jueves, 18 de diciembre de 2008
Holyfield prefiere el ring a la jubilación
HEIKO OLDORP (DPA)
BOSTON.- "Boxeo porque tengo experiencia y soy bueno", se reivindica el veterano boxeador antes de enfrentarse al ruso Nikolai Valuev por el título mundial.
Tiene 46 años, posee una villa de ensueño en Atlanta con 17 dormitorios y podría ocuparse de la educación de sus once hijos. Pero Evander Holyfield prefiere el saco de arena, el sudor y entrenar antes que la hamaca y la piscina. El ex campeón mundial de boxeo prefiere el ring a la jubilación.
"La gente me llama viejo desde que tengo 30 años", comentó el peso pesado antes de la pelea del sábado en Zúrich contra el ruso Nikolai Valuev por la corona de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB).
El número de los escépticos es mayor que el de sus admiradores. Especialmente en su país, Estados Unidos, donde apenas se concede atención al boxeador y si se habla de él se hace en tono compasivo.
"¿Valiente o loco?", se pregunta el diario 'The New York Times' antes del duelo contra el gigante ruso de 2,13 metros de estatura, que sólo ha perdido uno de sus 50 combates.
Pero Holyfield sube al ring sin temer por su salud y sin miedo a su adversario, como ya hizo en sus 53 peleas anteriores (42 victorias, nueve derrotas y dos nulos) desde su debut hace 20 años.
"Con la pelea de ahora no quiero demostrar nada a nadie. Boxeo porque tengo experiencia y soy bueno", se reivindica.
Desde un punto de vista objetivo, la última vez que fue competitivo fue hace ocho años, cuando derrotó a su compatriota John Ruiz en pelea por el cinturón de la AMB y se proclamó por cuarta vez campeón mundial de los pesados. De los once combates que siguieron desde entonces perdió cuatro, el último, en octubre de 2007 en Moscú contra el ruso Sultan Ibragimov.
Holyfield rechaza las críticas de que ha perdido todo lo que ha de tener un buen peso pesado y afirma que los movimientos, equilibrio y reflejos son tan buenos como hace ocho años.
Sus hijos son evidentemente de otra opinión. Dos de sus hijas intentaron en vano convencerle de que cuelgue los guantes. Holyfield escuchó con atención y replicó: "Yo controlo mi vida, tomo mis decisiones y no malgastaría jamás el tiempo en algo que no supiera hacer bien".
Su objetivo primordial es reunificar hasta finales de 2009 las coronas de las tres más importantes organizaciones (AMB, FIB y CMB).
En Estados Unidos se dice que Holyfield vuelve al ring por las penurias económicas que vive. Si bien en su carrera ganó unos 200 millones de dólares, la mayoría del dinero se esfumó ya.
En 2007 estuvo cerca de declararse insolvente y estuvieron a punto de embargarle su villa. Hace dos meses le amenazaron con ir a la cárcel por no pasar la pensión alimenticia a su hijo de 11 años.
"Aunque tuviera 100 o 200 millones de dólares, seguiría boxeando", subraya Holyfield, cuya bolsa el sábado oscilará entre 600.000 y 750.000 dólares, prácticamente una minucia en comparación a anteriores sumas.
De todos modos, sabe que no le quedan muchas peleas. "Ya no puedo entrenar tanto como antes. Mi cuerpo simplemente ya no se regenera tan rápido", dice.
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