sábado, 1 de noviembre de 2008

Sus grandes momentos... en otros deportes


Antes de ponberse los guantes, Paulie Malignaggi sólía jugar al básquetbol en un parque de su barrio

La mayoría de los fanáticos del deporte han experimentado algún momento de gloria deportiva. Puede haber sucedido en el patio de alguna escuela o en un juego de béisbol de Pequeñas Ligas. Quizás fue su primera victoria ante un hermano mayor. Sea lo que sea, la memoria se saborea para siempre.

Los boxeadores profesionales conocen la emoción de la victoria en el cuadrilátero. Pero muchos de ellos también tienen grandes recuerdos de logros en otros deportes. Este escriba le preguntó a media docena de campeones actuales y pasados cuál fue su mayor momento en un deporte que no sea el boxeo. Aquí van sus reflexiones:

Joe Calzaghe: Eso es fácil. El momento más feliz de mi vida fue cuando marqué mi primer gol en un juego de liga de fútbol. Yo tenía 9 años de edad y jugaba en un equipo llamado Pentwynmawr en la liga de menores de 10 años. Mi padre me había dicho que me daría 50 pence (unidad monetaria británica) si anotaba mi primer gol. Estábamos 4-0 abajo a finales del partido ante un equipo llamado Cefn Forest, cuando pateé la pelota desde 6 pies del arco. La pelota hizo una pirueta sobre la línea y yo me volví loco. Corrí por todo el campo, sacudiendo mis brazos como si hubiese ganado la Copa del Mundo. Mi entrenador me llamó y me dijo 'estamos perdiendo, ¿por qué estás festejando así?', pero yo acababa de anotar mi primer gol.

Mark Breland: yo jugaba en la liga Pop Warner (juveniles) de football americano en Brooklyn cuando tenía 15 años. Jugaba como mariscal de campo y, créase o no, ala defensiva. Hacía las dos cosas en casi todas las oportunidades de avance. Yo pesaba 120 libras y estaba en un equipo llamado los Garrity Knights. Estábamos jugando en un equipo de Queens en el juego de campeonato en la ciudad de Nueva York. No lancé ningún pase de touchdown, pero teníamos una buena línea ofensiva y nuestro juego por tierra estaba funcionando. Al final del juego, cuando ellos estaban en nuestra yarda 5 y era ya la última jugada del partido. Estábamos ganando por un touchdown. Ellos corrieron por mi banda y yo les cerré el paso. Juego liquidado. Es difícil describir lo bien que me sentí entonces. Yo amaba el football, ése era mi juego. Simplemente no pude crecer físicamente lo suficiente como para pasar al siguiente nivel.

Paulie Malignaggi: Mi padre era un jugador profesional de fútbol que abandonó a mi madre cuando mi hermano y yo éramos niños. Mi madre no nos dejaba jugar en deportes grupales porque no quería que seamos como mi padre, por eso nunca tomé parte de una liga organizada ni de ningún equipo. Pero yo era un buen atleta en las plazas del barrio y en las calles. Todavía recuerdo un juego. Yo tenía 16 años, estaba jugando al básquet en Dyker Park (Brooklyn). Yo y algunos amigos estábamos jugando con otros tipos. El modo en que funcionaba era que jugábamos hasta que un equipo llegara a los 21 puntos. Cualquier tiro desde fuera del área semicircular valía dos puntos, todo lo demás valía un punto. Fue un juego caliente, de toda la cancha, cinco contra cinco, ambos lados hablando mal del otro y desafiándolo. Uno de los tipos en el otro equipo dijo "ah, este tipo es un mal tirador", y se me acercó para marcarme más de cerca. Entonces me paré a 10 pies del límite del área y lancé un tiro en salto que entró a la canasta. Hice como siete tiros desde fuera del área, y ganamos, creo que fue por 21 a 16. Cuando comencé a boxear abandoné el básquet. No quería torcerme un tobillo o hacer algo que me pudiera lastimar. Ahora salgo a correr alrededor de Dyker Park cuando entreno. Y pienso siempre en aquel día. "Es un mal tirador". Nunca voy a olvidar eso. Pero ese día, yo lancé de lo más bien.


De niño, Kelly Pavlik prefería el béisbol

Kelly Pavlik: Yo jugué mucho al béisbol cuando era chico, y casi siempre como receptor. Yo era bueno, pero sabía muy bien que no tenía lo que hacía falta para llegar a las grandes ligas. Cuando tenía 15 años yo jugaba para Salem en el torneo de las estrellas del estado, en la Pony League. Ganamos todos los partidos del torneo. Yo era el receptor en los primeros juegos. Justo antes del juego de campeonato, le dije al entrenador "déjame lanzar". Él me dejó. Salí, ponché a seis o siete tipos, lancé una blanqueada y bateé un jonrón. Me sentí en la cima del mundo ese día.


Larry Holmes: Cuando era chico jugaba al football y hacía lucha libre. La lucha libre se hacía en un centro juvenil en Easton, Pennsylvania. Todavía tengo mi foto en uniforme de lucha. Yo era un muchacho flaco de 99 libras. Es difícil creer que luché en las 99 libras. Mi brazo derecho pesa más de eso ahora mismo. Nosotros luchábamos con otros centros de jóvenes cerca de Easton. Yo perdí solamente un par de veces. En football, yo jugué de corredor y de tackle defensivo en la Shaw Junior High School de Easton. En séptimo grado, a los 12 años, yo ya era lo suficientemente bueno como para estar jugando con el equipo de noveno grado. Nunca llegué a más de eso porque abandoné la escuela al año siguiente. Yo no era el más rápido, pero tampoco era el más lento. Y era fuerte. Ellos solían hacerme correr para anotar los puntos adicionales después de los touchdowns. Nunca tuve un momento de gloria en ninguno de esos deportes. Eso llegó luego para mí en el boxeo. Pero con la lucha y el football americano, las prácticas, las competencias y el compartir con otros chicos, yo pase muy buenos momentos.

Shane Mosley: Cuando yo era chico crecí en Pomona, California, y había una piscina pública en el Ganesha Park, cerca de donde yo vivía. En el verano cuando tenía 8 años de edad, yo iba allá todos los días. Yo miraba a la gente saltar del trampolín, y decidí ahí mismo que quería hacer un salto ornamental de una vuelta y media. Yo era el tipo de muchacho que se ponía objetivos y luego hacía todo lo que fuese necesario para lograrlo. Con el salto de vuelta y media hacia adelante, intenté una y otra vez y no lo lograba. Seguí intentando. Nadie me enseñó como hacerlo. Aprendí mirando a otra gente. Finalmente, hacia el final del verano, lo logré. Me sentí muy bien. No importa si alguien lo vio o no. Yo lo logré solo. Y luego, fiel a mi personalidad, comencé a intentar el salto doble hacia adelante.

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