domingo, 14 de noviembre de 2010

FILIPINAS Y EL MUNDO ENTERO DESEAN VER PACQUIAO VS. MAYWEATHER


ECODIARIO

Filipinas celebraba este domingo por todo lo alto la victoria de su compatriota Manny Pacquiao, que el sábado ganó la faja superwelter del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) al derrotar en Dallas al mexicano Antonio Margarito por decisión unánime tras 12 asaltos.
Con su victoria, el púgil suma ahora ocho títulos mundiales y levantó en Filipinas una ola de júbilo de sus compatriotas, en un país de 94 millones de habitantes con graves problemas sociales.
"Pacquiao es el mejor boxeador de todos los tiempos", dijo Aliudin Sumael, de 43 años, un agricultor musulmán que acudió al centro cultural de la violenta provincia sureña de Maguindanao para ver el combate.
"Creo que podría compartir sus millones con los pobres musulmanes como nosotros", añadió.
La ascensión de Pacquiao desde la pobreza hasta la cúspide del boxeo mundial es una de las historias de éxito más espectaculares de Filipinas en los últimos años, en una sociedad que lucha contra la extrema pobreza, la corrupción y los desastres naturales.
Los logros deportivos del deportista de 31 años de edad le han ayudado además a lanzarse con éxito a la política y, en las elecciones del pasado mayo, fue elegido diputado del parlamento por la provincia de Sarangani, una de las más pobres del país.
En algo que ya se está convirtiendo en una tradición, los soldados que luchan contra la insurgencia musulmana dejaron momentáneamente las armas para ver el combate de Pacquiao, al tiempo que expresaban sus deseos de reconciliación nacional.
"Durante la pelea los soldados de la nación filipina, independientemente de su ideología, forman un sólo hombre para animar a nuestro héroe", explicaba antes del combate el portavoz militar Jose Mabanta, en declaraciones a la AFP.
"Podemos decir que, al menos durante ese rato, estaremos unidos", añadió.
La pelea fue retransmitida en directo en pago por visión y se podía ver en pantallas gigantes colocadas en estadios y salas de cine, así como en televisores situados en los gimnasios o en las calles de las ciudades.
En una escena que se repitió tanto en los bares deportivos de lujo como en las polvorientas canchas de baloncesto callejeras, miles de filipinos aclamaron a su héroe, apodado "Pacman", cada vez que lanzaba uno de sus potentes ataques contra el mexicano Margarito.
"Es alguien del que se puede estar orgulloso. Cada vez que pelea todo el mundo está unido", dijo el cocinero de Manila, Ben Articulo, de 52 años.
Igual que en otros combates de Pacquiao, apenas se cometieron crímenes durante la pelea porque los malhechores estaban ocupados viendo la televisión, según un portavoz de la policía, Agrimero Cruz.
La radio pública aseguró que incluso en presidente del país, Benigno Aquino, que participaba en Japón en una cumbre Asia-Pacífico, logró ver el combate. Al salir de una reunión, Aquino corrió a su hotel para verlo en un lugar especialmente preparado por los servicios de seguridad.
"Queremos felicitar al puño de nuestra nación, Manny Pacquiao. Nuestro presidente se une a la celebración de su victoria", dijo una representante del presidente Aquino, Sonny Coloma, tras el combate.
Muchos filipinos esperan ahora poder ver una pelea entre Pacquiao y el estadounidense Floyd Mayweather para que quede claro de una vez por todas quién es el rey mundial del boxeo.
"Todo el mundo quiere ver la pelea Pacquiao-Mayweather, creo que va a celebrarse", deseó Neil Sauz, un arquitecto de 27 años que vio la pelea en un centro comercial de Manila.
En Sarangani, Arnel Arsulon, de 39 años, propietario de una tienda, asegura que Pacquiao tendría que concentrarse en sus obligaciones de diputado, pero sólo después de haberle dado a Mayweather la lección que merece.
"Quizás tenga que pelear una vez más. Tendría que pelear contra Mayweather para demostrar al mundo entero que puede ganarle. Mayweather estuvo hablando mucho y fue muy irrespetuoso", añadió.

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