lunes, 10 de diciembre de 2012

TONELADA DE RABIA


JESÚS MÍNGUEZ
AS.com

Una tonelada de rabia es lo que estaba concentrado en el puño de Juan Manuel Márquez. Una bomba cebada por dos derrotas y un nulo previos ante Manny Pacquiao que él consideró robos (yo tampoco tanto). Fue el desenlace fulgurante a una noche que caminaba claramente hacia una reivindicación del filipino, que venía de perder frente a Tim Bradley de forma injusta.
El currículum del diablo presenta dos señales rojas en sus últimos dos combates. Dos derrotas que pueden hacerle reconsiderar su carrera, a pesar de que sólo tiene 33 años. Su cuenta corriente (25 millones de dólares por el cuarto episodio ante el mexicano) debería estar llena. Y parece que quiere seguir ascendiendo en su carrera política en Filipinas. Pero el KO, como dicen los boxeadores, es sólo un accidente. Él demostró que estaba bien preparado, que se presentaba con ambición. Así que ojalá el accidente sea un acicate y no un freno para su carrera. Que aún puede ser más larga.
A Pacquiao le cegó el deseo de cerrar por la vía rápida el combate y dejó vía libre al misil de Márquez. Es lo que tiene el boxeo. Como debería ser. Que todo pueda ocurrir hasta que no suene el último gong. Juanma Márquez tuvo el premio que redondea una carrera de enorme campeón, en la tradición indomable de los mexicanos. Pero sería mejor que no abusaran. Otra revancha, un quinto choque, sería ya demasiada repetición. Queda bien como está. Con esa imagen brutal del KO. Aunque Pacquiao no recuerde nada. División arriba división abajo los dos tienen rivales de fuste si quieren seguir deleitándonos. Los dos demostraron que están en sazón.

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