La entrega fue a totalidad de parte de ambos, debido a riñas callejeras y odio, de dos compatriotas mexicanos, que precisaron sacarse el pique del alma hasta quedar sin aliento. Lo titánico de sus agarrones, se extendió a tres combates que constituyen una de las trilogías preferidas del público amante del boxeo y es la única en la historia del pugilismo, protagonizada en tres categorías diferentes
Erik Morales nació en Tijuana, México, el primero de septiembre de 1976. De aficionado ganó 108 combates y perdió 6. Se inició en el boxeo pagado el 29 de marzo de 1993 peleando contra José Luis Orejel, a quien eliminó en dos episodios por la vía del nocáut.
El 21 de abril de 1995 noqueó en seis episodios a Enrique Júpiter en su natal Tijuana, para capturar el cetro pluma júnior de México. El 14 de julio de 1995 superó por decisión en 12 episodios a Juan Luis Torres, para sumar a su palmarés el título pluma júnior de Norteamérica.
Ambos galardones, lo expuso a la vez, hasta obtener la oportunidad campeonil contra su compatriota Daniel Zaragoza a quien despachó en el capítulo decimoprimero el 6 de septiembre de 1997, para coronarse campeón supergallo del mundo (122 libras).
Después de celebrar ocho exitosas exposiciones de su monarcado con oponentes calificados de la talla de: José Luis Bueno, Júnior Jones y Wayne McCullough, surgió la riña con Marco Antonio Barrera, atendiendo los dos un partido de fútbol en México, donde casi se van a los golpes.
Marco Antonio Barrera, vio la luz por primera vez el 17 de enero de 1974 en la ciudad de México. De aficionado tuvo calificación deportiva de 56 triunfos y 4 reveses. Y fue campeón del torneo Guantes de Oro de México, en la división de los pesos pluma júnior. Debutó de profesional el 22 de noviembre de 1989 contra David Félix en la ciudad de México, eliminándolo en dos episodios por la vía más convincente.
El primero de abril de 1992 superó en la ciudad de México a Josefino Suárez, para adueñarse del cetro gallo júnior de su país México. El 28 de agosto de 1993 superó por decisión a Eduardo Ramírez, para sumar a su récord el título gallo júnior de Norteamérica.
El 31 de marzo de 1995 disputó con éxito el título mundial de los pesos pluma júnior de la Organización Mundial de Boxeo, venciendo al puertorriqueño Daniel Jiménez en Anaheim, California. Después de ocho exposiciones de su liderazgo, se enfrentó contra el estadounidense Júnior Jones, con quien perdió el cetro el 22 de noviembre de 1996 en Tampa, Florida, por descalificación, pero sigo afirmando que fue por nocáut, para ser justo con Júnior Jones.
En combate campeonil de desquite, volvió a perder por decisión contra Júnior Jones, el 18 de abril de 1997 en Las Vegas. Comprobándose una vez más, que el estilo del estadounidense fue muy incómodo para Marco Antonio Barrera.
Recobró el monarcado de las 122 libras, noqueando a Richie Wenton en 4 episodios el 31 de octubre de 1998 en Atlantic City. Después de dos exposiciones de su segunda coronación en la misma categoría, surgió la posibilidad de unificar el cetro con su compatricio Érik «El Terrible» Morales.
EL PROMOTOR BOB ARUM, CONCERTÓ LA RIÑA, PARA LA UNIFICACIÓN DEL TÍTULO SUPERGALLO, PARA EL 19 DE FEBRERO DE 2000, EN EL LUJOSO HOTEL CASINO MANDALAY BAY EN LAS VEGAS
Érik Morales, llegó a esta cita boxística con edad de 23 años y registro impoluto de 35 combates. Marco Antonio Barrera tenía 26 años de edad, con 49 triunfos y 2 derrotas. Antes de abordar los dos el cuadrilátero, hubo altercado oral por la marca de los guantes que se usarían. Se tuvo que lanzar una moneda al aire, que determinó, se usaran los guantes mexicanos Reyes, seleccionados por Barrera.
La arena del Hotel Casino Mandalay Bay, estaba llena, que no cabía un alfiler, anticipaban una rivalidad de candela. El primero en salir de su camerino al cuadrilátero fue el campeón supergallo de la Organización Mundial de Boxeo, Marco Antonio Barrera, con bata clara y pantalones plateados con franjas rojas.
Su homólogo Érik Morales, campeón supergallo del Consejo Mundial de Boxeo, también hizo su entrada al entarimado de cuerdas, con bata clara y pantaloncillos blancos con bandas negras. La inquina se trasmitió al mundo por el sistema de pagar por ver ( Pey Per View), y al duelo pugilístico se le nombró: «La batalla de los campeones».
Alrededor del cuadrilátero se encontraba José Sulaimán presidente del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) y Francisco Valcárcel, presidente de la Organización Mundial de Boxeo (OMB), ambos supervisando el encuentro de unificación de las 122libras de sus respectivos organismo pugilísticos.
El anunciador oficial de la pelazga fue Michael Buffer, que de inmediato lanzó su grito de advertencia: «Prepárense para la acción». Para introducir a los aficionados al invicto paladín del CMB, Érik Morales y después a su rival Marco Antonio Barrera, campeón de la OMB. Ambos púgiles fueron muy aplaudidos y se notó la división del público en favoritismo, casi a paridad en la arena del Hotel Casino Mandalay Bay. Para tercer hombre del cuadrilátero, se designó a Mitch Halpern.
Para el primer llamado al centro del cuadrilátero, el árbitro Mitch Halpern, no demoró en dar la orden del campanazo inicial con el público en gresca en sus asientos y fue Marco Antonio Barrera el primer agresor, ambos llegaron lleno de odio y también de respeto mutuo, anticipaban que la batalla sería agotadora por la determinación de ambos defensores llevarse el triunfo por la vía más convincente.
Barrera lució efectivo y certero en la pelea en corto como a distancia. Érik Morales conectó el mejor golpe del primer asalto con sólido gancho que abrió una pequeña herida en el arco superficial del ojo derecho de Barrera, que fue el más agresivo y productivo en el primer asalto para ganarse el joven nacido en Ciudad México, el primer asalto castigando sin reserva las zonas medias y el rostro de su contrario.
En la esquina de Érik Morales estaba su padre José, entrenador y manager y Miguel Díaz, especialista de cortes y hematomas. En la esquina de Barrera lo atedió Rudy Pérez y su hermano Tony Barrera. Ambos cantones aconsejaron de recurrir a la pelea inteligente, a discutir con astucia y no con odio.
El campanazo para el segundo capítulo se obedeció puntual y los dos decidieron combatir más precavidos, después de conocer en el primer capítulo, que la pendencia tenía recorrido espinoso y trabajoso por la mutua calidad profesional.
Barrera que continuaba acercándose a Morales, lucía certero en la pelea en corto, donde también Morales conectaba seguidillos de golpes combinados, pero más constante lanzaba los golpes Marco Antonio Barrera, que terminó el asalto con buena ofensiva para volver a dominar el segundo capítulo del inicio del combate. Acto a favor de Barrera.
En el cantón de Barrera, se le advirtió: «Trabájalo a distancia y no le permitas la iniciativa. No esperes, trabájalo en las zonas medias».
El tercer acto no se dejó esperar y Érik Morales, quiso cambiar el trayecto de la pelea imponiendo su estatura y más extensión de brazos. Y a mediados de los tres minutos de acción, se desató rudo intercambio de golpes, donde Barrera clavó repetidos ganchos de izquierdas a las zonas medias y seguidillos de golpes al rostro y al torso de su contrario.
Los cambios de golpes prevalecieron en este capítulo, con clara ventaja de Barrera, que lucía más efectivo en la pelea a quemarropa, ganándose las combinaciones ineludibles. Otro capítulo de Marco Antonio Barrera.
Ambos púgiles obedecieron el campanazo para iniciar el cuarto capítulo de la contienda pactada a doce asaltos. Barrera resbaló, el árbitro limpió los guantes y exigió acción. Morales cauteloso, buscaba frenar la efectividad de su oponente, que asestaba con prontitud. Morales contestó con largos derechazos y su gancho que no cesó de lanzarlo en toda la contienda. Barrera inspirado estrellaba rectos de derecha y andanadas de golpes al cuerpo exhibiendo presteza que jamás practicó. Capítulo que también ganó Barrera.
Para el quinto episodio, Érik Morales le dio variantes a su estilo e inició con dupla de jab insistente y efectivo, poniendo en práctica sus ventajas naturales con eficiencia. Barrera, devolvió con furia derechazo seco a la mandíbula y Érik Morales, acusó recibo del impacto trastabillando. Al reponerse desató una furia de andanadas de golpes en un momento de dominio de Morales y con alteridad cambiaba para Barrera, pero no puedo negar de que Érik Morales fue el más efectivo y productivo en estos tres minutos de acción. Asalto de Morales.
En el minuto de descanso en vez de oírse las esquinas ofreciendo sus estrategias, se escuchaba en coro al bando de Barrera decir: «Échele con ganas» y los que animaba a Morales sólo decían: «Órale, campeón» dichos mexicanos. El público ya de pie disfrutaba rivalidad donde ambos capeaban temporal de trompadas con pronósticos reservados.
El campanazo del sexto acto, lo respondió Érik Morales sangrando por las fosas nasales, herido por derechazo recibido en la punta de la nariz en el quinto. Parecía que ambos tomaron la mitad del combate para reflexionar y descansar. Morales lanzaba golpes a distancia cómoda sin arriesgarse y con cautelas, Érik Morales sembró claras combinaciones imponiendo una vez más sus dotes naturales de estatura y más extensión de brazos. Otro capítulo para Morales.
Para el llamado al séptimo asalto, Morales, sorprendió con andanadas de golpes conectando con sapiencia en la contextura de su homólogo en la refriega a corta y larga distancia, cuando fue sorprendido por vibrante derechazo de Marco Antonio Barrera, que una vez más lo puso a bailar el borrachito. Al reponerse rápidamente contestó como valiente competidor con sólida punición con repeticiones de golpes variados, en batalla de entrega total, donde repetimos, el dominio era alterno. Este asalto fue otro de claro dominio de Érik Morales.
En la esquina de Barrera se escuchaba que le arengaban: « Está listo, qué esperas, presiónalo que está debilitado». Sin embargo, en el cantón contrario se le decía a Morales : "Estas peleando muy bien estos asaltos, sigue imponiendo tus ventajas naturales".
En el octavo capítulo, se saludaron golpeándose sin misericordia y todo indicaba que la pendencia en ese ritmo no llegaría al final, aún estando el combate muy parejo a nadie le pasaba por la cabeza que las energías los acompañaría hasta el decimosegundo episodio. Esta reyerta que se inició de odio, se convirtió en planteamiento pugilístico de respeto mutuo, aunque se notó mejor rendimiento de Marco Antonio Barrera, en este capítulo.
En la esquina de Érik Morales, se le aconsejó : "No te quedes en las sogas, Barrera aprovecha ese momento para descargar golpes al cuerpo que son efectivos". En el descanso del octavo asalto el público estaba enardecido respaldando a gritos a su favorito.
En el noveno acto, Barrera se soltó, sometiendo a feroz punición a su rival, que contestaba con el pundonor de los boxeadores mexicanos. Marco Antonio detrás de Érik Morales, que lucía lastimado, pero siempre peligroso con su golpes sorpresivos de derecha el más efectivo en toda la batalla conjuntamente con su gancho de izquierda que solidifican su repertorio y lo volcó sobre Barrera, para cambiar en el último minuto la apreciación de los jueces. Barrera recibió derechazo que le abrió el pómulo derecho, pero terminó con tremenda descarga de golpes al terminar el asalto, que resultó empate, según mí propio criterio.
El llamado al décimo episodio del combate pactado a doce, intercambiaron golpes de igual a igual, Barrera insistía en las zonas medias, castigándose a toda máquina. Morales lanzaba golpes con pronósticos reservados. Morales volvió a lucir muy efectivo con su golpe de derecha y Barrera sorprendía con sólidos lances que impactaron en la zona hepática de Morales que acusó recibo de sólidos impactos, pero a la vez se reponía a la velocidad de un relámpago, para terminar ganando el asalto de tres minutos de acciones titánicas.
En las gradas, los ánimos de los fanáticos era incontrolable, algunos se observaban indicándole a su favorito el golpe a lanzar, otros se cubrían el rostro para no ver lo que pasaba en el cuadrilátero y algunos más doctos en esta disciplina analizaban cómo podrían ser los dos últimos capítulos de la lucida rivalidad de dos campeones de la misma categoría.
Para el asalto decimoprimero, se saludaron con sólidas combinaciones en todo el centro del entarimado de cuerdas, tratando los dos de resumir el parejo y trabajoso pleito boxístico. Érik Morales, sorprendía lanzando golpes volados y efectivos dándole un poco de variantes a su estilo.
Barrera lo impactó con sólido derechazo, que lastimó una vez más a Érik Morales, que sangraba por el arco superficial derecho, y se lanzó a buscar la definición, encontrándose con seria resistencia logrando Morales, igualar la calificación del asalto al desatarse temporal de trompadas, castigándose ambos, en combate de constante dominio alterno efímero. Capítulo que se pudo juzgar de empate
Los dos cantones aconsejaron con idénticas advertencias : "La pelea está muy pareja, el ganador de éste último asalto será el triunfador, fue la indicación de Rudy Pérez de la esquina de Barrera y también de la contraria de Morales", dirigida por su padre José y Miguel Díaz.
Al iniciarse el acto decimosegundo, el árbitro Mitch Halpern, los hizo chocar los guantes, acto protocolar en peleas de campeonato mundial y de inmediato se desató otra furia de golpes, donde salió lastimado Érik Morales, con sólidos latigazos impactados por Barrera.
Morales quiso enderezar el episodio con rapidez y mejor alcance, logrando llegar con efectividad a la humanidad de su contrario. En otro fogoso cambio de golpes cayó Morales pero no precisamente por efecto de golpe, más bien de cansancio, aunque se notó fue resbalón, sin embargo se le practicó el conteo reglamentario de ocho segundos. Esta caída significó otro asalto para Marco Antonio Barrera, calificado por los jueces de 10 a 8, como se explica en los reglamentos del boxeo.
Ambos terminaron con el rostro muy maltratado y agotados, pero orgullosos de haberle ofrecido al público la mejor rivalidad boxística del nuevo milenio y los asistentes celebraron la conclusión de la reyerta con aplausos unánime de pie, aceptando una presentación atípica en el pugilismo, que sin dudas la más tenaz de décadas.
Lo sorpresivo para la gran mayoría de los asistentes y televidentes, fue la decisión dividida que ofrecieron los jueces a favor de Érik Morales. Carol Castellano votó 114-113 a favor de Morales, Duane Ford vio la pelea 114-113 a favor de Barrera y Dalby Shirley votó 115-112 tres puntos de diferencia a favor de Érik Morales.
Marco Antonio Barrera para mí concepto, ganó estrechamente, en decisión adversa y es el veredicto que más se ajustó a lo que determinó la afición mundial, después de tantas controversias que desató la polémica sentencia de los jueces del pleito boxístico.
En pelea de menos pique, disputando el cetro de los pesos pluma del CMB, Marco Antonio Barrera, fue declarado ganador en combate de desquite, que pareció de veredicto inverso a favor de Érik Morales. Lo más justo, debió ser empate el combate de revancha, celebrado el 22 de junio de 2002, en el hotel casino, MGM Grand, de Las Vegas, Nevada
Fue otro combate de importancia universal, celebrado en la división de los pesos pluma sin poderse calificar de muy bueno como la primera confrontación, sin dejar de ser interesante para los fanáticos. Érik Morales, esta vez aplicó sus ventajas naturales de estatura y extensión de brazos, y le presentó estilo más complicado a Barrera, que parece combatió todavía con el efecto de la lesión en las costillas, razón que acusó recibo de todos los golpes en esa zona.
Inclusive, la caída que sufrió Marco Antonio en el séptimo asalto fue legal y el árbitro Jay Nady, no la decretó legítima y esa resolución, cambió el resultado del combate de empate que fue mí apreciación. De habérsele contado los ocho segundos reglamentarios a Barrera, en el séptimo capítulo, Érik Morales, pudo ser el ganador en mí tarjeta no oficial.
El veredicto de los jueces quizás no hubiera cambiado ya que fue unánime, con la siguiente puntuación: Chuck Giampa calificó el combate 115-112, Duane Ford y Mike Glienna, ambos votaron 115-113, todos a favor de Marco Antonio Barrera. Igual pasó en la primera rivalidad entre los dos, donde los jueces votaron a favor de Morales, para ofrecerle decisión dividida, negándole victoria justa a Marco Antonio Barrera.
Ambos en sus declaraciones al finalizar la refriega, fueron muy profesionales, aceptaron con nobleza la decisión de los jueces. Morales piensa que ganó el combate y los jueces se lo negaron con el apoyo del árbitro, que eliminó caída legítima.
Marco Antonio Barrera, también se expresó ganador asegurando que comparando las condiciones de ambos al terminar el combate campeonil no era factible errar. Barrera lucía mejor de agresor que defensivo contra Érik Morales que no creía que habría tercer combate y Barrera afirmó que le concedería otra oportunidad cuando lo deseara y cumplió.
Barrera, no expuso el monarcado de las 126 libras. Lo abandonó por diferencias con el Lic. José Sulaimán, presidente del Consejo Mundial de Boxeo, quien apoyó en el primer combate a Érik Morales, por representar la entidad que preside.
Francisco Valcárcel presidente la Organización Mundial de Boxeo, respaldó y conservó de campeón a Barrera aún siendo declarado perdedor, en la primera confrontación entre ambos, donde disputaron la unificación del cetro supergallo, debido a que la sentencia de los jueces no fue acogida con satisfacción.
LA TERCERA CONFRONTACIÓN, SE CELEBRÓ, EL 27 DE NOVIEMBRE DE 2004 EN LAS VEGAS CON LA DIFERENCIA DE QUE ESTUVO EN JUEGO EL CETRO LIGERO JÚNIOR DEL CMB
El tercer altercado, fue tan disputado como los demás. Con la excepción, de que el primer combate fue la pieza más deslumbrante de los tres ciscos. De igual manera, se puede decir, que el resultado o arbitrio de la última inquina, fue el más claro de los tres combates entre ambos púgiles.
Los jueces ofrecieron la resolución del pleito pugilístico a favor de Marco Antonio Barrera con la siguiente apuntación : Jerry Roth 115 -113, Larry O ’Connell 115-114 y Paul Smith 114-114, que ha diferencia a los dos primeros altercados, el veredicto estuvo más ajustado a la realidad del desempeño en el tinglado.
En esta tercera refriega, también obtuvo Marco Antonio Barrera, el cetro de las 130 libras que avala el Consejo Mundial de Boxeo (CMB). Y contradictoriamente, al título que gan ó de los pesos pluma al mismo rival Érik Morales y de la misma organización boxística CMB, que abandonó de inmediato sin defenderlo, el monarcado superpluma lo expuso cinco veces, para perderlo contra su compatriota Juan Manuel Márquez, el 17 de marzo de 2007.
AL BORDE- Los dos, Marco Antonio Barrera y Érik Morales, están provisionalmente retirados y creo no haya aficionado al boxeo que deseen su regreso por lo golpeado y veteranos que son. Y digo provisionalmente, por que los dos, pretenden volver al arte que lo hizo famosos y ricos.
Los dos, dejaron su impronta para la historia, ganadores de tres monarcados en diferentes pesos y disputaron la única trilogía que se ha celebrado en la historia del boxeo en diferentes categorías.
Discutieron la unificación de la categoría de los supergallos, que fue su primer altercado. La disputa de los pesos pluma y por último se debatió la supremacía de las 130 libras, que permitió las paces y el entendimiento de Marco Antonio Barrera y el Lic. José Sulaimán.
Barrera y Morales, nos entregaron en acciones boxísticas su carácter total y pundonor de verdaderos profesionales, en cada combate y lo menos que se espera es que decidan volver a los cuadriláteros, cuando de lo que más precisan es de descanso y disfrutar sanamente sus ganancias en los tinglados con sus familiares.
De regresar, ya no obtendrán triunfos ruidosos, pero si, costosos descalabros, por la veteranía, cuando los mejores años para ésta disciplina se les han ido, conjuntamente, con la pasión, y solo queda el afán acostumbrado, que se convierte en hábito y posteriormente queda el eco permanente de la idolatría.
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