JESÚS MÍNGUEZ
AS.com
La cuenta a atrás para el combate del siglo del próximo
sábado en Las Vegas va apurando fechas. Floyd Mayweather hizo su desembarco
ayer martes en el MGM, que acogerá el campeonato mundial del welter (versiones
CMB, OMB y AMB) con el boato de las grandes citas. La Southern University
Band dio entrada al invicto estadounidense (47-0) y unos 3.000 fans le
aclamaron. Mientras, a menos de un kilómetro a través de la Strip , la arteria que
vertebra los casinos de la ciudad del juego, Manny Pacquiao descansaba en su
suite después de haber recibido también un baño de masas, más comedido, de sus
correligionarios.
A medida que sube la tensión, aparece el Mayweather más lenguaraz.
Hasta ahora se había mantenido muy comedido porque el combate no necesitaba
promoción –sólo hubo una conferencia previa de prensa en Los Ángeles- pero ayer
presumió de la caja que hará con la velada. Presumió que podría embolsarse,
sumados todos los conceptos de bolsa y PPV, unos 200 millones de dólares (unos
180 de euros). “Cada uno de mis hijos (cuatro) podrá tener un pedazo de 50
millones sólo con este combate”, recordó. “La gente dice que no tendré mucho
dinero cuando acabe mi carrera. Cometí muchos errores cuando era joven, soy
humano. Pero ahora todos mis movimientos están calculados. Estoy OK”, refirió.
El de Grand Rapids firmó un contrato de 200 millones con
Showtime que finalizaría con otra pelea en septiembre. “Probablemente, esa sea
mi último combate”, confirmó Money, que se mostró seguro de la victoria. “Soy
más inteligente y no tengo dudas de que ganaré, he hecho la mejor preparación
de mi vida”, añadió el campeón mundial en cinco pesos. Los dos púgiles, de 38
años el estadounidense y 36 el filipino, están tan convencidos de su éxito que,
según han dicho sus promotores, no hay establecida ninguna cláusula de revancha.
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