ÁLVARO CARRERA
AS.com
Hace menos de dos semanas que Deontay Wilder y Tyson Fury
hicieron combate nulo en Los Ángeles (California, Estados Unidos). La polémica
fue clara y la resaca ha sido larga. Desde el primer momento, sobre el ring,
los dos púgiles revelaron su intención de deshacer el empate. Ambos han
comenzado a calentar la pelea ya, incluso Fury ha pedido que sea en Old
Trafford. Mucho ruido para que no se olvide y el acuerde llegue rápido, algo
que ha facilitado el Consejo Mundial de Boxeo (WBC, en inglés).
El organismo que regula el título que ambos se jugaron la
pasada semana votó, por unanimidad, en su junta de gobernadores, decretar una
revancha inmediata. Un hecho que sólo refuerza la posición de Wilder y Fury, ya
que deja en un segundo plano al aspirante oficial, Dominic Breazeale, que
deberá esperar para volver disputar el título. El presidente del WBC, Mauricio
Sulaimán, aseguró que la decisión viene dada por petición popular. "Dieron
al boxeo una de las mejores peleas en esta división en mucho tiempo, lo que ha
generado una gran demanda de los fans para ver una revancha", apuntó el
mexicano.
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