miércoles, 18 de noviembre de 2009

Cotto no pega igual en 147 y debe retirarse


Por Elliott Castro Tirado CLARIDAD.

La paliza que le dio Manny Pacquiao a Miguel Cotto disipó algunas dudas que algunos todavía teníamos sobre la enorme calidad del gran campeón filipino, pero también levantó otras sobre el boricua.
Pacquiao revalidó sus extraordinarias habilidades, esta vez frente al rival más fuerte y pesado de su carrera hasta el momento. También demostró que al subir de peso, ganó en la fuerza de su pegada, contrario a lo que le sucedió anteriormente a algunos de los pegadores más temidos de la historia como Roberto “Mano de Piedra” Durán y los puertorriqueños Wilfredo Gómez y aun Félix “Tito” Trinidad por mencionar sólo a tres. Lo más increíble es que el filipino mantiene intacta su enorme velocidad de manos y piernas, así como sus relampagueantes reflejos y los ángulos poco comunes desde los que lanza sus envíos, que desde el inicio de su carrera han sido sus mayores virtudes y los que le han brindado todos los logros alcanzados hasta el momento.
Recordemos que Pacquiao debutó en 1996 en 107 libras y su primer título mundial fue en las 112 (mosca). Luego saltó las divisiones de 115 (súper mosca) y 118 (gallo), para coronarse en las 122 (súper gallo). Poco después añadió la correa de las 126 (pluma), las 130 (junior ligero) y las 135 (ligero). Cuando achocó espectacularmente al inglés Ricky Hatton se agenció el cetro de las 140 (junior welter). Aunque a Oscar de la Hoya lo venció de lleno en el peso welter, la coronación oficial de las 147 se produjo el sábado, a expensas de Cotto.

¿DEBE RETIRARSE COTTO?
El resultado del combate ha levantado importantes incógnitas sobre el puertorriqueño. La primera y la más lógica es si Cotto debe seguir peleando o debe retirarse. En relativamente poco tiempo ha ganado muchísimo dinero, que algunos estiman entre cuarenta y cincuenta millones de dólares y lo ha invertido sabiamente, lo que a pesar de la crisis económica, que es mundial, se ha multiplicado, de acuerdo a personas cercanas a su grupo de trabajo.
Cotto es un boxeador poco común, además de ser muy inteligente, es desconfiado con los que se le acercan y muy controlado en sus inversiones. Al igual que otros púgiles puertorriqueños de importancia, como Wilfredo Benítez, Tito Trinidad y ahora Daniel Santos, mantiene una cercana relación con su padre, con la diferencia de que aquellos eran fundamentalmente entrenadores, y en su caso, Don Miguel Cotto es su principalísimo socio financiero.
La historia está llena de boxeadores que han recibido golpes que le han afectado su salud permanentemente por haber extendido sus carreras, aun cuando sus facultades ya estaban en obvia decadencia. Para colmo de males, prácticamente todos, incluyendo a los mejores púgiles de todos los tiempos, han regresado a pelear después de haberse “retirado de forma final y firme”. Lamentablemente, es imposible determinar exactamente cuál es ese momento, aunque hay unos elementos que generalmente se repiten. Uno de ellos es la cantidad de golpes recibidos.
Además de tener su futuro económico garantizado, en sus últimos combates Cotto ha recibido muchísimo castigo. En repetidas ocasiones él ha afirmado que no estará peleando después de los treinta y hace unas semanas ya cumplió los 29. Así que si le tomamos su palabra, que hasta ahora ha sido firme, al extremo de ser considerado por muchos como terco, Miguel Cotto no peleará mucho más tiempo.
Aunque con 29 años, nadie podría considerarlo como “viejo”, Cotto, al igual que muchos otros púgiles estelares, está peleando desde niñito. Por cada asalto de verdad, un boxeador realiza muchísimos minutos más en el gimnasio, incluyendo todos los de guanteo, que en ocasiones resultan durísimos. Todo eso tiene un efecto acumulado en su cuerpo, del mismo modo que le sirve de preparación. Aunque el efecto en el físico es obvio por la definición muscular y aumento de capacidad aeróbica, no se puede medir con exactitud el daño (si alguno) de todas las horas en el gimnasio y otros aspectos de la preparación.
En casi todos los casos, el mayor efecto de los golpes casi siempre sale a relucir en toda su dimensión mucho tiempo después. De nada vale el dinero acumulado, la fama y el reconocimiento, si no hay salud para poder disfrutarlo. Ojalá el caso de Cotto no sea uno de ellos.

¿A DóNDE SE FUE LA PEGADA DE COTTO?
Aun en su aplastante derrota frente a Pacquiao, en los primeros asaltos Cotto demostró una vez más su fino boxeo con un poderoso y molestoso jab de izquierda y finos desplazamientos. Aunque mayormente se le ha reconocido como un poderoso pegador, el cagüeño siempre ha tenido excelentes recursos, a los que apeló para vencer por decisión a Shane Mosley, reconocido como el más técnico de toda la gama de talentosos púgiles de las divisiones medias de esta generación.
Por el contrario, Pacquiao, quien es más pequeño y más liviano, asimiló sin mayores dificultades todos los golpes limpios que el boricua le conectó, especialmente en los primeros asaltos. Eso me llevó a una incógnita aún mayor. ¿A dónde se fue la pegada de Cotto?
Al revisar su exitoso resumé, cuando llegó a su primera pelea titular, que fue en las 140, Cotto había ganado sus veinte peleas, y de ellas 17 antes del límite. Incluyendo en la que se coronó, él ganó por nocaut o nocaut técnico seis de las siete peleas de campeonato que realizó en la división junior welter.
En sus inicios en las 147 mantuvo la fuerza de su pegada, lo que le dio el cetro y sus primeras dos defensas antes del límite. La primera muestra de la limitación del efecto de sus golpes en el peso welter fue frente a Mosley, quien no sólo le aguantó todo, sino que lo dominó en fuerza. Repito que para poder vencerlo, el nuestro tuvo que recurrir a su boxeo técnico en los asaltos finales. Para este trabajo, no tomó en cuenta su siguiente victoria, que fue sobre Alfonso Gómez, quien era inferior.
Así llegamos a la pelea contra Antonio Margarito, también en 147. Aunque no tengo pruebas para sustentarlo, estoy convencido de que el mexicano también tenía yeso en sus guantes en ese pleito, como se le descubrió posteriormente. Sin embargo, es necesario que recordemos que en los primeros seis asaltos, Cotto lo conectó limpiamente, sin los efectos de peleas anteriores. Margarito no sólo no fue a la lona, sino que nunca estuvo en malas condiciones y ni siquiera sangró o se hinchó y eso no tiene nada que ver con sus guantes trampeados.
En su próximo combate frente a un rival de importancia, Cotto tampoco pudo lastimar a Joshua Clottey, aunque lo tiró temprano. Para ser justos con el boricua, desde el final del tercer asalto tuvo que combatir sangrando profusamente, producto de un cabezazo accidental. El resultado fue una victoria para el nuestro por decisión dividida, pues uno de los jueces vio ganar a su rival.
En resumen, en las 147 la pegada de Cotto no tiene la misma fuerza o al menos el mismo efecto en sus rivales, que cuando peleaba en las 140 y es muy difícil que pueda ganarse a los mejores, como Pacquiao, sólo con su fino boxeo a distancia. Por eso yo también creo que lo mejor que puede hacer es retirarse AHORA.

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