JOSÉ MANUEL MORENO. "BOXEO VELEÑO".
El joven mexicano Saúl Canelo Álvarez, de 22 años, unificó las
coronas WBC y WBA del peso superwelter el pasado sábado en el Alamodome de San
Antonio, Texas, al ganar por decisión unánime al estadounidense Austin Trout. Fue
un combate a tumba abierta, entre dos peladores enérgicos, buenos
defensivamente y con mucha pegada. Y en todas esas facetas fue ligeramente superior
el ídolo mexicano al zurdo de Nuevo México. Los cinco primeros asaltos fueron
de una intensidad a prueba de dos tipos preparados físicamente de forma extraordinaria.
Una intensidad descomunal en un ambiente también impresionante, con mayoría
ruidosa muy favorable al jalisciense. Canelo hizo posiblemente los mejores
asaltos de su carrera profesional. No solo pegó de cine, sino que esquivó como
los afroamericanos. Rápido y ágil se le veía, como nunca, en la pelea más
importante y difícil de su carrera. En el sexto round levantó el pie del
acelerador, y eso benefició a Trout quien realizó tres minutos de un boxeo de
libro. Pero la alegría le duró poco al “visitante” (solo pasa en Estados Unidos
que los locales no lo sean cuando pelean ante mexicanos e incluso británicos) pues
a los quince segundos del siguiente asalto, el séptimo llegó el golpe de la
pelea, una derecha espeluznante por lo rápida y por lo contundente que hizo
tambalear hasta hacerle caer al hombre de color. Sin embargo, Trout tiró de
casta y siguió boxeando de frente, sin ningún temor a su joven rival. Canelo
también se concienció de que la pelea no estaba concluida y los últimos asaltos
fueron otro espectáculo para los casi 40.000 espectadores. Intercambios, detalles
técnicos, posibilidad de nocaut por parte de los dos gladiadores y un público
entregado, como hacía tiempo no se saboreaba en el boxeo internacional. No tuvo
desperdicio ni el último segundo. Aunque fue una lástima que esa norma, para
nosotros absurda, de dar a conocer las puntuaciones de los jueces al terminar
el octavo round, que eran demasiado claras para Canelo, arruinara la emoción de
cara al espectador. Ganó este, y ganó bien, no tanto como ese juez que le dio
nada menos que nueve puntos de ventaja, pero sí a nuestro entender por cuatro o
cinco puntos y se ha consagrado definitivamente como figura del boxeo: ya es
alguien que puede aspirar a pelear con los mejores, y cuando digo los mejores,
incluyo a Floyd Mayweather. Y en cuanto a Trout, está ya en el selecto club de
los mejores, y le esperan grandes combates en su carrera, aún joven a sus 27
años. Los 40.000 que fueron a la cancha de los San Antonio Spurs salieron
golpeando al aire, emulando a los dos sensacionales pugilistas que acababan de
realizar semejante demostración.
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