viernes, 14 de marzo de 2008

ENTREVISTA EN "LAS PROVINCIAS" A TONY LEBLANC


"¿Boxeo? La vida da golpes más duros"
El actor, boxeador en su juventud, se declara enamorado de Valencia y agradece su homenaje: "Me llega a los 86 años, cuando me estoy yendo de este mundo"

Tony Leblanc, en Valencia durante la presentación de su homenaje. Tuvieron que pasar 65 años para que Tony Leblanc volviera al cuadrilátero, pero la ocasión merecía la pena. El actor recibió un cálido homenaje en Valencia, en el pabellón del Cabanyal, un reconocimiento que le conmovió más que ningún otro.


-¿Está emocionado?
-Sí. Esto es lo máximo que me ha pasado. Estoy viviendo unos días muy bonitos aquí. Es un viaje cortito, pero lo estoy aprovechando al máximo. Luché por venir pese a que a los médicos no les hacía mucha gracia. Pero sabía que iba a salir bien y no me arrepiento. Ahora mismo estoy atravesando uno de los mejores momentos de mi vida.


-¿Qué significa para usted este homenaje?
-Muchas cosas. Sobre todo ahora, casi a los 86 años de edad, cuando me estoy yendo de este mundo. Creo que no puedo explicar con palabras la felicidad que siento, es algo muy profundo. De esas cosas que se quedan grabadas en el corazón para siempre. Además no es sólo importante para mí, también para mi familia.


-Usted ha sido boxeador, futbolista, bailarín de claqué, actor, director... Si le pregunto cuál es su profesión, ¿qué me dice?
-Es complicado, supongo que actor porque durante la mayor parte de mi vida lo he sido, pero siempre me ha gustado el deporte. Y el boxeo, mucho.


-¿Por qué dejó de subir al ring?
-Por varias razones. Supongo que no era muy bueno, pero el principal motivo fue porque no soportaba pegarme con mis amigos.


-¿Le gusta verlo?
-Lo cierto es que veo poco, sólo en televisión. Creo que está flojo todavía. Hay que ayudar a los púgiles para que este deporte vaya para arriba. Las federaciones tienen que luchar todavía más.


-¿Qué golpes duelen más, los de arriba del cuadrilátero o los que da la vida?
-La vida es muy peligrosa. El boxeo es el arte de dar y que no te den. No vale sólo saber pegar, hay que saber recibir. Es un deporte muy noble, yo lo veo muy bonito. Subes al ring, te peleas con alguien y luego sigue siendo tu amigo, te vas a cenar con él, de copas. Ojalá los golpes que da la vida fueran como los del boxeo, pero son más duros. Los de la vida se hacen más difíciles de superar. Además, arriba del cuadrilátero te los esperas.


-El día en que se presentó su homenaje me impresionó cómo se acordaba de cada combate y de cada movimiento.
-[Ríe.] Recuerdo algunas peleas, no todas. Me gusta recordarlas, y sobre todo cuando veo a jóvenes que están peleando disfruto mucho con los movimientos. El boxeo es algo maravilloso.


-¿Recuerda las que más le dolieron?
-[Ríe de nuevo.] Sin duda. La que más tengo presente fue una en la que gané pero que terminé hecho un cromo. Me acuerdo que me pidió revancha pero me negué, no quería sufrir más.


-¿Cuánto tiempo hace que no visitaba Valencia?
-La última vez fue hace cerca de 30 años ya. Tenía muchas ganas de venir. Yo soy muy madrileño, pero estoy enamorado de Valencia.


-Le gusta la playa...
-Sí. Tuve un accidente volviendo de la playa, de Benidorm, que me truncó la vida. Pero desde mucho tiempo antes tenía un trozo de tierra en el Saler. Me quería hacer un chalecito allí, pero empecé a trabajar y lo fui dejando. Al final lo vendí. No sé si me arrepiento de ello ahora.


-Nació en el Museo del Prado. ¿Le gusta la pintura?
-Sí, entiendo bastante de mezclas, de texturas y colores. Estoy enamorado de cuadros de Velázquez, Rubens, Murillo o El Greco. Pero yo no pinto nada, no sé.


-¿Le gusta Sorolla?
-El color, las imágenes... Sus obras son preciosas.


-Sufrió un ataque al corazón en octubre, 34 operaciones, el accidente que fue casi mortal. ¿Ha hecho un pacto con el diablo?
-No. Ahora ya me conocen en todos los hospitales. Yo llamo a un quirófano y digo: ¡Taxi!


-Y cuando todos pensaban que ya no iba a actuar más, volvió a la gran pantalla.
-Sí, Santiago Segura me dio una gran oportunidad. Además, me concedieron un Goya. Le estoy muy agradecido.


-¿Su segunda juventud quizás?
-Sí. Además, empecé a participar en la serie Cuéntame. No me gustaría dejar pasar esta oportunidad sin hablar de una compañera valenciana maravillosa con la que trabajo ahí, Ana Duato, que es genial.


-¿Cómo recuerda su carrera filmográfica?
-Con mucho cariño. Fueron tantos años, tantas películas, tanta televisión...


-Siempre acompañado de su mujer.
-Sí [mientras habla con LAS PROVINCIAS la coge por el brazo] Isabel viene conmigo siempre. No porque esté mal, llevamos 57 años casados y es lo mejor que me ha pasado.


-Y hoy está rodeado de toda su familia.
-Sí, es un día muy importante para mí. Ellos me acompañan siempre que pueden, las alegrías cuando se viven en familia siempre son mejores.

-Su pasado como boxeador también se vio reflejado en la televisión.

-Sí. El Tigre de Chamberí, que se llamaba la película. Gustó hasta tal punto que durante bastante tiempo la gente me llamaba por la calle "¡tigre, tigre!", Aunque en realidad el papel del tigre lo hacía Peliche Ozores. Yo era su manager, un aprovechado que engañaba al pobre infeliz para que subiera al cuadrilátero. Después en televisión surgió aquel Kid Tarao. Usted es muy jovencita, pero en aquella época se repetían frases del personaje como: "¡Al Moreno lo mato!" y "Del gimnasio a la Casa de Campo y de la Casa de Campo al gimnasio".


-¿Le queda alguna cosa por hacer?
-No. Sí que me hubiera gustado mejorar algunas de mis actuaciones pero porque siempre quiero dar más de mí mismo. Yo me enamoro de las cosas que hacen los demás, no de las mías.

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