serán para Legrá. Tanto Paraja como Herrero que le ayuda y le aconseja en el montaje de las veladas, esta es la ocasión de hacer que el boxeo vuelva a cuajar entre la afición madrileña. Paraja es optimista respecto a la velada de mañana, pero no oculta que en las últimas once ha perdido dinero, y admite que el boxeo está en un punto muy bajó.
Enamorado del boxeo
Por lo que respecta a Pepe Legrá, está seriamente ilusionado por su homenaje, y no sólo por los posibles beneficios: «Quiero saber si el público me sigue recordando, si me sigue queriendo. Y quiero verme otra vez con los guantes, haciendo la bicicleta, sacando las manos, y ver si sigo siendo el mismo. Yo espero que sí. Me ha gustado siempre el boxeo y estoy loco por verme ahí arriba otra vez, rodeado del público y de los amigos».
No obstante, Legrá también sabe que son otros tiempos. El ha llenado varias veces el Palacio de los Deportes: «Yo he metido allí a 16.000 personas y muchas se que daban fuera, sin entrada. Y no una vez, sino varias. Ahora está mucho peor. Faltan hombres como Paraja, que arriesguen su dinero y que tengan paciencia, que no les importe perder algunas veces para promocionar chavales ». Los tiempos son tan distintos, que ahora saldrán a la venta poco más de 7.000 entradas. La tribuna alta no será habilitada. No obstante, los promotores confían en que sea un éxito: «Tenemos muchas peticiones. Por teléfono ya hubiéramos podido vender el 50% del aforo, pero no hemos querido hacer reservas». Las taquillas se abrieron ayer.
Legrá afirma que este homenaje no tiene como fin principal sacarle de su estado de necesidad: «Yo gané mucho dinero e invertí en varias cosas. Siempre he tenido varios negocios. Unos han ido mejor y otros peor, pero tengo lo bastante para salir adelante. Por supuesto que no puedo vivir como cuando era boxeador. Entonces mi única preocupación era boxear y encontrar la forma de gastar el dinero que cobraba. Cuando dejé de boxear, hace siete años, mi vida cambió radicalmente. Tuve que convertirme en una persona responsable, entrar en un mundo muy difícil, el de los negocios. Un mundo más difícil, duro, peligroso y dañino que el de boxeo, por mucho que digan que éste es malo».
Legrá es un acérrimo defensor del boxeo: «Dicen que es malo, que es peligroso, que daña la capacidad mental del hombre. Yo, de chaval, estaba destinado a una vida de pobreza. Limpié zapatos, vendí periódicos, barnicé, lavé coches... Después, con el boxeo, gané dinero, viajé, conocí jefes de Estado, saqué a mis padres y a mis hermanos de la necesidad, fui otra persona. Yo sé que el boxeo tiene cosas malas. Incluso escribí un libro, titulado Golpe bajo, que señalaba todos esos defectos. Pero yo he vivido durante quince años en el boxeo y durante siete en los negocios, y le puedo decir que es mucho peor, traicionero y sucio el mundo de los negocios. Y si algún día llego a ser un sonado será por las preocupaciones que me crean los negocios, y no por el boxeo».
Aunque no es un necesitado, Legrá no oculta que ha tenido problemas. La facilidad para gastar el dinero es una constante en los boxeadores. Ahí están Urtain, en la lucha libre, o tantos otros gloriosos púgiles de una época reciente, desempeñando trabajos modestos. Sólo Pedro Carrasco ha sabido mantener un alto nivel de vida después de su retirada: «Nosotros somos generalmente gente de extracción muy humilde, y cualquier golfo se nos puede acercar y engañarnos. Eso me ha pasado a mí y nos ha pasado a todos. Además, malgastamos el dinero, quizá porque lo ganamos con demasiada facilidad. Yo no he sido una excepción».
Los amigos
Legrá, admite que es cierta esa imagen del boxeador rodeado de amigotes que le sacan el dinero mientras lo tiene y le abandonan después: «Yo siempre creí que tenía millones de amigos, y hoy me he encontrado que sólo tengo cinco o seis. Hay gente que me vuelve la espalda, gente a la que voy a visitar para pedir un favor y me dicen que no está, mientras yo sé que sí, que está, porque tiene el coche en la puerta. Es gente que años atrás presumía de ser amiga mía, porque yo era famoso, y ahora no me quiere ni ver. Con el tiempo he descubierto qué amigos tengo, y son pocos, pero buenos».
La cita es mañana, a las 22.30 horas, en el Palacio de los Deportes. Las entradas están entre las 500 y las 2.000 pesetas, y los organizadores, tanto como Legrá, esperan que el resultado de este. pulso que se le va a tomar a la afición sea positivo. Legrá, quizá el hombre que más ha entusiasmado a la afición madrileña desde la retirada de Galiana dos veces campeón del mundo y el cinco de Europa, tendrá a su lado a Velázquez, Folledo, Tony Ortiz y Carrasco, y tras sus exhibiciones el cartel ofrece la reaparición de Castañón y los combates de Pacheco y Evangelista. O ahora o nunca, piensan quienes aún esperan que el boxeo resucite, y tienen razón.
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