martes, 12 de mayo de 2009
Pacquiao protagoniza un nuevo 'Thrilla in Manila'
H. Martínez As.com
Llegó con camisa negra, chaleco gris y una gorra calada, más chulo que un ocho, que diría alguno. "Ahora viste de Armani", comentan sus paisanos, que pese a ello le quieren igual "porque es hijo del pueblo". Manny Pacquiao, el mejor boxeador del mundo libra por libra, fue recibido en Manila como el héroe de Filipinas. El Gobierno declaró el lunes como "Día de Celebración" y todos quisieron echarse a la calle para arropar al rey mundial del peso superligero. El protagonista de una nueva Emoción en Manila, 34 años después de aquel inolvidable Ali-Frazier.
Los niños tiraban golpes al aire, emulando el KO con el que Pacquiao enmudeció al parlanchín Hatton, al paso de la caravana; los políticos, mientras, se unían al carrusel fotográfico y elevaban a Pacquiao a la categoría de "ejemplo a seguir". Ni siquiera la gripe porcina pudo con el campeón. Francisco Duque III, ministro de Sanidad filipino, había recomendado una cuarentena para que Pacquiao, procedente de Los Ángeles -foco de contagio en EE UU- pisase el país. Pero Manny necesitaba el cariño de los suyos. "Muchos dicen que ya he llegado a lo más alto, pero sigo sediento de victorias porque sé que millones de filipinos dependen de ellas", dijo Pacquiao. Y la multitud, cómo no, estalló en aplausos.
Y lo hizo cada vez que él tomó el micrófono. "Hatton no pudo con el punch de la nación filipina", soltó Manny, acompañado por la presidenta, Gloria Macapagal Arroyo. Él hablaba del pasado y, mientras, a miles de kilómetros, su promotor, Bob Arum, dibujaba ya nuevos ríos de dólares. Miguel Cotto, campeón mundial welter (OMB), suena como futuro rival de Pacquiao en detrimento de Floyd Mayweather Jr. ¿Miedo? No parece que esa palabra entre en el diccionario de este púgil de 30 años, el primer asiático campeón de cinco títulos mundiales, candidato a ocupar escaño en el congreso de su país y actor aficionado. Un hombre que ahora viste de Armani, pero dice estar dispuesto a "darlo todo por Filipinas". Incluso a interpretar el himno en futuros combates ante las críticas a la versión libre de Martín Nievara en la velada con Hatton. "El próximo día canto yo", afirma. Cualquiera le dice que no.
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