EFE
La vuelta del excampeón filipino Manny Pacquiao para
enfrentarse por tercera vez al estadounidense Timothy Bradley, campeón del peso
welter, versión Organización Mundial de Boxeo (OMB), está llena de
interrogantes sobre su verdadera condición física, su futuro y si realmente se
encuentra en el umbral de la retirada.
Si se tiene en cuenta lo que dijo en la rueda de prensa que
ofreció a los periodistas en el MGM Grand Garden Arena, de Las Vegas, donde el
sábado se celebrará la pelea, Pacquiao de 37 años sonó con un tono de nostalgia
y despedida al agradecer la ayuda a un sinfín de personas que han estado en su
carrera.
Inclusive también habló de la inspiración que puede ser su
trayectoria profesional para futuros deportistas y lo mucho que le ha dado el
boxeo desde que hizo su primera pelea en su natal Filipinas y por la que le
pagaron unos 20 dólares hasta convertirse en millonario.
Dinero, que de acuerdo al propio Pacquiao, en su mayoría, lo
dona para que en Filipinas se puedan construir casas que sirvan de vivienda a
muchas personas que, como él en sus inicios, no tienen nada y les toca comer y
dormir en la calle.
Sin embargo, reconoció que sin la ayuda de muchas personas,
entre ellas el promotor Bob Arum, que cumplió 50 años dentro del mundo del
boxeo, no hubiese sido posible su triunfo como deportista, profesional y mejor
persona.
Aunque Pacquiao no quiso hablar de su futuro como político
sí lo hizo Bradley, otro de los pocos boxeadores que saben comportarse con
deportividad durante las tradicionales presentaciones públicas de promoción de
la pelea y ruedas de prensa.
Inclusive alabó la trayectoria deportiva de Pacquiao y el
gran futuro que puede tener también en el mundo de la política como senador en
Filipinas.
Luego ambos púgiles aseguraron que lo darán todo cuando
estén sobre el cuadrilátero, que los aficionados no se sentirán defraudados y
que el espectáculo deportivo estará garantizado.
Especialmente porque Pacquiao tendrá de nuevo en su esquina
al preparador Freddie Roach y Bradley llegará esta vez con el prestigioso Teddy
Atlas, que con toda seguridad le hará sacar la faceta más competitiva que haya
en el púgil estadounidense de 32 años, excampeón del peso welter.
"No creo que sea necesario estar hablando de más, la
gente ya sabe que me esfuerzo por darles un gran espectáculo junto con Bradley
en lo que será la mejor pelea de las tres", aseguró 'Pacman'. Ambos dividieron
triunfos en las dos primeras, el de Bradley cargado de polémica.
Por su parte, Bradley considera que Pacquiao triunfará en el
mundo de la política, pero el sábado el triunfo caerá de su lado cuando ambos
hayan concluido la pelea que definirá quien quede como vencedor absoluto.
Ambos consideran que un triunfo, especialmente a Bradley, lo
pondría de nuevo dentro de la elite del boxeo mundial, mientras que a Pacquiao
le permitirá comprobar si todavía posee entusiasmo y fuerza física para hacer
al menos una o dos peleas más antes de decir el adiós definitivo.
En cuanto al mundo de las apuestas, todas están del lado de
Pacquiao, que tiene ya asegurado un legado dentro del mundo del boxeo, mientras
que Bradley ha conseguido triunfos notables, pero no ha conseguido la etiqueta
de legendario como tiene en su haber el púgil filipino.
La realidad es que Bradley, que recuperó el título de
campeón al vencer a Jesse Vargas, al que le quitó el invicto de 26-0, no ha
ganado a tantos futuros miembros del Salón de la Fama , con la excepción del
propio Pacquiao.
Fue en una pelea, la primera entre ambos púgiles, en la que
todos vieron como ganador al excampeón del mundo filipino menos los jueces.
Para la pelea decisiva han sido designados Steve Weisfeld,
de Nueva Jersey, y Dave Moretti y Burt Clements, de Nevada.
El árbitro en principio elegido, Robert Byrd, fue relevado
por la Comisión
Atlética de Nevada, debido a razones médicas, y en su puesto
se nombró a Tony Weeks.
El director ejecutivo de la Comisión de Nevada, Bob
Bennett, explicó que el cambio de último minuto se debió a un problema de
salud.
Byrd había sido el árbitro de la primera pelea entre
Pacquiao y Bradley en 2012, que terminó en una victoria controvertida a favor
del púgil estadounidense, al que se le conoce con el apodo de "Tormenta
del Desierto".
Kenny Bayless, en el 2014, fue el árbitro encargado de
trabajar en la pelea de revancha en la que Pacquiao ganó sin problemas a
Bradley por decisión unánime.
El apartado económico que pueda generar la pelea está muy
lejos de la cifra multimillonaria que el propio Pacquiao protagonizó cuando se
enfrentó al estadounidense Floyd Mayweather Jr. y que le dejó ganancias
superiores a los 120 millones de dólares, incluidos 72 garantizados.
Esta vez Pacquiao se tendrá que conformar con una bolsa 10
veces inferior, ya que el dinero que tiene garantizado es de solo siete
millones de dólares, que luego incrementará en función de lo que se vaya a
recaudar con los derechos de la televisión de pago de la pelea que se
trasmitirá a través de la cadena HBO.
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