Cuando ya creíamos haberlo visto todo en el mundo del boxeo, la pelea de la noche del sábado 24 de mayo, en el City Manchester of Stadium, vino a desmentirlo rotundamente. Se enfrentaban, por la corona del peso superligero versión F.I.B. el estadounidense de Nueva York, "Magic Man" Paulie Malignaggi, de origen italiano y el australiano, nacido en Suráfrica, Lovemore N'Dou. Ambos pugilistas se habían enfrentado el 16 de junio de 2.007, en Connecticut, con victoria aplastante a los puntos del neoyorquino, 120-106,120-106 y 118-108.
Después de aquella fácil victoria, y tras un flojo combate ante Herman Ngoudjo, al que venció mucho más apuradamente, ahora llegaba la hora de la revancha. Una suerte para ambos boxeadores la de hacer de teloneros de Ricky Hatton, porque nunca más volverán a experimentar la sensación de pelear ante más de 56.000 aficionados.
La primera parte de la pelea resultó deslucida y con un aspirante mostrándose más agresivo. Malignaggi quizás subestimó a su rival y, desde luego, atentó contra los cánones tradicionales del noble arte, saliendo al cuadrilátero con una "cola de caballo" que motivó que el referee Mickey Vann le llamara la atención en 8º round.
Lo que vino después, fue de traca: en su esquina no se lo pensaron y le cortaron el pelo aprovechando el minuto de descanso. En este caso, al sobrevalorado "Magic Man" no le sucedió como a Sansón, y salió a por todas los últimos asaltos.
El combate era tremendamente embarullado, viéndose una buena mano por asalto, como muncho, dejando el árbitro boxear demasiado en el clinch. Para la televisión británica, el resultado, al finalizar el 9º asalto, era de empate a 86. Los tres últimos asaltos, igual de feos y faltos de técnica, mostraron la superior experiencia y condición física de Malignaggi, que se hizo con el triunfo en decisión dividida, por 114-115, 116-113 y 116-112.
Malignaggi tendrá que mejorar mucho para equipararse a los mejores en su división.
Después de aquella fácil victoria, y tras un flojo combate ante Herman Ngoudjo, al que venció mucho más apuradamente, ahora llegaba la hora de la revancha. Una suerte para ambos boxeadores la de hacer de teloneros de Ricky Hatton, porque nunca más volverán a experimentar la sensación de pelear ante más de 56.000 aficionados.
La primera parte de la pelea resultó deslucida y con un aspirante mostrándose más agresivo. Malignaggi quizás subestimó a su rival y, desde luego, atentó contra los cánones tradicionales del noble arte, saliendo al cuadrilátero con una "cola de caballo" que motivó que el referee Mickey Vann le llamara la atención en 8º round.
Lo que vino después, fue de traca: en su esquina no se lo pensaron y le cortaron el pelo aprovechando el minuto de descanso. En este caso, al sobrevalorado "Magic Man" no le sucedió como a Sansón, y salió a por todas los últimos asaltos.
El combate era tremendamente embarullado, viéndose una buena mano por asalto, como muncho, dejando el árbitro boxear demasiado en el clinch. Para la televisión británica, el resultado, al finalizar el 9º asalto, era de empate a 86. Los tres últimos asaltos, igual de feos y faltos de técnica, mostraron la superior experiencia y condición física de Malignaggi, que se hizo con el triunfo en decisión dividida, por 114-115, 116-113 y 116-112.
Malignaggi tendrá que mejorar mucho para equipararse a los mejores en su división.
Y después, llegó el combate esperado por la multitud: Ricky Hatton, el héroe de Manchester, ante un fajador como el mexicano Juan Lezcano, con el título honorífico de "The Ring" en juego. Puede que los ingleses salieran defraudados porque su compatriota no consiguiera noquear a Lezcano, pero contemplaron una de las grandes palizas del año, con un Hatton que parecía que iba a acabar por la vía rápida con el residente en Sacramento, California, pero éste demostró los porqués de no ser noqueado por nadie desde que perdiera antes del límite en 1.998, ante Golden Johnson.
Lezcano aguantó lo indecible, e incluso se permitió el lujo de devolver en ocasiones golpe por golpe, dejando amoratada la cara del boxeador local. Un combate épico, aunque alguno empezará a dudar del futuro de Hatton, al no ser capaz de ganar antes del límite. Pero es que, señores, enfrente, estaba un guerrero mexicano, y eso en boxeo, significa, morir antes que claudicar, o casi. Hatton ganó ampliamente en las cartulinas por 12-108, 120-110, 118-109.
Lezcano aguantó lo indecible, e incluso se permitió el lujo de devolver en ocasiones golpe por golpe, dejando amoratada la cara del boxeador local. Un combate épico, aunque alguno empezará a dudar del futuro de Hatton, al no ser capaz de ganar antes del límite. Pero es que, señores, enfrente, estaba un guerrero mexicano, y eso en boxeo, significa, morir antes que claudicar, o casi. Hatton ganó ampliamente en las cartulinas por 12-108, 120-110, 118-109.
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