ÁLVARO CARRERA
AS. com
Cabizbajo se quedó en su esquina Juli Giner. Recibía los
apoyos de quien nunca le fallan, sus entrenadores (Emiliano y Javi Gallego) y
su público, que gritaba: "Juli, Juli", pero no había consuelo para el
español. El púgil de Barcelona llegaba muy ilusionado a disputar el Europeo del
superpluma ante su público, pero se vació ante Samir Ziani y fue franco.
"No puedo más", le dijo a su esquina antes de salir al séptimo
asalto. El combate se terminó y Juli se quedó hundido. Estaba batallando en una
guerra de guerrillas, pero su cuerpo dijo basta y él usó la cabeza. Hay más
vida además del boxeo.
Giner, de 35 años y campeón continental en 2015, sabía que
su rival iba a salir a meterle mucho ritmo y que no debía cebarse, y lo hizo.
Fue una pelea cerrada durante todos los asaltos que se disputaron. Ziani salió
revolucionado, y nunca frenó. Encerraba a Juli Giner y lanzaba muchas manos.
Algunas entraban, otras no, pero la sensación era que el francés quería pasar
por encima al local. Pese a todo, la pelea estaba nivelada. Giner es un
veterano y supo frenar bien los golpes, esquivar y contragolpear. Era su
combate y seguía el plan en una guerra muy física. Con una pelea tan cerrada y
un rival que metía tanto ritmo, la balanza en el ecuador del combate iba
nivelada, pero Juli no pudo más. Ziani lo celebró, era la victoria de su vida.
Giner acabó pidiendo perdón a la gente, ellos le respondieron con una ovación,
por guerrero.
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