martes, 15 de abril de 2008

Cine y deporte, una relación difícil, de Ezequiel Fernández Moores.


"Su problema fue que puso al dinero antes que a Dios", dice Don King, que aunque trate de imitar a Juan Pablo II no puede sino parecerse a Vito Corleone. Se refiere a Julio César Chávez, mito viviente y uno de los pugilistas más formidables del boxeo moderno. Lo dice en "JC Chávez, el último héroe mexicano", el documental del actor azteca Diego Luna, acaso el título más deportivo del 10° Festival de Cine Independiente que se celebra estos días en Buenos Aires. También hay un documental sobre "La Tigresa" Acuña ("Licencia Número 1, de Matilde Michanié). Pero no hay nada de fútbol, más allá de la locura de los griegos por la pelota que refleja "Correction", una película sobre la historia de un ex convicto. "JC Chávez", que incluye una entrevista polémica al ex presidente Carlos Salinas de Gortari (fan y protector del boxeador), y a Mike Tyson y Don King, entre otras, es un relato lineal sobre el origen humilde de una familia de once hermanos que se crió en un vagón, la gloria cuando reinó en tres categorías diferentes y se mantuvo catorce años invicto y el ocaso de un Chávez que se resiste al retiro. Tiene intimidad y buenas imágenes. Exime a Chávez de sus momentos oscuros: uso político, vínculo con narcotraficantes y deudas fiscales. Y termina rendido ante el héroe idolatrado. Parece más un homenaje que un documento. Y demuestra lo difícil que le sigue resultando el deporte al cine.
El boxeo, no obstante, sigue siendo el favorito de Hollywood. Lo demuestra no sólo el BAFICI. Italia estrenará en pocos días más una película sobre Primo Carnera, el mastodonte protegido de Al Capone. Y para 2009 vienen las de Ringo Bonavena con Rodrigo de la Serna y otra francesa sobre la historia del tunecino Víctor "Young" Pérez asesinado por el nazismo. Se unirán a las más de quinientas películas sobre boxeo. Una lista encabezada por el mítico "Toro Salvaje" de Martin Scorsese, con Robert De Niro haciendo de Jake La Motta, creíble, descarnada y dramática. Luna reveló que fue el propio Chávez quien le propuso que filmara su vida. Se acercó tanto a JC que ni siquiera lo pudo ver.
Quizás algo similar le ocurrió al director italiano Marco Risi, hijo del célebre Dino Risi, al filmar "La Mano de Dios", la biografía de Diego Maradona, que se estrenó sin pena ni gloria el año pasado en Italia y que probablemente nunca llegue a la Argentina. Se consiguen copias piratas."Digamos la verdad, tal vez me hubiese gustado sentirme más libre. Filmar en Buenos Aires un filme sobre el ídolo de la Argentina, sabiendo que a la familia no le gusta, que la hija está muy preocupada, que la (ex) esposa no quiere algunas cosas. Es un poco difícil mantener la completa posesión artística de la obra", dijo Risi al presentar la película en Nápoles. Claudia Villafañe, según contó Risi, la aprobó tras verla con su abogado. Esas limitaciones, seguramente, no fueron la causa de la escena previa al choque contra Inglaterra de México 86, con Diego arengando a sus compañeros a ganar "por las Malvinas", en un vestuario más digno del reality del modesto Atlas que de una selección campeona del mundo.
¿Será casual que los mejores momentos de La Mano de Dios son las imágenes reales de Maradona y sus jugadas inolvidables? "El fútbol y el cine -dijo una vez el director inglés Ken Loach- son diversiones distintas que viajan a ritmos distintos y obedecen a reglas y lenguajes distintos. No son compatibles. El problema, en realidad, es otro: si se sigue el partido, todo el filme se convierte en acción y un filme precisa en cambio de pausa". Loach, un director de izquierda que ama el fútbol, conversó alguna vez con el periodista Andrew Jennings, un investigador de los negociados de la FIFA. Pero jamás llevó a la pantalla el oscuro submundo de la pelota, como sí lo hizo con el de la política y sobre las luchas por un mundo más justo. La Mano de Dios, una coproducción ítalo-española, adhiere a la hipótesis de la conspiración. De que a Maradona le hicieron pagar su rebeldía con el doping. Pero sus limitaciones -legales, y también artísticas- quitan dramatismo a los momentos más difíciles de la vida de Diego, al margen de la interpretación del actor italiano Marco Leonardi en el rol de Maradona, bien secundado por Julieta Díaz en el rol de Claudia Villafañe y de Juan Leyrado en el de Guillermo Cóppola.
Más fácil, porque el ídolo murió hace 25 años, podría haber sido para el brasileño Marcos Alencar filmar la vida de Garrincha. Pero su obra de 2005 "Garrincha-Estrela Solitaria", sobre la vida del fabuloso futbolista brasileño, ofrece un resultado aún peor que "La Mano de Dios". El filme, que jamás llegó a la Argentina, pero que también se consigue en copias piratas, está a años luz del libro "Estrela Solitaria", de Ruy Castro, una de las biografías más formidables de la literatura futbolera. Las escenas reales de fútbol pertenecen a "Garrincha, Alegría del Pueblo", un documental de 1963 que se exhibió el año pasado en el BAFICI. Aún así, son lo mejor de una película pobre, con un Garrincha a quien el discretísimo actor André Goncalves jamás logra darle vida.
Las numerosas hijas de Garrincha recibieron dinero a cambio de no entablar demandas y la película pudo regodearse al menos sobre el inagotable apetito sexual del crack. Lo hace con todas las mujeres, incluyendo a la cantante Elza Soares, considerada por muchos como la "villana" de la historia de alcoholismo que acabó con Garrincha a los 49 años, pero reivindicada en el filme, como ya lo había hecho antes el libro de Ruy Castro. El escritor, aún describiendo de qué forma Garrincha fue explotado por sus patrones, logra entrar con mayor habilidad en los demonios del crack. Cuenta que Garrincha desarrolló en su caída "un hábito que luego agravaría: culpar a otros de sus desgracias". No es fácil decir eso sobre un mito. Y menos si la mayoría prefiere recordarlo por su apodo de "Alegria do povo" y esconder el infierno que lo azotó.
Idolos y dramas al margen, ¿podremos ver una buena peli de fútbol? Imposible, es una fantasía que habla de otra fantasía, un doble escape, dicen algunos. Paul Laverty -el guionista de varios filmes de Loach- coincide con la imposibilidad, pero da una respuesta diversa: "No se puede hacer un buen largometraje sobre fútbol. No hay modo de plasmar su carácter imprevisible, nunca sabes qué va a pasar. Ahí está su grandeza. En el cine, el 99 por ciento de las veces ya sabes qué ocurrirá en la escena siguiente. Woody Guthrie dijo que el hombre es una gran máquina de esperanza. Y algo de eso tiene el fútbol, como la vida".

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