sábado, 18 de septiembre de 2010
Iván Pozo: "Voy a recuperar mi puesto de campeón"
ARMANDO ÁLVAREZ - FARO DE VIGO
El deporte vigués arropa a Iván Pozo. Miembros de los principales clubes de elite asistieron ayer a la presentación de su pelea del día 24, en la que el púgil local y el nicaragüense Luis Sandoval cruzarán guantes por el título del mundo hispano en el peso gallo. Escenario novedoso y rival curtido para una pelea que el entrenador de Pozo, Paco Amoedo, considera su "último cartucho". Su pupilo le replica que tiene "todavía muchos". El rifirafe paternofilial concluye en nulo. Ambos coinciden en que el reto es crucial.
La Praza da Estrela se acondicionará para acoger ese viernes 24, a partir de las 22.30 horas, la primera velada al aire libre que se celebra en Vigo en los últimos 50 años. El Restaurante Etnias pone gran parte del dinero necesario y ofrece entradas con consumición o cena. Los espectadores pueden limitarse al graderío de piedra o la banqueta (el aforo previsto es de 1.300). La Diputación completa el presupuesto. Se hace "al modo casero, como antes, porque hubo experiencias no muy agradables que pudieron confundir a la gente", dice el vicepresidente del organismo provincial, Chema Figueroa. Se refiere sin concretar a los combates que organizaron Kiko Matamoros y José Sousa, personajes del cuché. "Apoyamos a Pozo en los momentos difíciles. El éxito está en tus manos y nunca mejor dicho", le dice al boxeador.
Amoedo pincha a su chico. Tiene en mente el último fracaso. El "Mastín" Ochoa lo devoró. A Pozo se le atragantó el cambio a un peso superior. "Es un combate importante, de los que le quedan para reaccionar. Si no, lo tendríamos muy crudo en el futuro".
Pozo encaja el golpe y reacciona. "En deporte se puede ganar o perder. Lo importante es aprender. Me siento como un adolescente. Estoy muy entero. Me quedan muchos cartuchos y los aprovecharé".
Amoedo se revuelve, le recuerda que quizás haya otras peleas, pero de menor categoría si el día 24 no se ajusta el cinturón hispano, que lo propulsaría hacia el europeo. Pozo acepta: "Antes de la última pelea tuve que bajar cinco kilos en dos días por descuido mío o lo que fuese. Supuso un golpe fuerte a mi organismo. Sólo mis íntimos saben las salvajadas que debía hacer para bajar de 64 kilos a 50 cuando estaba en el peso mosca. Ahora me he habituado a estar en 55 o 56 kilos en mi vida normal. Mis brazos ya no se limitan a empujar. Vuelvo a golpear". Se siente, en resumen, "dispuesto a recuperar el puesto que merezco, que es el de campeón".
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