miércoles, 23 de abril de 2014

KIKO MARTÍNEZ FUE UN TSUNAMI


JESÚS MÍNGUEZ
AS.com

En Japón, Kiko Martínez fue un tsunami que arrasó a Hozumi Hasegawa y el Castle Hall de Osaka. Salió como un campeón, sin especular y confiando en su boxeo, y después de una exhibición cerró el combate con un KOT en el 7º asalto. Ganó el Mundial supergallo de la Federación Internacional en EE UU al 'Momo' Romero en el sexto round. Lo defendió con Jeffrey Mathebula en Elche en nueve asaltos y en Japón siguió creciendo y agrandando su nombre. Hasegawa, que fue campeón mundial del Consejo en el pluma y el gallo, demostró su casta y sus buenas cualidades. Pero ni eso ni estar delante de su público le sirvió.
Consciente de que llegar a las cartulinas fuera de tu país puede ser una lotería, Kiko fue a por todas desde el inicio. En el segundo round, una oleada de golpes hizo hincar ya la rodilla al japonés de 33 años. En la distancia corta y contra las cuerdas, las manos del de Torrellano dispararon sin descanso. Sólo la campana dio aire a Hasegawa.
En el tercer asalto, el pequeño Tyson blanco se cebó demasiado en busca del KO y Hasekawa llegó a arrebatarle el asalto. Diez defensas exitosas del mundial pluma del Consejo no son cualquier cosa. El japonés tiene armas y las sacó relampagueante. El peligro en los intercambios hacía encogerse el corazón. Mas el de Kiko llegó a prueba de bombas a Osaka. Se rehízo y Hasegawa comenzó un ejercicio de supervivencia complicado, con un profundo corte en el párpado izquierdo.
Fruto de la ambición, a Kiko se le fue un golpe ilegal en el sexto asalto que le supuso restar un punto. Pero Hawegawa estaba maduro, superado. Tarde o temprano debía ser arrastrado por el tsunami. Y no pasó del séptimo round. Una combinación tremenda provocó otra cuenta de protección. Se levantó con honor, pero un crochet de zurda en el rostro que restalló como una explosión le hizo volver a caer. Robert Byrd decidió que era suficiente.
Kiko Martínez aceptó ir a Japón. Fue un vendaval ante un campeón de prestigio. Ahora, sube como la espuma, y la marea debe acercarle a los grandes puertos: Leo Santa Cruz, Guillermo Rigondeaux, Nonito Donaire, Carl Frampton, Scott Quigg... Lo merece.

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