domingo, 6 de marzo de 2016

ÁNGEL MORENO LO DIO TODO, PERO EL CINTURÓN SE QUEDÓ EN FRANCIA

JESÚS MÍNGUEZ
AS.com

Ángel Moreno viajó a Arras (Francia) convencido de que sólo un KO le daría el cinturón de campeón de Europa del peso mosca que custodiaba el local Thomas Masson, y así fue. El vallecano fue un diablo, todo corazón y presión. Una caldera. Pero los jueces no se complicaron la vida y otorgaron una victoria por decisión unánime al galo: 117-111, 115-113 y 117-111. Una diferencia excesiva para un combate muy igualado, con alternativa en los asaltos.
El madrileño, de 32 años, pagó los tres primeros episodios, que se anotó Masson, y tuvo que ir a remolque. Un corte feo en la ceja izquierda en el cuarto round anunció un final prematuro. Pero no fue así. Al calor de la sangre, Moreno se encendió y llevó al campeón contra las cuerdas. "Esto es un ejercicio de devastar", le recordaba desde su esquina su preparador, Tinín Rodríguez. Contra la altura y el mayor alcance de Masson, Moreno se fajaba abajo.
El madrileño, con las manos bajas y las piernas rápidas, con la cintura flexible, apuntó al cuerpo del francés, siempre muy cerrado de guardia. No se desarboló y eso le salvó el cinturón. Sabía que si no le conectaban demasiado, la victoria sería suya. Es la ley no escrita que protege, casi siempre, al que boxea en casa en caso de duda.
"¡No puedes parar, esto es un infierno!", animó Tinín a su pupilo cuando el campeonato se ponía feo. Y el Golden Boy de Vallecas se jugó la cabeza. Todo pasión y corazón. Bien preparado, asumiendo el riesgo de comerse una mano letal por el cansancio. Decidido a no irse de vacío. Pero su pronóstico se cumplió. O KO o derrota. Demostró, eso sí, que llegó a Francia bien preparado y con ambición. Y no se dejó nada dentro. Eso también merece recompensas.

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