Kassim Ouma (12-12-1978) fue reclutado a la fuerza cuando tenía cinco años para el ejército rebelde de Yoweri Musevini en Uganda y luego sirvió en las tropas oficiales. El boxeo le sirvió de escape y en 1998 pidió asilo a Estados Unidos. En 2004 se proclamó campeón mundial de la IBF.
En la corta vida de Kassim Ouma, sólo tiene 29 años, cabrían otras cien. La mayoría de ellas tristes, crueles. Pero una feliz. Kassim es boxeador. Pero podía estar muerto. O loco. Kassim tiene un apodo, The Dream (El Sueño), que resume su existencia. Ese es el título también del documental de Kief Davidson que se ha estrenado este año sobre un púgil que llegó a proclamarse en 2004 campeón mundial del superwelter de la IBF y que en 2006 peleó con Jermain Taylor, sin éxito, por unificar dos títulos. Una historia en la que no hace falta un guionista que invente aditamentos, porque por sí sola es brutal. Única.
"Antes solía usar una pistola, ahora uso los guantes", resumió Ouma al dominical The Observer, el año pasado. Él, como otros 300.000 jóvenes en las zonas más deprimidas del planeta, fue un niño-soldado.
Secuestrado.
Con tan sólo cinco años fue arrancado de manos de sus padres y de la compañía de sus doce hermanos en Maga Maga, una aldea a tres horas de Kampala, la capital de Uganda, y alistado en las filas del ejército rebelde de Yoweri Museveni, que luchaba contra el dictador Milton Obote y que posteriormente consiguió acceder al poder. "Ellos me decían: dispara. Si me encontraba a alguien enfrente, debía hacerlo". No le gusta hablar de ello, pero ha dejado escapar episodios como aquel en el que se le ordenó asesinar a otro niño-soldado que había perdido munición porque negarse a hacerlo le hubiera costado la ejecución. O esa otra en la que se recuerda fumando un cigarrillo sobre una pila de cadáveres. Pasó más de tres años sin ver a los suyos.
Paso al ring.
Ouma, que ahora vive en Palm Beach Gardens (Florida, EE UU), consiguió burlar a la muerte y cuando Museveni accedió al poder fue alistado en el ejército regular donde se interesó por el boxeo, la que sería su puerta de escape. Como amateur firmó una carrera de 62-3 hasta el punto de ser seleccionado para participar en los Juegos de Atlanta, donde no acudió por problemas económicos de su Federación. Pero en 1998, aprovechando un visado para disputar unos campeonatos militares en Estados Unidos para los que él mismo reunió dinero en Kenia, llegó a Washington y pidió asilo político. No le salió gratis: su padre murió apaleado en Uganda en represalia.
Su primera salida fue vender pizzas; la segunda, apuntarse al Alexandria Boxing Club. En marzo de 1998, en el prestigioso certamen Golden Gloves (Guantes de Oro) en Virginia, ocupó ilegalmente la plaza de un boxeador lesionado y ganó el torneo. No pudo participar en el certamen nacional, debido a que aún no tenía papeles, pero le sirvió para hacer de sparring de Zab Judah (uno de los grandes del welter) y firmar un contrato profesional. De ahí llegaría el Mundial IBF que ganó a Verno Phillips en Las Vegas en 2004 y una gran carrera en EE UU. Lujo a los pies del niño soldado, que ahora manda dinero a Uganda para hacer mejor la vida a los suyos. Una historia de película: The Dream.
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