viernes, 8 de junio de 2012
EL NUEVO PACQUIAO: BOXEO Y RELIGIÓN
DAN RAFAEL ESPN.com
Manny Pacquiao admite que fue víctima de de su propio éxito. Eso es lo que puede pasar cuando se es uno de los deportistas mejores pagos y más famosos del mundo.
Pero Pacquiao cree que ha enderezado el barco, reencontrando su fé en la religión Católica, lo cual salvó su matrimonio y lo tiene viviendo una vida tranquila que lo ayuda a enfocarse en su carrera boxística y a su trabajo como congresista en las Filipinas, donde es un ídolo nacional.
Sus relaciones con otras mujeres dejaron su matrimonio en tal mal estado que su esposa Jinkee estuvo a punto de pedirle el divorcio días antes de la pelea con Juan Manuel Márquez en noviembre. Las cosas entre ellos estaban tan mal que Jinkee al principio se negó acompañar a su esposo al MGM Grand Garden Arena antes de la pelea. Pacquiao se rehusó a salir de la suite del hotel sin ella, de acuerdo a miembros de su equipo. Cuando finalmente ella decidió ir con él, Pacquiao había llegado tan tarde al vestuario que sólo tuvo 15 minutos para calentar con su entrenador Freddie Roach antes de caminar hacia el ring.
Con ese apuro, y distraído por sus problemas maritales, Pacquiao dio su peor actuación en años, llevándose una difícil victoria por decisión mayoritaria en su tercera pelea con Márquez -- una duelo que muchos pensaron que Pacquiao (54-3-2, 28 KOs), había perdido.
"La pelea no fue tan difícil para mi, pero estaba teniendo algunos problemas familiares", admitió Pacquiao. "Estaba al cien por ciento físicamente para la pelea ante Márquez, pero tuve problemas familiares que tuve que enfrentar. También lo subestimé a él".
"Tuvimos un gran campo de entrenamiento previo a la pelea pero en la última semana todo se derrumbó", dijo Roach. "Los problemas personales afectaron la pelea. No creo que Manny deje que eso vuelva a suceder. Todas las distracciones a su alrededor causaron que hiciera una pobre pelea".
Además de su relación con otras mujeres, lo cual estaba destruyendo su familia, estaba el cigarillo, la bebida, las apuestas -- las cual causaron que tuviera que pedirle a Bob Arum de Top Rank avances de siete dígitos previo a recientes peleas para pagar sus deudas -- y las noches de fiestas, mientras trataba de balancear el boxeo con su carrera política. Su vida estaba fuera de control.
Pero ahora, siete meses después, Pacquiao dijo que "no hay distracciones y todo está bien", mientras se prepara para defender su título welter por cuarta vez ante el titular welter Jr. Timothy Bradley Jr. el sábado (HBO PPV, 9 ET, $54.95) en el MGM Grand.
Pacquiao, el único campeón mundial en ocho divisiones distintas en el boxeo, le da mérito a la nueva calma en su vida -- calma al menos en los estandares de Pacquiao, ya que el grupo que lo sigue a todas partes es masivo y su agenda está llena -- a lo que el llama, su "manual de vida". Está hablando de la Biblia, la cual empezó a leer hace unos meses.
Ahora, en vez de salir por las noches hasta altas horas de la madrugada jugando al pool, apostando, bebiendo y perdiendo el tiempo con mujeres no llamadas Jinkee, insiste que va a estudios de la Biblia con su esposa y aquellos más cercanos a él. El asesor espiritual, el pastor Jeric Soriano, se convirtió en un miembro clave de su campo de entrenamiento en diciembre.
"Los [errores] que estaba cometiendo una y otra vez en el pasado, ha parado con eso", dijo Pacquiao. "Ahora sigo y obedezco los mandamientos de Dios. Encontré mi manuel de vida, la Bibilia. Por eso estoy leyendo la Biblia. Sigo leyendo y leyendo. Es mejor para mi personalmente porque estoy trabajando con la vida eterna. Y si muero hoy, sé donde voy a ir. Voy al cielo y eso ha ayudado mucho en mi vida porque Dios está conmigo. No estoy preocupado por lo que pasa en este mundo. Estoy preocupado por mi vida una vez muera. ¿Vamos a tener vida eterna o vamos al infierno? Elegí invertir en la vida eterna y no en la vida corta".
Jinkee también está más feliz ahora. Ella y Pacquiao, que tienen cuatro hijos, han superado los problemas maritales para edificar una relación más profunda.
"Nuestras vidas eran como una montaña rusa. Antes era 50-50 confianza y duda", dijo ella en un episodio de la serie "24/7" de HBO. "Ahora es diferente. Es todo confianza. Ahora tenemos una vida feliz juntos".
Roach, siempre el más calmo en el centro de la tormenta, dice que ha notado un cambio en Pacquiao, de 33 años de edad, desde que se hizo más religioso. Al entrenador -- que ingresará al Salón de la Fama de Boxeo Internacional en Canastota, Nueva York el domingo -- le gusta lo que ve en Pacquiao. Comparado con las distracciones mayores de otros campos de entrenamiento, este fue tranquilo.
"Creo que ha sido muy bueno para él. Si la religión ayuda a alguien, me siento feliz por eso", dijo Roach. "Él viene al gimnasio ahora y nunca viene cansado. Nunca viene de una larga noche de farra, de apuestas, de beber o cualquiera que fueran sus malos hábitos. Cuando uno juega a las apuestas, ¿a qué lleva eso? Quizás una o dos cervezas, ¿y después qué? Las chicas. Él está con su familia ahora. Hace su estudio de la Biblia. Viene al gimnasio mucho más enfocado. Tuvimos un muy buen campo de entrenamiento como siempre, pero estamos cerca de la pelea y su foco es muy bueno".
Arum también ha notado la diferencia en Pacquiao.
"Para alguien que ha visitado su campo de entrenamiento en varias ocasiones, les puedo decir que la diferencia en la cara de Manny es aparente", dijo Arum. "No está cansado como antes, y no está sin energías como antes. Hay un brillo en su cara. Creo que este despertar religioso ha sido muy bueno para él. Soy favorbale a eso porque yo también soy religioso [religión judía], pero creo que cuando los jóvenes atletas encuentran la religión, mejoran muchísimo sus carreras".
Pacquiao siempre ha tenido religión en su vida, pero nunca en forma tan profunda como ahora, dijo su asesor Michael Koncz.
"Manny ha sido religioso siempre, pero lo que ha hecho ahora es renovar su compromiso con Dios al encontrar la Biblia y fortalecer su relación Dios", dijo Koncz, quien ha estado junto a Pacquiao por muchos años.
Bradley (28-0, 12 KOs), de 28 años de edad, ha seguido las historias sobre el estilo de vida de Pacquiao.
"Sabía que tarde o temprano eso le iba a complicar la vida, todas las distracciones", dijo Bradley. "Nadie es perfecto. Pero ahora que ha encontrado su religión, mejor para él. Eso es algo suyo. Tener eso definitivamente lo hará más fuerte mentalmente. Probablemente creemos en el mismo Dios, pero él tiene su forma de hacerlo y yo tengo la mia. Me imagino que estará enfocado para la tarea que tiene enfrente. Mejor que lo esté, o tendrá un duro despertar".
Para aquellos que piensan de que la fé de Pacquiao lo hará menos agresivo en el ring, no se preocupen. Él dice que peleará como lo hace siempre.
"Esta pelea es mi trabajo. Dios hizo esta profesión y tengo un trabajo para hacer en el ring, para dejar contenta a la gente", dijo Pacquiao. "No lo estoy subestimando. Creo que mi ventaja es mi velocidad. Soy más rápido que él, y por supuesto, mi poder también es mejor. Pero no lo subestimo. Si entreno fuerte, no necesito preocuparme".
Koncz dijo que él y Pacquiao han hablado acerca de asegurarse que la religión no interfiera con su estilo de pelea.
"Queremos dar un buen espectáculo en esta pelea por dos razones: Para ganar de nuevo a los fans que perdimos tras la floja actuación en la pelea ante Márquez, y para rebatir lo que muchos dicen que debido a al religión, él no querrá lastimar a alguien", dijo Koncz. "Como dice Manny, no hay nada en la Biblia que diga que uno no puede tener un trabajo. Este es un deporte. Mientras uno obedezca las reglas, es un trabajo. Creo que la gente estará muy alagada cuando termine la pelea".
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