martes, 21 de octubre de 2008

Las peleas por el título mundial pierden valor


La pelea del pasado sábado en Atlantic City entre Bernard Hopkins, de 43 años, y Kelly Pavlik, de 26, concitó un inusitado interés sin haber título en juego. Hopkins ha dominado sin discusión la categoría de los medios durante una década y ha acumulado simultáneamente cuatro títulos mundiales (CMB, AMB, OMB y FIB).
Pavlik y su imbatibilidad eran el reclamo. Considerado como la gran esperanza estadounidense, el púgil de Youngstown (Ohio) llegó con 34 victorias (30 por KO) y ostentando los cinturones CMB y OMB. No había título en disputa, algo cada vez más frecuente en los grandes enfrentamientos. Las reglas internas que cada federación impone, la estricta sumisión a unos ránkings que no siempre reflejan la calidad de los aspirantes y la consiguiente confusión en la que se sume el aficionado, han hecho reaccionar con prontitud a los promotores.
Bob Arum, auténtico gurú que fundó el Top Rank Boxing y que ha organizado más de 400 combates con títulos mundiales en juego, co-organizó la velada del sábado con Golden Boy Promotion, la empresa de Óscar de la Hoya. "Los combates con título mundial han quedado desfasados. La gente vuelca su interés por boxeadores que conocen, no por el título en juego. La razón es que hay demasiadas federaciones mundiales que coronan campeones", explicó Arum a 'L'Equipe'. Los tiempos han cambiado, a peor, y Arum echa cuentas mirando hacia atrás. "Cuando empecé con Muhammad Ali, hace cuarenta años, había catorce categorías y, generalmente, un campeón por peso. Ahora hay diecisiete categorías y cuatro federaciones principales; casi setenta campeones del mundo. Eso sin hablar de federaciones menores. Y, claro, la gente no entiende nada".
Ránkings dudosos
Las exigencias federativas no ayudan. Paul Malignaggi, campeón FIB superligero, renunció al título para pelear con Ricky Hatton, campeón OIB, el 22 de noviembre en Las Vegas, otro combate sin título en juego con auténtico tirón. La FIB le obligaba a pelear contra el canadiense Herman Ngoudjo, aspirante oficial y rival que poco puede aportar a la carrera del neoyorquino Malignaggi. "El drama es que las federaciones, por quedar bien con promotores afines, designan aspirantes a púgiles que no lo merecen y son invendibles". A Pavlik le pasó lo mismo: ante la ausencia de un aspirante decente en el peso medio optó por enfrentarse a Hopkins, que ahora milita en los supermedios.
"Lo lógico sería que Pavlik, campeón CMB y OMB, hubiese peleado con el imbatido alemán Arthur Abraham, campeón FIB, que es bueno pero invendible. Le podía ofrecer un millón de dólares por pelear con Pavlik pero Abraham quería más del doble. Y los ingresos no me permitían pagarle esa cantidad. Por contra, con este combate he podido garantizar un mínimo de tres millones a Pavlik y a Hopkins", detalla Arum.
Hasta final de año se disputarán en EE.UU. otros tres combates sin título que van a arrastrar más público que si lo tuviera. Son el citado Malignaggi-Hatton, el Joe Calzaghe-Roy Jones (8 noviembre) y el Óscar de la Hoya-Manny Pacquiao (6 diciembre), considerado el mejor púgil del momento. De hecho, la afición sigue la pauta que marca 'The Ring', la legendaria revista que designa sus propios campeones, como el semipesado galés Calzaghe, sin corona tras subir de peso. Las federaciones defienden su razón de ser y el mexicano José Sulaiman, presidente del CMB, afirma que "es verdad que algunos aspirantes no merecen tal condición pero las federaciones mundiales no desaparecerán porque son indispensables. Si un boxeador alcanza la gloria es gracias a los títulos mundiales que otorgan las federaciones"

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