lunes, 10 de mayo de 2010

Cintrón, por los aires. Margarito, en loor de multitudes



JOSÉ MANUEL MORENO. BOXEO VELEÑO.

Una semana después del combate Mosley-Mayweather, se demostró que hay vida después de esa megapelea. El sábado, en el Home Depot Center de Carson, California, tuvo lugar un interesante a priori combate del peso superwelter entre el “hombre completo” Paul Williams, el único que pelea desde la categoría welter hasta el peso medio, y Kermit Cintrón. El primer asalto se lo adjudicó Cintrón, mucho más preciso que su rival, un tanto atolondrado en su afán de soltar gran cantidad de golpes. Williams recuperó el dominio de la pelea en los asaltos segundo y tercero, aunque en este último, se oyeron abucheos del público, nada contento con el desarrollo de la pelea. Pero el gag o “sketch” del año estaba por llegar. Al medio minuto de comenzar el cuarto asalto, quedaron enredados ambos boxeadores, cayendo Williams al piso, y arrojándose Cintrón entre las cuerdas, como el que se arroja desde un cuarto piso. En ningún momento pareció que el incidente tuviera la fuerza para que saliera despedido el boricua de esa guisa. Después de rebotar en una de las mesas del ringside, fue a parar al suelo, en el que estuvo más de diez minutos sin moverse, siendo posteriormente inmovilizado de forma un tanto patética, a pesar de que el ex campeón del mundo, al parecer, expresaba su intención de continuar el combate. Mientras era trasladado a la ambulancia, escuchaba el dictamen de los jueces, que fueron a las cartulinas, a pesar de no completarse cuatro asaltos, por lo que en cualquier parte del mundo hubiera sido un combate sin decisión. Haciendo caso de la anticuada reglamentación del Estado de California, se fue a las cartulinas, que para más inri, otorgaron una decisión dividida a favor de Williams, porque se conoce que cada juez estaba viendo una pelea distinta: 40-36, 39-37 y 36-40. En fin, después de lo sucedido en el Cintrón-Martínez, creíamos haberlo visto todo, pero está visto que en todas las peleas del boricua, está garantizado el “espectáculo”.
Casi a la misma hora, Antonio Margarito, 16 meses después de su recordada pelea ante Shane Mosley, reaparecía en una abarrotada Plaza de Toros Monumental de Aguascalientes (17.000 espectadores), demostrando una tremenda capacidad de convocatoria. Por cierto, mal comportamiento del público hacia el himno de Estados Unidos, pero qué podemos decir los españoles, cuando nosotros mismos abucheamos a nuestro propio himno. Margarito salió como un tiro desde el primer asalto, queriendo demostrar que es el mismo de antes de la sanción de un año impuesta por la Comisión Atlética de California, que le sigue impidiendo boxear en EE.UU. Una potente combinación del “Tornado de Tijuana” mandó a la lona a su compatriota Roberto “La Amenaza” García, que contó en todo momento con la animadversión del público. Se recuperó bien García, residente en Texas, y aguantó el chaparrón de golpes en los asaltos siguientes, incluso con un pelo de provocación en sus gestos, lo que irritaba más a Margarito y sus seguidores. No parecía que el combate fuera a acabar en los diez asaltos pactados, pero o Margarito ha perdido estamina, o García, quien nunca fue noqueado, es un gran fajador. En el octavo y décimo asaltos, le fueron descontados puntos al “visitante” por un cabezazo y un golpe bajo, respectivamente. Es la única pega al desempeño de “Tony”, la posible falta de pegada, porque en lo demás, fue el peleador dominante de siempre, ofreciendo una buena imagen, y postulándose para grandes peleas en el futuro, a sus 32 años, sobre todo, si obtiene el permiso de alguna Comisión Atlética de Estados Unidos para boxear, después de la sanción.

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