Gabriel Campillo
"He pasado estos últimos días reflexionando, centrándome, intentando poner en orden mis pensamientos para encontrar respuestas a lo que pasó el pasado Sábado en Mohegan Sun Arena de Connecticut. Vaya por delante que a día de hoy respuestas no tengo; tal vez indicios, siendo generoso. Quizá, seguramente, aún sea demasiado pronto.
Pero en vista de toda la polémica que se ha levantado, donde unos piden explicaciones, otros se muestran decepcionados, algún otro casi indignado, y los más osados aprovechan para hacer cuanta leña pueden del árbol caído, creo que lo mejor para calmar los ánimos de unos y otros será dar alguna explicación, ó al menos mi versión de los hechos.
Explicaciones que no tengo obligación de dar, puesto que no estoy en deuda con nadie ni a nadie debo nada, puesto que nada se me ha regalado. Las doy simplemente porque estuve, estoy y estaré agradecido con la afición que siempre me apoyó, gritó y se emocionó con mis triunfos, y lloró conmigo las derrotas injustas.
Para empezar me gustaría aclarar algo referente a mi estado físico previo a la pelea. He oído y leído barbaridades como que no estaba bien preparado. Esto es absolutamente falso. Mi entrenador Antonio González Matías y yo hemos realizado una preparación de más de dos meses, tan minuciosa y estricta como la podía haber hecho en California, a nivel de entrenamientos, descansos y alimentación, con una planificación al milímetro, al minuto y al asalto. Solo lamento que el resultado final no saliese como hubiéramos deseado, porque el mundo hubiera descubierto el gran entrenador que había tras ese trabajo.
Mis sensaciones antes de la pelea fueron magníficas, como hacía tiempo no sentía; estaba rápido, con chispa y pegando duro. Para decir toda la verdad, el último kilo me costó, y por eso no tenía tan buen aspecto a la hora del pesaje. Nos ha pasado a todos, es algo común y sin importancia, ya que recuperé perfectamente minutos después.
Con esto quiero decir que la causa de la derrota no fue, ni tuvo nada que ver con ninguna carencia física ni del entrenamiento. Por mi parte ese tema queda cerrado.
También hay un importante sector de aficionados amigos de crear 'cocos', que opinan que Kovalev es el nuevo Tyson. Bueno, mi opinión es distinta. Si bien es cierto que es un boxeador con pegada, no me pareció ésta más poderosa que la de otros pegadores a los que me he enfrentado, como el propio Cloud y otros.
Hay quien dice que no las tomo. Bien, si tomarlas es aguantar en pie hasta que te paran la pelea, es cierto, no las tomo. Yo soy de los que se caen. Y luego se levantan, y se recuperan, y hasta ganan. Lamentablemente no se puede medir esto del encaje, pero a lo largo de mi carrera, con campeonatos nacionales, Intercontinentales, de la Unión Europea, de Europa y mundiales, me comí manos muy duras, estoy completamente seguro de que más duras que las del Sábado. Quizá sea un poco osado encasillarme como mandíbula de cristal. Kovalev hoy es el 'coco' y mañana, si pierde, (y no se lo estoy deseando) lo será otro.
Y por último están los que, posiblemente por ser más cercanos al deporte del boxeo, a los gimnasios, boxeadores, e incluso ser practicantes, se han formado la opinión de que, por alguna razón, la mente de Gabriel Campillo no estaba con él en aquella noche de Sábado. Incluso algunos han dejado entrever algún tipo de conflicto en mi vida personal. Me sorprende la velocidad de transmisión de la información. Incluso cuando uno se esfuerza por mantenerla en su entorno más cercano.
Es cierto que se han producido cambios en mi entorno, cambios que me han afectado de manera personal, pero creía tener la suficiente profesionalidad y frialdad para apartarlos de mi rendimiento deportivo. Ahora empiezo a dudar porque, aunque no quiero creerlo, éste es el único indicio que he encontrado, después de largas horas en soledad, que pueda explicar mi lamentable rendimiento y pésima imagen del Sábado. Como decía al principio, certeza no tengo ninguna, sólo sospecha.
Eso es todo lo que puedo decir de la pelea. Bueno, y una cosa más, nada de lo dicho pretende ser en modo alguno excusa con la que limpiar mi derrota. Sergey Kovalev fue mejor que yo y me ganó, ni pretendo disimularlo ni me hace sentir peor. Así que desde aquí le doy mi enhorabuena.
A todo el que se haya interesado por mi estado, quiero decirle que estoy bien, completamente recuperado y mirando hacia delante. Y darles las gracias. A aquellos que han intentado aprovechar los momentos aparentemente débiles para hacerme daño u ofenderme, les diré lo que me decían las maquinas del Mohegan Sun: "Try again!"
Gabriel Campillo no es feliz o desgraciado según el resultado de su última pelea, o según los comentarios de la gente. Gabriel Campillo es feliz, y punto.
Gracias a todos.
5 comentarios:
¡ Ánimo, Campillo !
Saludos.
Siempre he disfrutado mucho de los combates de Campillo porque es evidente que el tipo tiene clase y da gusto verle boxear.
Lo del sábado lo veo como un tropiezo, fue como si estuviera ausente o de repente se viera apocado por la pegada del ruso. Lo cierto es que contra Cloud también sufrió en ese agónico primer asalto y luego fue capaz de rehacerse, entrar en la pelea y ganarla de calle.
En fin, ánimo Campillo, que en esta vida es inevitable tropezar y tú ya has demostrado que eres muy capaz de levantarte y dar lo mejor que tienes, que no es poco.
Sólo decirte que estamos contigo y te apoyamos, ànimo chico guapo seguimos a tu lado, no lo dudes!!!!
Lo mejor es que vuelvas a pelear con Kovalev y le demuestres que eres mejor y más fuerte.
En general, existe una tendencia a inflar a los boxeadores nacionales. Gabriel Campillo parece un bune boxeador, pero tampoco gran cosa.Tiene un enorme problema: no pega. Un boxeador sin pegada no genera ningún de intimidación. Campillo es el Paul malignaggi español. Yo creo que ha llegado a lo más alto de su nivel de competición. Respecto a Kovalev, es más rápido, más fuerte y más valiente. Veremos qué hace en el futuro, porque tampoco es que se haya enfrentado a gran cosa, pero tiene buena pinta.A Campillo se le ve muy buen tipo y además inteligente, espero sepa reconducir su carrera.
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