sábado, 14 de noviembre de 2009

SIN PROBLEMAS


Por Sebastián Contursi
ESPNdeportes.com


Ahora sí, se acabaron por completo las palabras. Ante una concurrencia de casi 5 mil entusiastas personas en la arena del hotel MGM Grand de esta ciudad se llevó a cabo el pesaje oficial del combate del sábado entre Miguel Cotto y Manny Pacquiao.
Y no hubo sorpresas.
Cotto registró 145 libras mientras que Pacquiao dio 144. Vale aclarar que aunque en juego estará la corona de los welter de la OMB, cuyo dueño es el puertorriqueño, la pelea del sábado fue pactada por contrato con un límite de 145 libras.
Realmente, el ambiente no pudo haber sido más entusiasta, como casi siempre que pelean boxeadores extranjeros. En especial, los latinos.
Aunque los simpáticos filipinos no se quedan atrás, ni mucho menos. De hecho, ante la demostración de esta tarde, quedó evidenciado que el sábado las fuerzas estarán parejas en las gradas.
Pero más allá del lógico fervor de los aficionados, lo que llamó la atención fue la devoción con que concurrieron al pesaje. Cual si se tratara de un partido de fútbol de los grandes, eran las 11 de la mañana y ya había formada una larga fila de unos mil boricuas y filipinos, esperando que se abrieran las puertas del estadio. Los protagonistas subieron a la báscula casi cuatro horas y media después.
Una de las primeras grandes ovaciones de la tarde se la llevó el también boricua Juan Manuel López, campeón de los supergallos de la OMB. Y le siguió el siempre querido Roberto "Mano de Piedra" Durán.

POR FIN, LLEGÓ EL MOMENTO
Vestido con un equipo deportivo de un rojo furioso pero sin perder nunca su sonrisa, apareció Pacquiao y desató la locura de su público.
Casi inmediatamente, y ataviado en blanco, subió al escenario un Cotto mucho más serio, pero igualmente idolatrado por los suyos. Como se esperaba, Pacquiao fue un poco menos pesado que su rival. Pero lo cierto es que ambos lucieron físicos esculturales y, lo que es aún más importante, sin ningún rastro de deshidratación.
La nota del día la dio Joe Santiago, el novato entrenador de Cotto, que al momento de subir su pupilo a la balanza señaló a Freddie Roach en forma agresiva, como recordándole que hacer el peso no sería un problema para Cotto. Hasta tuvo que intervenir Francisco Valcárcel, presidente de la OMB, para separarlos.
Si Santiago cree que faltarle el respeto en público a un entrenador de la trayectoria de Roach le hará ganar los galones que no tiene, está muy equivocado.
Por fin se reestableció la calma. Y los protagonistas se saludaron muy cordialmente. Ni siquiera posaron en el tradicional y agresivo cara a cara. Sólo un estrechón de manos y una palmada en la espalda.
"Gracias a todos por venir. (El sábado) será una gran fiesta para Puerto Rico y todos los latinos", dijo Cotto, en su último mensaje antes de subir al ring.
"(El sábado) después de la pelea cantaré unas canciones con mi banda, en otro hotel", se río Pacquiao, que de esa forma dio por seguro su triunfo.

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